martes, 2 de abril de 2013
LAS ESCOBAS VOLADORAS Y OTROS MISTERIOS DE LAS BRUJAS
Un libro intenta desvelar los orígenes y causas de la brujería en España durante el siglo de oro
1
abr (BBC).- Siempre se les ha dibujado con narices largas y pobladas de
verrugas, dedos huesudos que diseccionan sapos para sus pócimas y
cuerpos encorvados que sobrevuelan las noches en escobas voladoras.
Había
brujas que se ajustaban a esa descripción pero también había otras como
las brujas blancas, además de brujos y encantadores.
¿QUIÉNES ERAN Y CUÁLES ERAN SUS SECRETOS?
En
la España espesa y oscura de los siglos XVI y XVII la mayoría de la
gente creía que las brujas volaban y se reunían en multitudinarios
aquelarres en el campo de Baraona, una explanada de la provincia de
Soria que hacía las veces de aeropuerto y que todavía hoy tiene fama de
punto magnético.
Un nuevo libro, "Brujas, Magos e
Incrédulos en la España del Siglo de Oro", intenta desvelar cómo
surgieron estas prácticas de brujería y hechicería y cómo estas
creencias se enfrentaron a la Inquisición.
La
autora, María Lara Martínez, profesora de Historia Moderna y
Antropología de la Universidad a Distancia de Madrid, explica a BBC
Mundo que "era una época en la que no había redes sociales ni
televisión, las distancias eran enormes y era muy difícil la
comunicación".
"Sin embargo, en las causas
inquisitoriales de diferentes rincones de la península se describen los
mismos tópicos sobre las brujas. Uno de los más recurrentes es que
volaban, algo que sólo puede explicar la ciencia".
Lara
Martínez dedicó seis años para elaborar su libro, una investigación
pionera y detallada sobre las creencias de la época y las causas de
brujería que llevaba la Inquisición.
"El
objetivo era rastrear los orígenes de la heterodoxia en España en un
momento en que era la defensora del dogma católico. El cristianismo no
acepta videntes y ni profetas, el último fue San Juan Bautista. Sin
embargo siembre han existido personas que se sienten depositarias del
oráculo de Dios, brujos y brujas", detalla la experta.
La
investigadora subraya el género femenino porque "la mujer de entonces
estaba relegada, no tenía acceso a las universidades y tenía que buscar
sus propios medios de instrucción. Actuaban de curanderas o sanadoras",
agrega.
Sus casas eran laboratorios de
experimentación con plantas, de pócimas y brebajes. De allí no sólo
brotaban efluvios sino también fantasías y misterios como el de la
escoba voladora.
LA FÓRMULA PARA VOLAR
Si
no hubiese existido la Inquisición la justicia civil las habría
perseguido. No sólo había una cacería en España sino en otros lugares de
Europa como Escocia. Brujas y brujos eran vistos como revoltosos,
revolucionarios que podían alterar a las comunidades
Quienes
se acercaban a una bruja corrían el riesgo de morir o simplemente de
volar. Algunas cubrían sus cuerpos con una mezcla de plantas
alucinógenas como la belladona o la mandrágora que, con sus efectos
narcóticos, daban la impresión de que levitaban.
A
su lado solía estar una escoba, un objeto tradicionalmente asociado a
la mujer, que también se embadurnaba con el mismo ungüento mágico.
"TENÍAN UN ALTO CONOCIMIENTO DE LAS PROPIEDADES DE LAS PLANTAS.
Conocían
la distancia entre una dosis certera y otra letal. Había brujas buenas,
a las que la gente acudía si alguien estaba enfermo, pero también había
malas. Hay casos de brujas perversas a las que no se les podía
contradecir. Y casos de personas que acudían a una bruja blanca para
sanarse del hechizo de una mala ", explica la investigadora.
Martínez se detiene en el caso de una bruja de Villar del Águila, provincia de Cuenca, que era considerada una santa.
"Ella
afirmaba que tenía una relación mística con Cristo. La gente del pueblo
la llevaba a hombros dentro de la iglesia. No obstante, acabó muriendo
en las cárceles de la Inquisición", detalla.
BRUJOS, ASTRÓLOGOS Y MAGOS FALSOS
Tanto
brujas como magos solían llevar la rueda de vera, un pliego en el que
aparecían polos opuestos: vida y muerte, salud y enfermedad. A través
del artificio profetizaban si una persona iba a morir o si iba a tener
prosperidad.
"A diferencia de las mujeres los
hombres tenían una formación libresca y universitaria en temas
astrológicos, no sólo en España sino en las principales ciudades de
Europa. Gobernantes y religiosos reclamaban la presencia de nigromantes y
brujos para conocer su destino", comenta Martínez.
Había brujas y magos que creían en sus poderes y otros, como Jerónimo de Liébana, que los fingían.
María Lara Martínez es profesora de Historia Moderna y Antropología de la Universidad a Distancia de Madrid.
Famoso
en su tiempo por conocer la fórmula de la invisibilidad, logró engañar
al conde Duque de Olivares, mano derecha del rey Felipe IV.
"Le
dijo que en las playas de Málaga había un tesoro escondido. Que debajo
de la tierra un genio le estaba esperando. Escarbaron durante días y al
final se dieron cuenta del engaño. Liébana fue juzgado por la
Inquisición y enviado a la cárcel", explica la historiadora.
Sin embargo, escapó. "Fue su último truco. Se puede decir que se salió con la suya", comenta.
No
corrió la misma suerte el doctor Torralba, un astrólogo consultado por
reyes y cardenales que cuando es reclamado por la Inquisición es
olvidado por sus clientes.
Así mismo hombres de
ciencia como Miguel Servet, condenado a la hoguera por defender la
circulación pulmonar de la sangre. Y las brujas, miles de ellas fueron
perseguidas y condenadas.
"Si no hubiese
existido la Inquisición la justicia civil las habría perseguido. No sólo
había una cacería en España sino en otros lugares de Europa como
Escocia. Brujas y brujos eran vistos como revoltosos, revolucionarios
que podían alterar a las comunidades", explica la experta.
EL PAÍS DE LAS BRUJAS
La
iglesia amenazó con excomulgar a todo aquel que teniendo un vecino
brujo no lo denunciase. A partir de entonces comenzó una vorágine de
acusaciones incluso hechas por niños. Se acusaba a cualquiera y por
cualquier motivo.
A medida que se acerca el
siglo XVIII las causas inquisitoriales se reducen. La ilustración
comienza a disipar las historias de brujas.
Hay
un caso anterior que va a marcar el tratamiento de estos temas, las
brujas de Zugarramurdi. En aquellos años Navarra era considerado el país
de las brujas.
"La iglesia amenazó con
excomulgar a todo aquel que teniendo un vecino brujo no lo denunciase. A
partir de entonces comenzó una vorágine de acusaciones incluso hechas
por niños. Se acusaba a cualquiera y por cualquier motivo".
"Ante
la cantidad de acusados el inquisidor Alonso de Salazar y Frías decidió
hacer la vista gorda. Dijo que no había brujos ni brujas en la zona
hasta que se comenzó a hablar de ellos", apunta Martínez.
Seis años después de analizar las vetustas causas de brujería aún quedan muchos misterios para la investigadora.
"Existe
un dicho en Galicia sobre las meigas, una especie de bruja buena.
Haberlas las hay. Puedo decir que las hubo y que las hay", puntualiza.
http://mobile.bbc.co.uk/mundo/ultimas_noticias/2013/04/130401_brujas_escobas_voladoras_jr
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