Estrategia para sobreponerse a la ansiedad.
UNA ESTRATEGIA PARA SOBREPONERSE A LA PREOCUPACIÓN, EL MIEDO O LA ANSIEDAD Por David R. Hamilton PhD
Todos
tenemos preocupaciones y temores. Ellos pueden ser útiles porque pueden
ser señales que advierten un peligro. También nos pueden dar nociones
del funcionamiento de nuestra mente. A algunas personas, comprender el
origen de su preocupación o miedo los ayuda a encarar el tema profundo
que lo causa. Para la mayoría, esos ramalazos reiterados de
preocupación, miedo o ansiedad no son más que una molestia.
Sin
embargo, nuevas comprensiones en neurociencia nos ofrecen la esperanza
de poder cambiar nuestros estados emocionales. Durante la preocupación,
miedo o ansiedad, los recursos del cerebro tienden a fluir hacia las
áreas del cerebro de la preocupación, el miedo y la ansiedad. En el
cerebro, parte de la arquitectura del miedo es la amígdala.
Es un hábito…
Habrán
notado que cuanto más se preocupan, más encuentran de qué preocuparse.
La preocupación, el miedo y la ansiedad son como hábitos para muchas
personas y tanto es así que finalmente solo basta algo nimio para que se
disparen. Varios años antes, la misma cosa no hubiera tenido casi
efecto, si es que lo tenía, y ahora se preguntan por qué cuando eran
jóvenes parecían mucho más fuertes, más resistentes. En parte se debe a
que las áreas del cerebro destinadas a la preocupación, el miedo y la
ansiedad crecen tal como un músculo aumenta y se fortalece más mediante
el ejercicio.
Así como el músculo se vuelve más fuerte, también
la preocupación, el miedo y la ansiedad parecen volverse más potentes al
volvernos más sensibles a las circunstancias que nos rodean e incluso
comenzamos a perder confianza. El fenómeno se conoce ampliamente como
neuroplasticidad.
Ahí es donde reside la esperanza, porque a) la
neuroplasticidad tiene lugar en muchas regiones del cerebro y b) no solo
está referida al crecimiento sino al decrecimiento, mediante la falta
de uso. Piensen en lo que le sucede a un músculo cuando ustedes dejan de
usarlo.
La estrategia que me gustaría compartir con ustedes
utiliza esta noción. Si dejan de preocuparse tanto, tienden a encontrar
menos cosas para preocuparse. Eso se debe a que no están usando tanto el
“músculo de la preocupación” y entonces se encoje, tal como se reduce
un músculo si dejan de ejercitarlo.
¡Es más fácil decirlo que
hacerlo! ¡Es verdad! De modo que la estrategia involucra sortear todo lo
atinente al pensamiento positivo. En vez de eso, utilizamos técnicas
sencillas para desviar recursos lejos de las áreas de preocupación del
cerebro hacia las áreas asociadas con el control consciente de nuestra
mente. Es como no dejar que los recursos fluyan hacia atrás y en cambio
hacerlos fluir hacia adelante. Al no “alimentar” tanto las áreas de la
preocupación, así como un músculo se debilita debido a la falta de uso,
lo mismo ocurre con las regiones de la preocupación del cerebro.
Cuesta algo de trabajo, pero bien puede valer la pena.
Las Instrucciones…
He
aquí lo que hacen. Cada vez que surja la preocupación, el miedo o la
ansiedad, respiren cómodamente, enfocando toda su atención en el acto de
respirar –el sonido, la sensación en su nariz, el movimiento de su
abdomen o pecho. Al hacerlo, interrumpen el flujo de recursos del
cerebro hacia las áreas de la preocupación y en vez de eso envían
recursos hacia la corteza prefrontal (ligeramente encima de sus ojos).
Es un área en el frente de su cerebro asociada con el control
consciente. Esto se debe a que ustedes están controlando algo
conscientemente; en este caso, su respiración. Esta corteza prefrontal,
entre otras áreas, está activa cuando enfocamos nuestra atención en
nuestra respiración.
Puesto así, parece fácil e inicialmente el
efecto positive podría durar solamente un momento o dos y tal vez
descubran que tienen que hacerlo 2, 3 o hasta 10 veces seguidas. Ahí es
donde viene el trabajo. Casi necesitan ser incansables, concentrándose
en su respiración cada vez que surja un pensamiento o sentimiento de
temor. La técnica no es para todos, ya que algunos la encontrarán
cansada y es posible que además duden que pueda funcionar realmente.
Pero
puede traer resultados poderosos si la mantienen durante unos días.
Dentro de ese tiempo, como tiene lugar la neuroplasticidad para
construir la corteza prefrontal mientras al mismo tiempo reduce la
amígdala, tal vez noten que sus pensamientos y sentimientos de miedo se
reducen levemente. Mantener la práctica durante unas pocas semanas
podría producir resultados duraderos.
Hay otra forma divertida de
hacerlo. En lugar de enfocarse en su respiración, cuando surge un
sentimiento de temor, he alentado a las personas a hacer una pequeña
danza de la victoria, una serie de movimientos de baile tontos, locos,
coreografiados por su buen yo. La clave con la danza de la victoria es
hacerla lo suficiente hasta que sonrían (o se rían); eso puede tomar 5
segundos o medio minuto. De ese modo, activan los centros de emoción
positiva de su cerebro en lugar de las áreas del miedo. Ocurre lo mismo
que antes: crean zonas cerebrales de emoción positiva mientras reducen
las áreas de preocupación y eso se debe a que están haciendo trabajar
las áreas de la emoción positiva en lugar de alimentar las áreas de la
preocupación. Incluso pueden agregarle una pequeña visualización o una
afirmación mientras hacen la respiración o la danza de la victoria.
Para la visualización pueden imaginar cómo se encoge la zona cerebral de
la preocupación. Para la afirmación pueden expresar una declaración
positiva que refleje cómo intentan sentirse.
Y si la motivación
para hacerlo es un impedimento para ustedes, algo bueno que los
mantiene motivados es recordarse a sí mismos que sencillamente están
escogiendo trabajar músculos diferentes. Todos sabemos cómo se
fortalecen o debilitan los músculos según cuánto los ejercitemos. Hacer
esto y reconocer que están ocurriendo cambios reales en el cerebro
pueden proveer justo la motivación que necesitan.
Es una
estrategia muy útil. Tal vez no sea para todos y tampoco es la respuesta
a todas nuestra preocupaciones, miedos y ansiedad. Pero ciertamente, es
una herramienta útil.
David Hamilton
Traducción: Susana Peralta
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