El poder sobre Uno mismo, por arcángel Anael
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ANAEL a 18 mayo 2009
Corresponde a
cada uno hacerse su propia opinión, su propia verdad, con relación a lo
que es propuesto. El arcángel Mikael os llamó Maestros. No tenéis que
volver a poner en nadie más vuestra propia maestría. El aprendizaje
actual pretende hacer de vosotros Maestros revelados. Un Maestro
revelado comunica e intercambia con otros Maestros. Un Maestro en
revelación, o en curso de revelación, no debe aceptar de ninguna manera
una verdad que no fuera la que él mismo experimentó. Esto es importante
de emitir y aceptar como una información que viene de la Fuente, la más
cercana al Padre. A través de estas palabras, os transcribo o transmito,
poniendo en palabras, una decisión nacida del Cónclave Arcangélico.
Ponerlo en
relación es de mi dominio. Soy Anael, soy aquél que relaciona y coordina
las diferentes manifestaciones Arcangélicas. En este sentido, soy el
príncipe de la Relación. Como tal os informo, y os pido encarecidamente,
confiar en vosotros mismos y en ninguna persona ni enseñanza que
pertenezca al pasado. Se os propone un cierto número de formas. Se os
propone un cierto número de enseñanzas. Estas enseñanzas no son para
reemplazar a vuestra conciencia. Son simplemente para facilitaros
informaciones transformadoras que sois libres de aceptar o no.
Sin embargo,
ningún ser humano, ningún Arcángel, puede dictaros vuestra conducta y
reemplazar vuestra Luz. No hablo del libre albedrío, hablo simplemente
de la Luz. Sois la Luz. Ninguna entidad luminosa que pretenda reemplazar
lo que vosotros sois puede participar de la Luz. Esto es válido tanto
en vuestro plano como en todas las dimensiones.
Vosotros
sois determinantes para la Luz. Ninguna otra Luz puede decidir por
vosotros, en vuestro lugar o cargo. Esto es un ajuste importante de
aceptar. No podéis aspirar a vuestra maestría y a vuestra Luz interior
remitiendo el juicio o la decisión a otra entidad, aunque ella fuera de
Luz auténtica.
Jamás, nunca
jamás, el Cónclave (ya que de eso se trata para esta Tierra), os
impondrá su visión, sus perspectivas y su Luz. Se os propone una Luz
pero os corresponde a vosotros la decisión de aceptarla o negarla. Bien
evidentemente, esto que es válido para nosotros, en nuestra dimensión,
es más que válido para vuestra dimensión en el seno de vuestras
relaciones dimensionales.
Poner en
relación no significa una postura de sumisión o de dominación si no esto
probaría vuesta incapacidad de ir más allá de la dualidad. Lo que acabo
de decir es ante nuestros ojos capital y fundamental. Vosotros mismos
tenéis que reencontrar vuestro propio poder. El único modo de
reencontrar vuestro poder con vosotros mismos es renunciar totalmente al
poder sobre el otro incluso a través de (y sobre todo mediante) los
buenos consejos esclarecidos por vuestros discernimientos, por vuestros
péndulos, por vuestras cartas, por vuestros medios adivinatorios. No
debéis imponer nunca más vuestras perspectivas o discernimiento ante el
discernimiento del otro.
El único
modo de alcanzar la Unidad es el no juicio. No podéis juzgar al otro. No
podéis imponer vuestra visión de las cosas a otros. El otro debe
encontrar su propia Luz. No podéis ni tan siquiera aconsejarle más. Sólo
proponer lo que recibís pero esto debe ser hecho con la mayor
consideración respecto a la maestría del otro y la libertad de
determinación de la Luz del otro. Si no os arriesgáis ineluctablemente a
sentiros incómodos en lo que habéis impuesto con las almas que os
encontráis y que están en relación con vosotros.
Si vosotros
no abandonáis, durante el período que os es concedido durante la efusion
de la energía Mikaélica, en totalidad vuestro poder sobre el otro, no
alcanzaréis el estado de vuestro corazón. No podréis ir allí donde
aspiráis ir. Esto es una ley inviolable desde la Fuente hasta vuestra
dimensión. Os expresé hace un momento lo que era la rebelión de un
Arcángel. Este Arcángel era el hijo amado de la Luz. Vosotros sois los
hijos amados de la Luz, cada uno de vosotros lo sois.
Sin embargo,
la experiencia de la materia no debe ser la ocasión, sobre todo en
estos momentos de transición, de querer imponer vuestra voluntad
personal o visión personal para sustituir la visión personal de aquél
que todavía no la encontró, si no vais a alejaros infaliblemente de
vuestra Divinidad.
Esta llamada
es esencial. Me es pedido formularla a través de la energía del
Cónclave. Esto es verdaderamente una llamada que importa sobre vuestra
propia maestría. No podéis aspirar a vuestra propia maestría queriendo
inducir, en el otro, vuestra visión. Esto se llama la manipulación,
cualquiera que sea el sentido y la ayuda que queréis aportar a través de
lo que veis o decidís.
Tenéis que
restablecer el poder en el otro. El único poder a ejercer es el poder
sobre uno mismo. Por otra parte, querer influir en el otro por un
consejo o una visión, vuelve a alejaros de vuestro propio poder en
vosotros mismos. Esto tiene que ser meditado. Esto tiene que ser
escrito, releído e integrado de manera formal.
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