domingo, 10 de febrero de 2013
DE: NEALE DONALD WALSH... VARIOS/OTROS - "DIECISIETE PASOS PARA SER MÁS FELICES QUE DIOS"...
Diecisiete Pasos para Ser Más Felices que Dios
He aquí diecisiete pasos que te pueden llevar hasta allí.
1. Pon fin a la Teología de la Separación...
Trabaja
tu propia vida y tu sistema personal de creencias para eliminar todo
pensamiento de separación de Dios. Libérate de esa teología, sin más. La
Teología de la Separación es una teología que se empeña en que nosotros
estamos «aquí» y Dios está «allá». Su doctrina nos dice que Dios nos
separó de Él en castigo por nuestros pecados, y que nuestra tarea
consiste ahora en volver a Dios, lo cual sólo es posible si Dios lo
permite; y sólo lo hará si obedecemos sus mandamientos.
Nuestra
Patología de la Separación sólo se curará cuando nuestra Teología de la
Separación se sustituya por una Teología de la Unidad. Debemos llegar a
entender que toda la vida es Una...
Es
el comienzo de una creación nueva, del hacer realidad la próxima
versión, la más grandiosa, de la visión más grande que hayas tenido
nunca de Quién Eres.
La
vida es la expresión de la Unidad Misma. Dios es la expresión de la
Unidad Misma. La Vida y Dios son Uno. La Unidad es Dios y la vida..
Cuando hemos entendido esto, vemos a Dios en todos y en todo. Incluso en
nuestros Yos divinos. Vemos claramente que somos Dios diosando. Es
decir, Dios en el acto de recrearse a sí mismo. ...
Toda
vida es divina, y cuando tratemos a toda vida como divina, lo
cambiaremos todo. Pues ¿cómo es posible que un solo aspecto, que una
sola Individualización de la Divinidad sea completamente feliz, mientras
alguna otra Individualización sea completamente infeliz? La respuesta
es que no es posible. Y así nos elevaremos unos a otros, para que todos
podamos vivirnos a nosotros mismos siendo «más felices que Dios».
2. Manténte en contacto con quien eres...
Recuerda
que tú no eres tu cuerpo, sino un alma que realiza con el cuerpo un
viaje de gozo. Recuerda que tu alma es una parte eterna de Dios.
Recuerda que Dios y tú sois Uno.
Entiende
que, por ser Quien Eres, nada puede hacerte daño, y no necesitas nada
para ser absolutamente feliz en este cuándo/dónde de tu existencia
eterna.
Lo
que te digo aquí es que te veas a tí mismo como a un Ser Espiritual con
cuerpo, con la misión sagrada de la autorrealización y de
la auto-creación Empieza por darte cuenta de Quién Eres de Verdad;
después, re-créate a tí mismo en la próxima versión, la más grandiosa,
de la visión más grande que hayas tenido nunca de ese Quien Eres. Tu
tarea diaria, que no es tan difícil como puede parecer al principio, es
la siguiente: Recuerda tu identidad. Retén tu identidad. Recrea tu
identidad.
3. Da a los demás todas las vivencias que buscas tú...
El
modo más rápido y más fácil de retener tu identidad es poner a los
demás en contacto con la suya. El modo más rápido para tener cualquier
vivencia es hacer que los demás tengan la misma vivencia. Si quieres
vivir tu Yo Divino y tu identidad verdadera, haz que otro viva su Yo
Divino y su identidad verdadera.
Devuelve a las personas a ellas mismas. Esto lo puedes hacer de cien maneras, en mil vidas, en un millón de momentos.
Si
quieres vivir cualquier cosa en tu propia vida, haz que otro la viva en
la suya. Si quieres vivir el amor, haz que otro sea amado. Si quieres
conocer la abundancia, haz que otro tenga abundancia. Si quieres conocer
el éxito, haz que otro alcance el éxito. Si quieres conocer el poder,
haz poderoso a otro.
Si
quieres conocer la paz, haz que otro esté en paz. Lo que estoy diciendo
aquí es que por donde mejor empieza la Creación Personal es en otro.
Enfócate primero en el otro, siempre en el otro, no empieces nunca por
el Yo, y lo que quiera vivir el Yo se hará realidad multiplicado por
siete. Cualquier cosa que quieras crear para ti mismo, créala para otro.
Esta es la forma más poderosa de la Energía de Atracción.
4. Ten claro que nada de lo que ves es real...
Vivimos
en el mundo de la ilusión. Entenderás tu relación verdadera con todo lo
que te rodea, cuando te consideres a ti mismo como un ilusionista que
contempla sus propios trucos. Diviértete, como se divierte un buen
ilusionista, pero no olvides ni por un instante que todo es una ilusión.
Lo que es más importante, no olvides que eres tú el que estás creando
la ilusión. Por tanto, procura no perderte en ella.
5. Decide que tú no eres tu «historia»...
Para
vivir lo que está pasando de una manera que mantenga tu felicidad, lo
más probable es que tengas que abandonar tu historia. Tu «historia» son
todos los datos que has recogido acerca de lo que te ha pasado en tu
vida, y la realidad que te has fabricado acerca del tipo de persona que
eres tú y que son las demás personas, y de cómo os hicisteis así
todos...
La
felicidad no la encontrarás nunca en tu historia; sólo la encontrarás
en tu decisión más nueva y más grandiosa acerca de ti mismo y de los
demás. Esto puede significar tener que decirte a ti mismo, respecto de
muchas cosas que han sucedido: «Eso fue "entonces"; y esto es "ahora"».
Ninguna de esas cosas ejerce ninguna relación sobre lo que está
sucediendo en este momento.
Es
importante que entiendas que tu mente subconsciente no conoce la
diferencia entre el Entonces y el Ahora. Guarda todos los datos en un
lugar donde no existe el tiempo. Por eso te puedes despertar una noche
cubierto de sudor frío por haber soñado con una cosa que pasó hace
veinte años. Tu mente subconsciente (que, dicho sea de paso, controla la mayor parte de los sistemas de tu cuerpo) no sabe que lo que estás recordando no está sucediendo en realidad.
Reaccionar es ni más ni menos que lo que la misma palabra indica. Es actuar (accionar)
otra vez como actuaste antes. Éste es un camino que conduce con toda
seguridad a la infelicidad, pues la felicidad máxima se encuentra en la
creación, no en la reacción.
Lo
que estoy diciendo aquí, es que lo que te está invitando a hacer la
vida es a vivirte a ti mismo y vivir el momento que estás viviendo en
cualquier cuándo/dónde determinado, tal como tú quieres vivirte a ti
mismo, y no como solías vivirte a ti mismo.
Se
te invita a que renuncies a tu identidad anterior, a que abandones tus
ideas viejas acerca de ti mismo, y a que te figures que la vida ha
vuelto a comenzar para ti ahora mismo, al menos en lo que respecta a las
decisiones más importantes respecto de quién eres y de cómo te van las
cosas. En algunos círculos, a esto se le llama volver a nacer.
6. Ten sólo preferencias...
Muchas
personas se hacen infelices a sí mismas simplemente porque les resulta
imposible aceptar la vida tal como se está presentando aquí mismo, ahora
mismo. Nada les parece lo bastante bueno y nada está bien del todo.
Como en el cuento de la princesa y el guisante, estas personas no pueden
sentirse cómodas de ninguna manera con su situación ni sus
circunstancias, con su entorno o con sus compañías. Nada funciona, nada
es lo bastante bueno, lo bastante rápido, lo bastante grande. Son unas
personas que siempre encontrarán el motivo para no ser felices del todo,
mientras exista eso que llamamos tiempo meteorológico. No son capaces
de celebrar lo que es, sino que necesitan, más bien, quejarse de lo que
no es.
Celebrar
o quejarse: ésta es la opción de cada momento. Si eliges lo primero en
vez de lo segundo, tu vida podrá llenarse de sonrisas para siempre.
Verás, existe una manera de ser más felices que Dios, y consiste en no
exigir que nada sea diferente en ningún sentido de como es ahora mismo.
Esto
no significa que no aspires nunca a cambiar nada. Sí que significa que
no bases tu felicidad en si se está produciendo o no ese cambio. Es una
cuestión de dejar de vivir la vida a base de adicciones y pasar a
vivirla a base de preferencias.
Siempre
podrás saber si tienes adicción a algo, en vez de simplemente
preferirlo, observando si la falta de ese algo te hace perder la
felicidad.
La
idea para la vida consiste en convertir tus adicciones en preferencias.
Encontré por primera vez este concepto en el libro extraordinario de
Ken Keyes - "Hacia la expansión de la conciencia". Recomiendo a todos
este libro de visión profunda.
Las
adicciones se transforman en preferencias por el sencillo método de
observar sinceramente cuánto te perderías de verdad si no tuvieras lo
que crees que quieres y que necesitas aquí mismo y ahora mismo. Suele
ser con frecuencia mucho menos de lo que te piensas.
Lo
que estoy diciendo aquí es que, mientras se esté viviendo la vida,
siempre habrá algo que celebrar. Ver el vaso medio lleno, más que medio
vacío, es algo más que un aforismo ñoño. Es la clave de la felicidad
perdurable.
Si
sales de tu historia el tiempo suficiente para echar una mirada a la
vida con sinceridad y para darle una oportunidad, advertirás que la vida
te está presentando ahora mismo y casi a cada momento todo lo que
necesitas para estar satisfecho y en paz. Lo único que tienes que hacer
para vivirlo así es cambiar tus requisitos para este momento presente.
El
cambio de requisitos es muy sencillo, en realidad. No es más que una
cuestión de cambiar de opinión acerca de lo que necesitas ahora mismo.
La verdad es que no necesitas nada en especial. La «Necesidad» es una de
las Diez Ilusiones de los Seres Humanos. No es real. A ti te puede
parecer un desafío asumir esta idea dentro de tu realidad vital, pero
quizá no te cueste tanto esfuerzo ver que la mayoría de las cosas que te
parecía que no podías vivir sin ellas no las necesitabas en realidad.
Habrás encontrado una manera no sólo de existir sin esas cosas, sino de
sonreír, reír y ser feliz sin ellas.
El «Requisito» es otra de las Diez Ilusiones de los Seres Humanos (puedes ver la lista completa, con su explicación, en el Apéndice).
Es la ilusión de que existe algo que debes tener absoluta y
necesariamente para poder vivir. Pero no hay nada que debas tener aparte
de lo que ya tienes ahora mismo, que es el Yo tal como es en realidad.
No puedes morir, y tu vida no puede terminar, porque tú eres la vida
misma manifestada. Cuando hayas entendido esto, ya no temerás a la
muerte, y entonces ya no temerás a la vida. Tampoco volverás a sentir
una necesidad apremiante y visceral de nada en particular. Esto lo
cambia todo.
7. Ve la perfección...
Velo
todo tal como es: el suceso perfecto, que viene en el momento perfecto
para proporcionarte la oportunidad perfecta de expresar de la manera
perfecta aquello que es la Perfección Misma. En su relación personal
contigo, la perfección es el Yo que has elegido ser y que ahora optas
por demostrar y vivir.
Ésta
es una cosa que la mayoría de la gente no es capaz de admitir y que se
niega a reconocer; pero es la verdad acerca de ti; y Dios lo sabe. Lo
que he aprendido yo a consecuencia de mis tratos directos con Dios es
que yo soy íntegro, Completo y Perfecto tal como soy. Y tú también lo
eres.
Esto
se aplica igualmente al sabio y al pecador, al ángel y al canalla. En
el mundo de Dios no hay pecadores ni canallas. Sólo hay
Individualizaciones de la Divinidad, algunas de las cuales han olvidado
Quiénes Son de Verdad.
En
cada uno de los momentos dorados del Ahora tenemos la oportunidad de
aprovechar ese momento, y todo lo que encierra y ofrece, para recordar
Quiénes Somos de Verdad; y, a continuación, para demostrarlo. La vida
nos otorga los dones de la eternidad y del infinito para que podamos
conocernos a nosotros mismos en nuestras propias vivencias... y para
que, después, nos recreemos a nosotros mismos de nuevo en la próxima
versión, la más grandiosa, de la visión más grande que hayamos tenido
nunca de Quiénes Somos.
Éste
es el proceso que llamamos evolución. Éste es Dios diosando. Lo que
estoy diciendo aquí es que no juzgues ni condenes a las personas ni los
sucesos que te pone delante la vida, sino que mantengas la conciencia
plena de que tú, tú mismo, te los has atraído, para que puedas cumplir
todas las posibilidades de la vida, su promesa y su propósito.
8. Sáltate el drama...
Recuerda
que nada tiene más significado que el que tú le atribuyas. Repítelo
mentalmente, en silencio, en cualquier momento de estrés o de
alteración: "Nada tiene más significado que el que yo le atribuyo". Es
una variante de las palabras de Shakespeare que acabamos de citar, y la
primera vez que las vi expresadas de este modo fue en Un curso de
milagros. Estas diez palabras pueden cambiar toda tu manera de vivir la
vida. Pueden frenar en seco el drama. Pueden partir por la mitad la
confusión y la angustia emocional. De hecho, pueden llegar a eliminarlos
por completo.
Aprende
de memoria esas diez palabras y utilízalas a modo de mantra cuando te
parezca que se te está estropeando el día... o la carrera profesional, o
la vida de pareja, o cualquier otra cosa que hayas preparado y
trabajado con tanta dedicación. Recuerda que en muchos casos en que
parece que se nos está estropeando la vida, lo que pasa es que se nos
está arreglando por primera vez.
Cuando
yo me alteraba por las cosas cuando era niño, mi madre me decía: «¿Qué
importancia crees que tendrá esto cuando tengas noventa años?».
Esto
me tranquilizaba un poco, evitando que cayera en excesos emocionales
que no eran buenos para nadie, y mucho menos para mí. «Si crees que
dentro de noventa años vas a estar sentado en tu mecedora, en el porche
de tu casa, preocupado por esto, preocúpate ahora. Si crees que entonces
vas a estar alterado por esto, altérate ahora. Si no lo crees, déjalo
sin más.» Esto es lo que me decía mi madre.
Me
encanta esta palabra, «déjalo». Respira hondo y relájate. Lo que estoy
diciendo aquí es que no te precipites a ponerte en modo de «reacción» en
cuanto aparezca una energía negativa. Trabaja duro contigo mismo para
quedarte en el espacio de «creación». Date cuenta de que lo que estás
viendo puede ser simplemente el funcionamiento de la Ley de los
Opuestos, que ejerce su efecto en el Proceso de la Creación Personal.
Adopta una postura de agradecimiento siempre que puedas. . . y no dudes
en servirte del humor para alcanzar esa postura. Yo he descubierto que
el mejor es el humor con el que te ríes de ti mismo.
Es
lo mejor de todo, sin discusión. Para acabar con los reveses y el drama
innecesario de mi vida, todo lo que tengo que hacer es reírme de mí
mismo. Es una excelente medicina.
9. Entiende la tristeza...
No es lo mismo la tristeza que la infelicidad. ¿Captas la diferencia?
Tu
tristeza no tiene por qué hacerte infeliz. Tu tristeza, como señal de
tu situación en tu camino evolutivo, puede servirte de confirmación
interior de la profundidad de tus sentimientos y, por tanto, de quién
eres como persona y como ser espiritual.
Cuando
alguien te haga daño, permítete sentir tristeza. Y sobre todo cuando
haces daño a otra persona, permite que tu arrepentimiento vaya
acompañado de tristeza. Otórgate a ti mismo el don de la tristeza, y
verás cómo sanas más deprisa de todas las vivencias que te inspirarían
la tentación de olvidarte de tu identidad plena.
Lo
que estoy diciendo aquí, es que tu tristeza acerca de cualquier cosa no
debe impedirte ser más feliz que Dios, más feliz de lo que fuiste
antes. La felicidad es acumulativa. Cuanto más la sientes, mayor se
hace.
10. Deja de discutir con la vida...
Una
gran proporción de la falta de felicidad que sentimos en nuestras vidas
es consecuencia de nuestros juicios de valor. Tendemos a juzgarlo todo.
A las personas que nos rodean, las circunstancias que presentan éstas,
los hechos del momento y, naturalmente, a nosotros mismos.
Hay
personas que no pierden una sola oportunidad de adoptar su postura de
juicio de valor. Es casi como si constantemente estuvieran juzgando la
vida misma.
Lo
que resulta especialmente interesante acerca de la mayoría de los
juicios humanos, es que la gente ni siquiera se basa en una medida
objetiva para llegar a sus conclusiones. En general, aplican una
vivencia anterior, sus ideas propias, su propia «historia», como base
para tomar una decisión sobre otra persona.
Naturalmente,
nunca se les ocurre que bien podrían ser sus propias vivencias, sus
ideas, su «historia», las que estén algo desviadas. He observado esto
con el distanciamiento suficiente para llegar a la conclusión de que
probablemente yo mismo lo esté haciendo así. Por eso me he esforzado
mucho en sustituir los juicios a los demás por la reflexión sobre mí
mismo.
Cuando
siento la tentación de juzgar a los demás, miro dentro de mí para
determinar cuándo obré yo de esa manera en mi vida; cuándo produje yo
esos resultados en mi vida; cómo es posible que yo cometiera tales
errores en mi vida.
De pronto, me llega una oleada de compasión que barre los juicios de valor y que hace imposible una condena por mi parte.
Lo
que estoy diciendo aquí, es que en un corazón que tiene amor no hay
lugar para los juicios de valor. Pero recuerda que juzgar no es
discernir, y observar no es juzgar. Saber discernir es muy saludable, y
hacer observaciones es muy natural. Una observación dice: «Esto es así».
Un juicio de valor dice: «Esto no debe ser así».
Sobre
todo, no te juzgues a ti mismo; pues Dios no te juzgará jamás. No; ni
ahora ni nunca. Esta es la verdad que está detrás de la verdad. Esta es
la verdad que no se puede pronunciar. Esta es la blasfemia de entre las
blasfemias.
El Juicio y la Condena se cuentan entre las Diez Ilusiones de los Seres Humanos. Sencillamente, no son reales.
11. Abandona todas las expectativas...
Nada representa un obstáculo mayor para la felicidad duradera (o incluso para la felicidad a corto plazo) que las expectativas. Abandónalas ahora mismo y no vuelvas a albergarlas jamás, acerca de nada ni de nadie.
Olvídate
de cómo crees que «deben ser» las cosas. En el universo no existe el
«debe ser». El «debe ser» es una invención humana que no tiene nada que
ver con la realidad última. Debes saber que los giros y los desvíos que
nos apartan del camino que creíamos que íbamos a seguir no son rodeos en
absoluto, sino que son el camino más rápido que conduce de donde
estamos a donde queremos estar. De lo contrario, no lo seguiríamos.
Confía
en que Dios sabe lo que hace. Debes saber que la vida siempre está
conspirando a tu favor. Entiende que las expectativas no son más que la
idea que tienes acerca de algo, y que esta idea no tiene ni puede tener
en cuenta el tejido complejo de los viajes vitales que todos emprendemos
de manera secuencial y simultánea, en la vivencia co-creativa y
colectiva del Alma Única expresada a través de los Muchos.
Dicho
de otro modo, aquí pasan más cosas de las que se aprecian a simple
vista. Hay más de un programa de trabajo. El objetivo es único, pero el
proceso es múltiple.
Si
eres consciente de ello constantemente, descubrirás que el hecho de
aferrarte a las expectativas sólo sirve para encrespar el Plan Perfecto y
su representación en el escenario de la vida por todos los actores.
Lo
que estoy diciendo aquí es que las expectativas marcan un límite al
modo en que defines la perfección, y que este límite constriñe tu
creación de la perfección misma. Por tanto, no esperes nada y acepta
todo lo que recibas. Acoge todo lo que se presente. Ama lo que es.
12. Ten compasión contigo mismo...
No te consideres «malo» por ninguna vivencia negativa con que te encuentres ahora (aunque
tengas la sensación de que «te lo mereces» o de que «tú te lo has
buscado»; de hecho, sobre todo si tienes esta sensación). En vez de
ello, ten compasión con tu propio Yo y sabe que Dios te ha dotado del
poder interior necesario para cambiarte a ti mismo, para cambiar tus
motivos, tus conductas, tus circunstancias externas y tu vida misma, de
aquí a un instante.
Recuerda
siempre que tú no eres tu pasado; que tú no eres quien eras ayer, ni
siquiera quien eras hace un momento. Que cada nuevo día, cada nueva
hora, cada nuevo momento, señalen un nuevo comienzo. Aunque estés en el
último momento de tu vida, no será demasiado tarde para declarar tu
próxima identidad, la más grandiosa, y para asumirla.
Lo
que estoy diciendo aquí es que la transformación es una cosa
instantánea-momentánea, que tenemos abierta y disponible a cada segundo.
La vida comienza de nuevo cuando tú lo dices. Por eso, sé delicado
contigo mismo acerca de ti mismo. Perdónate con un beso tus (supuestos)
defectos, debilidades y faltas, y recuerda siempre lo siguiente: ¡Si te
vieras a ti mismo tal como te ve Dios, sonreirías mucho!...
13. Di tu verdad en cuanto la conozcas...
La
mayor lección que he aprendido en mi vida está relacionada con la
verdad. No existe la Verdad Absoluta en el sentido objetivo; pero sí
existe la verdad subjetiva; existe lo que es verdad para ti; y esto
tiene una importancia extraordinaria para tu vida.
Aspira
a vivir de manera auténtica; aspira a ser plenamente tú mismo; pues
cuando vives enseñando sólo la mitad de ti, dando a conocer sólo la
mitad de ti, expresando sólo la mitad de ti, es cuando tienes
garantizada la infelicidad del corazón; pues la verdad eleva el
espíritu, la verdad libera la mente, la verdad abre el corazón y la
verdad enciende la pasión y libera el amor del alma.
14. Observa las energías, atrapa las vibraciones...
Observar
las energías que te rodean. Escuchar las energías. Percibir las
vibraciones. Éstos son los tres niveles de la recepción. Puedes recibir
energías viéndolas, oyéndolas y sintiéndolas.
La
energía que ves se llama luz. La energía que oyes se llama sonido. La
energía que sientes se llama sentimiento. El sentimiento es el lenguaje
del alma.
Presta
atención a las energías de la vida. Las estás recibiendo y enviando a
cada instante. ¿Están en resonancia las energías que envías con las
energías que recibes?
La
felicidad es el estado de resonancia más elevado. Esta noticia es muy
interesante, pues significa que la felicidad no es algo que nos caiga
del cielo, sino que es algo que podemos crear.
Para
crear felicidad te basta con crear resonancia entre tu interior y tu
exterior. Por ejemplo, puedes conjuntar la energía de la ropa que te
pones con el estado de ánimo en que te encuentras hoy. De hecho, esto lo
haces de manera automática. Puedes conjuntar la energía de los
alimentos que comes con la energía de tu cuerpo en cualquier momento
dado.
Estos
ejemplos son sencillos. Aprende a escucharte a ti mismo. Siente las
vibraciones de quien eres, y no hagas nada ni estés con nadie de una
manera importante si las vibraciones no concuerdan.
Yo
soy incapaz de ir a ver una película, ni de escuchar música, ni de
comer algo, ni de ponerme ropa, ni siquiera de decir palabras ni de
albergar pensamientos con los que no esté en resonancia. Estas cosas las
sientes. Puedes pasar la mano por encima de unos alimentos y sentir,
literalmente, si te sientan bien ahora mismo. Puedes sentir a la gente,
los espacios, los colores y... sentirlo todo, si prestas atención.
Presta atención a tu vivencia exterior y presta atención a tu vivencia
interior. Asegúrate de estar en resonancia con las personas, con los
lugares y con las cosas que te rodean.
Y
escucha. Simplemente, escucha. Escuchar es un gran arte. ¿Sabes que
puedes hacer felices a las personas con sólo escucharlas? ¿Sabes que te
puedes hacer feliz a ti mismo a base de escuchar a los demás? Escuchar
es una de las maneras más ricas de hacer el amor. Está cargada de
gratificaciones, cargada de gozo. Intenta absorber todo lo que está
pasando en tu espacio. Después, mira a ver si hay concordancia. Y si no
hay concordancia, rehuye ese espacio.
Lo
que estoy diciendo aquí es que, cuando sigues este paso, tienes muchas
más posibilidades de ser feliz. No hace falta «seguir la corriente» para
poder «llevarse bien». Presta atención a la energía, capta las
vibraciones, y si está en resonancia con Quien Eres y con Quien Eliges
Ser, fusiónate con ella y cocrea con ella. Pero si la energía y las
vibraciones no están sincronizadas con Quien Eres y con Quien Eliges
Ser, apártate de ellas. No de manera brusca, ni grosera, ni con juicios
de valor, sino con suavidad, con dulzura, con delicadeza, con
amabilidad... y con decisión. No cambies de opinión diciéndote: «Bueno,
esto lo puedo aguantar...». Cambia tu vivencia.
Prestar
atención a las energías y a las vibraciones de la vida te puede hacer
cambiar tu alimentación, tus hábitos de lectura, lo que ves en
televisión y en el cine, tu manera de vestir, tu manera de hablar...
hasta te puede hacer cambiar de compañías.
Da la bienvenida a estos cambios. Son los primeros pasos del viaje a la dicha.
15. Sonríe...
Esto
puede parecer una tontería, pero es uno de los recursos más poderosos
que me he encontrado en mi vida. Sonríe cinco veces al día sin ningún
motivo especial. Y, desde luego, y claro está, sonríe en seguida,
ampliamente, cuando sí tengas algún motivo para sonreír.
Hay
personas que no sonríen nunca, o muy rara vez. No son capaces de
sonreír ni siquiera cuando todos los presentes se están riendo a
carcajadas. Estas personas pueden ser simplemente tímidas, o pueden
tener un dolor profundo. Pero lo importante es saber que la sonrisa es
capaz de curar estas dos dolencias. La sonrisa no tiene por qué ser un
mero acto reflejo. La sonrisa puede ser un acto deliberado e
intencionado. Cuando lo es, se convierte en un acto de creación y, por
tanto, en una herramienta poderosa. Sonríe con facilidad y comparte con
facilidad tu sonrisa con los demás. Iluminarás tu corazón, e iluminarás
también el lugar donde estés.
Hace años encontré un libro estupendo, "Sonríe, aunque no tengas motivo", de Lee L. Jampolsky. Léelo; lo encontrarás maravilloso.
Lo
que estoy diciendo aquí es que ¡hay que sonreír más! La sonrisa cambia,
verdaderamente, las vibraciones de tu cuerpo. Modifica fisiológicamente
la química de tu ser. Libera endorfinas de efecto salutífero. ¿Lo
sabías? Lo dice la ciencia médica, y es verdad.
16. Canta...
Si
lo anterior te pareció ñoño, ¡a ver qué te parece esto! Canta. Quiero
que me prometas que vas a cantar una vez al día por lo menos.
Prométemelo. Lo cambiará todo. No puedes cantar con mala disposición. Y
no puedes mantener una mala disposición mientras cantas. ¡Canta todas
las mañanas en la ducha!. ¡Canta en el coche!. Canta bajito al oído de
tu persona amada. Canta en voz alta en el parque. ¡Mira cómo se ilumina
lo que te rodea!. ¡Mira cómo aparecen las sonrisas! ¿ Crees que alguien
puede resistirse a una persona que está cantando? ¿Crees que puede
resistírsele el mundo?
Cantar
conecta la mente con el corazón y el corazón con la mente. De manera
que canta. ¡Te reto a que lo hagas! Lo que estoy diciendo aquí es que
las herramientas y los recursos con los que podemos crear la felicidad
son muy sencillos, tienen una sencillez elegante. Y los tenemos delante.
¿De qué estamos hablando aquí? De dar. Observar. Escuchar. Sentir.
Sonreír. Cantar. ¡Dios mío, son cosas que no nos cuestan nada!
17. Sabe lo que debes hacer cuando las cosas están verdaderamente mal...
Está
claro que hay ocasiones en que las cosas están verdaderamente mal. Eso
no se puede cambiar ni con todo el pensamiento positivo del mundo. Las
cosas son lo que son. No puedes taparlas, ni fingir, ni convertir una
cosa en lo que no es. Qué hacer, qué hacer?... En primer lugar, no te
resistas a lo que está pasando. A lo que te resistes, persiste. Te va a
parecer raro, pero... bendícelo. Bendice a todas las personas y todos
los hechos que te están desilusionando, que te están asediando, que te
están asaltando como flechas lanzadas desde lejos.
Por Neale Donald Walsh
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Re-Publicado por:ANSHELINA, la Luz que llama a despertar
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