jueves, 6 de junio de 2013
CAUSAS DEL ENVEJECIMIENTO
Junio 6, 2013
Las nueve claves del envejecimiento
Científicos
españoles proponen los indicadores sobre los que actuar para prolongar
la vida y prevenir el cáncer y destierran mitos como el que los
antioxidantes rejuvenecen
N. Ramírez de Castro.
Madrid, 6 jun (ABC).- ¿Comer poco prolonga la vida? ¿Y atiborrarse de
vino y antioxidantes? ¿o vivir sin calefacción? Hoy en día existen más
de trescientas teorías científicas que intentan explicar cómo se produce
el envejecimiento humano. Nunca como hasta ahora la ciencia había
dedicado tanto esfuerzo a luchar contra un destino ineludible. El
objetivo no es otro que hallar la fórmula mágica que nos permita en un
futuro, más o menos próximo, vivir más y hacerlo en mejor estado. Quizá
con arrugas y canas, pero manteniendo alejadas enfermedades como el
cáncer, el alzhéimer o los trastornos cardiovasculares. El primer paso
para descubrirlo es identificar las auténticas señales que marcan este
proceso y un grupo de científicos españoles, en colaboración con otros
dos centros europeos, lo ha hecho por primera vez con una mirada
integradora. El resultado de este trabajo es la descripción de nueve
claves en el envejecimiento de un organismo que se publican en la
revista «Cell».
Se trata de una revisión
exhaustiva en la que ya no se muestran teorías sino evidencias
científicas. El estudio separa el grano de la paja y acaba con mitos
como el de que los antioxidantes puedan ser una terapia rejuvenecedora o
los resultados contradictorios de la restricción calórica para alargar
la vida. También muestra el camino para poner en marcha nuevas terapias
que retrasen el envejecimiento de tejidos y órganos y señala dónde se
puede conseguir mejores resultados. En el estudio han participado Carlos
López-Otín, de la Universidad de Oviedo; María Blasco y Manuel Serrano
del CNIO; Linda Partridge, del Instituto Max Planck y Guido Kroemer de
la Universidad Descartes de París.
ABC, de la mano de los autores españoles, explica los nueve mecanismos moleculares sobre los que se puede actuar.
1. Daños en el ADN
Los
defectos que acumulan los genes a lo largo del tiempo, por causas
internas y externas, son uno de los causantes primarios del
envejecimiento y también de la aparición de tumores, salvo en los de
carácter familiar. El envejecimiento resulta de la acumulación de daño
en el ADN a lo largo de la vida y ese proceso es también lo que origina
el cáncer, la diabetes, las enfermedades neurodegenerativas como el
alzhéimer y los problemas cardiovasculares. «El cáncer y el
envejecimiento pueden compartir un origen común, son dos manifestaciones
diferentes del mismo proceso», asegura María Blasco, del Centro
Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).
2. Acortamiento de los telómeros
Aquí,
el tamaño importa y mucho. Cuanto más cortos sean los capuchones que
protegen los extremos de los cromosomas, más riesgo se tiene de padecer
un cáncer y de sufrir los efectos del envejecimiento. ¿Qué podemos hacer
para favorecer su longitud? Las recetas son conocidas, aunque poco
practicadas, explican Blasco y Manuel Serrano: «No fumar, no beber
alcohol, tener una dieta rica y equilibrada, hacer ejercicio moderado y
mantener una vida social y emocional satisfactoria. Todos estos hábitos
de vida se han descrito como efectos correctores de algunas de las
marcas primarias, como es el acortamiento de los telómeros».
3. El efecto del entorno en nuestro genoma
El
ADN no es inmutable y sufre los efectos de nuestros hábitos de vida y
exposición al ambiente, desde los efectos en la radiación solar y el
tabaco a los daños por una mala alimentación. También es considerada una
marca primaria del envejecimiento, dentro de la jerarquía que han
establecido los investigadores.
4. Problemas para eliminar proteínas defectuosas
El
término técnico es pérdida de proteÓstasis. Se produce cuando el
organismo pierde la capacidad para eliminar proteínas defectuosas. Al
acumularse causan patologías, como el alzhéimer por ejemplo. En esta
enfermedad, las neuronas mueren porque se forman placas de una proteína
que debía haberse eliminado. También es una marca «primaria» sobre las
que se tendrían más efectos los tratamientos antienvejecimiento. «Pero,
seguramente será obligatorio actuar de una forma más global, esperando
que intervenciones sobre una sola de las nueve alteraciones tengan
impacto positivo sobre las otras», señala Carlos López-Otín, de la
Universidad de Oviedo.
5. Senescencia celular
El
estudio muestran respuestas del organismo que pese a ser positivos e
intentar corregir los daños en el organismo pueden volverse en su
contra. Este es el caso de la senescencia celular. Cuando las células
acumulan muchos defectos, dejan de dividirse. Este mecanismo previene el
cáncer, pero si es excesivo produce envejecimiento.
6. El difícil equilibrio de los nutrientes y los antioxidantes
Comer
poco es, por el momento la única intervención que extiende la
longevidad en modelos animales. «En primates los datos son menos claros
respecto a la extensión de la longevidad por restricción calórica pero
son unívocos en cuanto a una cierta protección frente al desarrollo de
enfermedades cardiovasculares y cáncer. Los estudios en humanos están
actualmente en marcha y todavía falta tiempo para que se conozcan los
resultados», apunta López-Otín. La restricción calórica funciona, pero
en su justa medida. La malnutrición crónica puede tener efectos
dramáticos. En el equilibrio está la virtud. No se trata tanto de
calorías como de nutrientes más adecuados. María Blasco y Serrano
añaden: «Los efectos de la restricción también pueden ser positivos o
negativos dependiendo del bagaje genético del individuo».
7. Antioxidantes, ¿un mito?
Como
la restricción calórica, en su justa medida, según el investigador de
la Universidad de Oviedo. «Es cierto que se ha demostrado que los
radicales libres desencadenan funciones protectoras en nuestro organismo
por lo que su anulación indiscriminada e inadecuada mediante
antioxidantes puede tener efectos colaterales desagradables. Eso no
impide que dosis adecuadas y en los momentos apropiados de productos
antioxidantes muy bien contrastados científicamente puedan tener algún
beneficio».
8. Disfunción mitocondrial e inflamación crónica
El mal funcionamiento de las baterías de las células (disfunción
mitocondrial)
está relacionado con enfermedades como el alzhéimer. Los errores en la
comunicación intercelular también desembocan en inflamación crónica,
vinculado al cáncer y a las enfermedades cardiovasculares. Hallar un
tratamiento que corrija las alteraciones metabólicas y las disfunciones
mitocondriales se ve hoy como uno de los objetivos más alcanzables en un
futuro cercano.
9. Agotamiento de células madre en los tejidos
Sin
células madre con capacidad regeneradora, los tejidos y órganos humanos
envejecen. De ahí el valor de las células madre y su potencial uso en
terapias reparadoras.
http://www.abc.es/sociedad/20130606/abci-nueve-claves-envejecimiento-201306061437.html
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