miércoles, 24 de abril de 2013
ENTREVISTA AL FAMOSO ESCRITOR JUAN JOSÉ BENÍTEZ:
"La más nefasta de todas las mentiras es la religión"
Autor del bestseller hispano ‘Caballo de Troya’ llegó al Perú para presentar ‘El día del relámpago’, su más reciente publicación
Melvin
Arce Ruiz, 24 abr (El Comercio).- Juan José Benítez inició en el año
1.984 la saga de “Caballo de Troya”, una serie de nueve tomos en donde
novela la vida de Jesús de Nazaret. El libro, además de convertirlo en
uno de los autores más vendidos en Hispanoamérica (se estima que la saga
ha sido leída por más de seis millones de personas en el mundo), le
valió críticas por tocar un tema tan espinoso y por divulgar una serie
de revelaciones tachadas de dudosas. El periodista español acaba de
poner en venta El día del relámpago, el epílogo de esta saga, y llegó al
Perú para presentarlo. A su paso por nuestra ciudad, a la que no venía
desde hace cinco años, conversó con elcomercio.pe sobre algunos de los
temas que más le apasionan: la ufología, la investigación y la religión.
¿Cuánto de su vida le ha dedicado a “Caballo de Troya?
Casi la mitad.
¿Y
por qué continuar? Porque sé que este libro, “El día del relámpago”,
que tiene que ver con la saga de “Caballo de Troya”, implicará la
publicación de otros dos libros más.
Porque hay una información que yo recibí en un momento determinado y yo la quiero sacar completa. No me quiero guardar nada.
Usted
ha dicho que para tener libertad hay que tener información y que a
nosotros nos la han ocultado durante mucho tiempo y que esa es
precisamente la razón por la que trabaja en libros como este, ¿cree que
ya cumplido con ese propósito de quitarle la venda a muchas personas?
Yo
creo que en buena medida sí. Me queda todavía algo de información por
sacar y la voy a sacar… espero. Pero creo que mi papel fundamental desde
el año 72, que es cuando yo empiezo a hablar de estos temas, está ya
prácticamente hecho. Son ya 41 años al servicio de la investigación, de
la difusión de estos temas y entiendo que ya estoy terminado. No he
terminado todavía, pero ya casi.
¿Cuál diría que es la más grande mentira de la que ha sido víctima la humanidad?
Hay
muchas mentiras, pero yo creo que la más desagradable, la más nefasta
de todas las mentiras han sido las religiones. Los mensajes de las
iglesias, de todas porque no se salva ninguna, han sido nefastos, han
sumido a la humanidad en la oscuridad, el miedo y la servidumbre moral y
todavía se arrastra ese problema. Ya no hablo de Las cruzadas o la
Inquisición española, sino en general de todo. Yo siempre aconsejo una
cosa a la gente que me quiera oír: Si tienen ocasión y oportunidad,
huyan de las religiones.
Pero hay mucha gente
que ve la ufología, a la que usted se dedica, como un nuevo tipo de
religión Sí, hay gente que confunde los términos y hace de la ufología
una secta y una religión. Yo creo que no tiene nada que ver porque
estudiar el fenómeno ovni es como estudiar las abejas o el movimiento de
los icebergs o las plantas… Hay que hacerlo con objetividad y con el
método científico en la medida de lo posible porque el fenómeno ovni no
se sujeta al método científico. Es un fenómeno que tiene su propia vida y
entonces no hay manera. De la misma forma que en el laboratorio de la
ciencia no puedes estudiar el dolor o la amargura o la belleza, pero
existen.
¿Y entonces cuáles son las herramientas de ufólogo para llegar a una verdad?
Son
simples. Saber hablar con las personas, recoger testimonios
exhaustivamente, tener mucha paciencia y una enorme capacidad de
reflexión. Si hay huellas o rastros físicos, ponerlas en manos de los
científicos y los técnicos para que sean ellos quienes decidan a qué
puede pertenecer las huellas, por ejemplo, de una nave que baja en un
campo y que hace una deshidratación completa de las plantas o cuando se
captan los radares de civiles y militares o pruebas como fotografías y
video. Todo eso hay que estudiarlo con mucha calma.
¿Usted cree en la ciencia?
Antes
consideraba que la ciencia tenía un gran papel que hacer y desarrollar
en este tema del fenómeno ovni, pero ahora ya me da exactamente igual
porque entiendo que la ciencia va por otro camino.
Los
científicos no aceptan el fenómeno ovni en general aunque hay muy
honrosas excepciones. Pero eso a mí me trae sin cuidado. La ciencia
durante la historia se ha equivocado permanentemente y ha tenido que
rectificar permanentemente. Algún día la ciencia tendrá que reconocer
que no se ocupó en este momento de este fenómeno y por lo tanto yo ahora
prescindo en la medida de lo posible de la ciencia.
¿Qué
le diría a los que ven lo que usted escribe historias de ficción y no
de realidad como usted propone Pues me parece muy bien. Yo no discuto
con nadie. Si alguien quiere considerar mis libros como ciencia ficción,
estupendo.
Hay gente que lo disfruta más así
Yo
no pretendo convencer a nadie, no es mi campo. Yo me limito a exponer
una serie de informaciones que recibo y cada cual que saque sus
conclusiones. Yo no quiero convencer a nadie, entiendo que la gente, los
lectores, la sociedad es lo suficientemente madura para entender qué es
cierto y qué no lo es. Yo no tengo por qué estar discutiendo con nadie.
Bastante hago con reunir la información.
Le han exigido que presente a sus fuentes, ¿por qué usted no lo hace?
En
el caso de los Caballos, como periodista yo no revelo nunca mis
fuentes, además así lo prometí. En otros temas como, por ejemplo, casos
del fenómeno ovni, no puedo revelar la fuente de un caso determinado
mientras no pida autorización. Yo creo que el asunto está en si la
persona que dice algo tiene credibilidad y yo creo que después de 40
años algo de credibilidad tengo.
¿Usted cree en Dios?
Sí.
Todavía cree en Dios…
Todavía
no. Más que antes. Creo en el buen Dios, en el Padre, porque hay que
concretar: hay muchos dioses con mayúsculas. Yo creo profundamente en él
desde hace mucho tiempo, pero ahora lo hago de una manera mucho más
consiente. Cuando yo era niño podía creer en Dios de una manera más
automática, porque me lo habían enseñado. Ahora yo sé que no lo puedo
comprender, pero que existe y no tiene nada que ver con lo que han
contado las iglesias.
¿Cree en una vida después de la muerte?
Sí, claro.
¿Un cielo, un infierno…?
No,
el infierno no existe. El infierno es un invento de las iglesias para
conseguir esclavizar moralmente a las personas. Durante siglos las
iglesias han puesto allí el infierno para decir: “Si no cumples lo que
yo requiero, irás al infierno”. Eso es chantaje. El infierno es un
invento humano y el cielo tampoco es como nos lo han pintado. Después de
la muerte hay una vida en la que ya no se muere nunca más y es una vida
física, donde se va evolucionando sin morir hacia un estado que no
podemos ni imaginar. De eso estoy absolutamente convencido y de que esa
es la realidad no ésta.
¿Y los extraterrestres también pueden ir al cielo?
Yo pienso que sí. Todas las criaturas del universo, todas.
Probablemente,
aunque no lo puedo saber, todas tienen el mismo fin: vivir una
experiencia en el espacio y en el tiempo que este y después pasar a un
lugar donde no existe el tiempo. Eso es difícil de imaginar porque
tenemos una capacidad cerebral muy concretar y hacernos a otra idea es
muy complicado.
Que aprender a desaprender. Lo
que nos han dado y dicho está casi todo contaminado de acuerdo a los
intereses particulares y colectivos de quien sea, sean religiosos
educativos o lo que sea. Tenemos que aprender a pensar por nosotros
mismos y a seguir nuestra relación.
Usted fue católico, ¿cuál es su relación con la iglesia?
Yo
fui católico hasta el 2005. En mi página web figura un documento donde
se me concede la libertad. Lo hice por coherencia. Me di cuenta que no
podía pertenecer a una sociedad, a un club con el que no estoy de
acuerdo. No puedo. Por ética. Abandoné la iglesia y me mandaron una
carta diciéndome que estaba fuera, pero que podía volver cuando
quisiera. Pero creo que no lo voy a hacer.
¿Cuál es el futuro de las religiones?
Yo
creo que cubren una etapa en el ciclo de la humanidad. Primero hubo una
religión del miedo. La gente tenía miedo a los rayos, las tormentas y
adoraban a la naturaleza, la luna, el sol, etc. Luego pasamos a la
religión del dogma, que es la autoritaria, donde no hay salvación fuera
de esa religión, donde se habla de pecados. Yo creo que algún día, y que
ya estamos entrando allí, llegará la religión del espíritu, donde cada
uno hace su propia búsqueda sin necesidad de acogerse a ninguna
institución. Creo que ese es el camino que seguirá la humanidad y las
religiones desaparecerán.
Suena anárquico
No
es que sea anarquía, creo que es un pensar por sí mismo. Yo sé lo que
tengo que hacer para mi vida espiritual. Está bien que se aconseje a la
gente, pero hay un momento en que se abusa, porque en la mente de todos
está el Vaticano, porque no hablo de la iglesia de a pie que está
peleando por llevar justicia e igualdad a aquellos pueblos perdidos y
que realizan una batalla sublime, pero la cúpula del Vaticano o de
cualquier otra religión es de ratas. Son multinacionales del dinero y
del poder. Son ratas. No creen en Dios ni les importa.
Creer
en Dios te libera de un sentimiento de vacío Prescindir de las
religiones no significa prescindir de Dios. Dios no es religioso. Eso es
algo que nos han querido inculcar. ¿Qué es Dios?
¿Musulmán,
¿budista?, ¿protestante? Dios no es nada de eso y está dentro de cada
uno de nosotros. Si tú te acoges a lo que yo llamo la religión del
espíritu, estás con él todo el tiempo. Dentro de ese marco serías
probablemente mucho más feliz que teniendo que ajustarte a los
mandamientos de alguien, que siempre son discutibles porque yo no creo
que Jesús de Nazaret por una fórmula mágico-matemática aparezca en una
hostia. Eso es propio de caníbales. Comerse a dios es propio de
caníbales. Eso va contra todos los principios filosóficos del propio
Jesús.
Usted ha dicho que su “bautismo de fuego”
como investigador lo tuvo aquí en el Perú Sí, fue en el 74. Aquí es
donde mi mente empieza a evolucionar, a abrirse a partir de lo que yo
veo y oigo aquí. Hay un antes y un después del Perú para mí. Antes de
que yo visitara este país, yo era un periodista profesional normal, que
trabajaba en los temas habituales y normales. Cuando vengo al Perú y veo
lo que veo, mi mente sufre un cambio y me centro más en otras cosas a
las que antes no había prestado mucha atención. Yo me siento muy
orgulloso de lo que me pasó aquí y por eso siempre estoy en deuda con el
Perú.
En “Planeta encantado”, el programa de
televisión que usted tuvo, le dedicó un capítulo al Perú. En particular a
Nazca y Paracas y las Piedras de Ica de las que muchos han dado
testimonio sobre su falsedad Siempre ha habido gente que dice que las
piedras grabadas de Ica son hechas por la gente de Ocucaje y yo he visto
cómo hacen algunas de ellas, algunas piedras pequeñas. Pero yo en el
año 74 vi y fotografié piedras que podían pesar 2 toneladas, 1 tonelada y
que tenían alto relieves y que no se podían ni mover del sitio y esas
las vendían por
50 soles de entonces. Más o menos recuerdo que equivalían a un dólar.
Nadie
trabajaría tanto para vender una piedra que no puedes mover o llevar a
ningún sitio por un dólar. No es cierto que todas las piedras grabadas
de Ica sean falsas. Hay algunas que sí lo son, pero hay muchas otras que
se conservan y que se están en la casa del Dr. Javier Cabrera, que son
auténticas. Otra cuestión es que la ciencia no lo acepte, que los
arqueólogos se rían y que el gobierno no haga nada para ayudar a ese
museo. Es verdaderamente una pena porque sería, no solamente una
contribución a la cultura, sino al incremento del turismo. En Europa ese
tema se conoce mucho y hay gente que viene al Perú pensando en las
piedras grabadas de Ica y el gobierno del Perú nunca ha hecho nada por
ellas. Es realmente lamentable.
Esas piedras que
usted dice que son auténticas… Cuando yo digo auténticas quiero decir
que no son de ahora. Pueden ser de la época de la conquista o anteriores
a la conquista. Me cuesta mucho trabajo la idea de Javier Cabrera de
que podían tener 65 millones de años. Eso me cuesta trabajo, pero me da
igual que tengan 500 años. Alguien las ha hecho y no son de ahora. De
hecho se han encontrado piedras más pequeñas en las tumbas y son tumbas
que tienen 1,400 a 2 mil años.
Pero la
importancia de esas piedras es su data. Que sean de la época pre-inca es
lo que probaría lo que aseguran de que en esa época había quienes
tenían, por ejemplo, la capacidad de volar.
No
me atrevo a decir que eso es falso. He visto tantas cosas que ya no me
atrevo a juzgar nada. Lo que hay que hacer es investigar. Hace no mucho
se hizo una investigación en España de unas piedras extraídas en un
cerro de Ocucaje, que estaban recubiertas con un estrato blanco. Se
analizó el estrato y arrojaba unas edades de entre 60 y 90 mil años.
Esos
son datos objetivos y científicos que son lo que tanto les gusta a los
que me critican, pero a la hora de la verdad eso lo ignoran porque son
personas mal intencionadas, no son verdaderos científicos.
Cuando
alguien encuentra un dato de esta naturaleza tiene que estudiarlo. Otra
cuestión, repito, es que sean de 65 millones de años.
Eso
es más discutible. Pero los datos objetivos realizados en la
Universidad de Madrid con termoluminiscencia que te arrojan una
antigüedad de 60 a 90 años es muy importante y hay que considerarlo.
Muchas
de estas postulaciones hacen que la gente lo vea como un loco A mí me
han llamado de todo, pero yo me dedico a investigar y hacerlo sobre el
terreno, pero lo que saco lo pongo a la luz y me puedo confundir por su
puesto. Los que me critican son gente que está en el sillón de su casa
con Internet. No me merecen mucha confianza, hay que jugarse la vida por
allí en las carreteras para poder criticar lo que están haciendo otros.
¿Cómo
le gustaría que lo recuerden? ¿Cree que la gente cambiara su percepción
de usted así como alguna vez el mundo vio como un loco a Copérnico y
ahora no?
He llegado a un punto en el que me
trae sin cuidado si me recuerdan o no. Yo he cumplido mi trabajo y
cuando saque a la luz todo lo que me queda por sacar entenderé que ha
terminado mi trabajo. (Con el tiempo) yo sería un señor que estuvo allí
pegando tiros en el oeste americano durante muchos años, tratando de
mostrarle a la sociedad que hay otras civilizaciones que están aquí y
que vienen desde hace muchísimo tiempo, como han hecho otros
investigadores que ya se han muerto y de los que yo he aprendido. ¿Quién
se acuerda ahora de esos investigadores? Pues nos acordamos los cuatro
que estamos en esto, pero ese no es el fin. Tú no tienes que hacer las
cosas para que te recuerden, tienes que hacer las cosas para ti y
divertirte con ello en la medida de lo posible y experimentar. Ese es el
secreto de la vida: experimentar.
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