CRISTO - Enseñanza sobre la Resurrección ...
CRISTO
Enseñanza sobre la Resurrección
11 de julio de 2014
Enseñanza sobre la Resurrección
11 de julio de 2014
Yo
soy CRISTO.
Mis bien amados, vengo a ustedes hoy para
continuar con las enseñanzas que me he comprometido. Vengo a hablarles de la
Resurrección.
La Resurrección no es una forma de
sacrificio, ella es lo que sigue a la ilusión de sacrificio que lleva a la Vida
Eterna.
La Resurrección no es el fin del ser,
ella es lo que le permite encontrar la Esencia de lo que él Es, más allá de la
vanidad de los juegos de la persona, vanidad de lo que es vano, vanidad que no
es el vino que celebra la Eucaristía - que es la ofrenda del pan dado al ser
para elevar a la carne, más allá de toda carne.
Esta vanidad no es un problema en sí
mismo, aparte del hecho de que los separa de lo que ustedes Son en Verdad,
porque los sumerge en una avaricia del yo que los aleja de la oportunidad de
salir de ese juego.
La vanidad no es un salvoconducto. Ella
no lleva a ninguna otra parte, que ahí donde ya están, tal vez, en el seno de
una persona que sólo pide inflarse en proporción a sus deseos de control y de
miedos.
La vanidad es una pretensión de ser lo
que no son, que se acompaña de un deseo de mostrar sus bíceps, su grandeza, sus
méritos, mientras que allí dentro lo que hay es un vacío que se miente a sí
mismo. La vanidad los lleva a ser otra cosa, hasta que el estallido que se
produce tarde o temprano, ya que no hay espacio en la Creación que tolere que
lo que no es Verdad pueda indefinidamente continuar su expansión.
La vanidad es el principal obstáculo para
la Resurrección, ya que se vuelve y tiende a ir en otra dirección, en la que da
la espalda a lo que ya Es. Resucitar no es otra cosa que el Abandono de este
error de dirección, suscitando con la realización de este error, un movimiento
natural del ser que consiste en principio, en parar de alejarse.
Resucitar no es provocar una vocación,
porque cada vocación no es más que una evocación de otra perspectiva de
convertirse en lo que ya Somos.
Resucitar no es tampoco, suscitar en
nosotros algo nuevo, sino sólo recordar algo olvidado. La Resurrección es ese
"paso" que se nos invita dar, no un paso hacia otro lugar, sino hacia
dentro de sí mismo. Esto no es un camino cubriendo una distancia, porque sólo
el desplazamiento de la conciencia crea la perspectiva.
No hay montañas a subir, no hay que
probar su coraje. Simplemente tienen que ver este desplazamiento como lo que
es, y este Reconocimiento es lo que los lleva ahí donde moran. No hay en este amén
más que Humildad, que acepta que todo es dado a ustedes, y que su único error
es no verlo.
Solo deben aceptar esta Simplicidad, o no
aceptarla, es como ustedes quieran.
Pero no hay nada más que valga la pena,
en ustedes, de ser resucitado, porque todo lo demás seguirá, naturalmente, cada
uno a su ritmo, al ritmo de sus pasos, en esta marcha interior que es
redescubrir de lo que ya está en marcha.
La Resurrección es milagrosa solo para
los que creen que eso no existe. Esta creencia es una reja colocada en la
puerta del castillo donde reside el Espíritu. Ella cierra el acceso con más
seguridad que un inmenso ejército.
La Resurrección es el Abandono definitivo
de estos juegos de espejo donde la persona contempla, en la ilusión de lo que
ella cree ser y de lo que piensa imposible, o que, desde su punto de vista, no
lo concierne.
Resurrección, es remitir su Espíritu a lo
que Él ya es, para que pueda revivir la Verdad de que no hay ninguna
"persona", de que ahí no hay nadie. La Verdad entonces, es una muerte
simbólica, que es lo que hay que aceptar porque no es nadie. Ella no tiene que
desearse, porque esta Verdad esta ahí desde toda la Eternidad: ella solo debe
abrazarse, eso basta para fundirse.
Así
que dejen de correr. ¿A dónde van corriendo así?
¿Creen ustedes que la muerte no los
espera? ¿No ven, que esta creencia proviene de lo que ustedes no son?
No hay pues que resucitar lo que ustedes
ya Son, siendo que no hay nadie más. Ahí está la Humildad, ver que de hecho, lo
que desaparece es polvo, polvo de Eternidad, y que solo puede caer en el fondo
de la tumba, la ilusión de haber nacido.
La salida de la tumba no es un
renacimiento. Esos son Reencuentros con lo que ustedes son desde la Eternidad,
y que nunca ha nacido y no morirá jamás.
En estas palabras hay una tierna
resonancia, porque mi Corazón los llama. Yo siempre he estado allí, al otro
lado del velo de la ilusión, y en el presente estoy más cerca que nunca.
Yo soy el Cristo y les enseño que la
Verdad siempre ha estado ahí, y que la Resurrección es solo la desaparición de
la ilusión de la persona.
Yo soy Cristo, y vengo a erigir el
Templo, como lo había prometido, a los que responden a la llamada y dejan de
lado toda ilusión. Mi Espada de Verdad viene a cortar lo que queda como apegos
ilusorios - no para liberarlos, sino para que reconozcan su propia Libertad.
Yo soy Cristo, y les envío un grito de
Amor para que despierten a la Verdad, y que resuciten de entre los muertos que
circulan en ronda en el juego de la ilusión.
Los amo y los espero.
Audio https://www.yakitome.com/tts?a=T&b=960455&c=hFl1z427
Transmitido por Marc
Fuente: www.accordanceaucoeur.com
Traducción: H. N.
Transmitido por Marc
Fuente: www.accordanceaucoeur.com
Traducción: H. N.
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