martes, 1 de mayo de 2012

Moisés, 1ª parte

 “Los Hijos del Sol emplean el verbo para cambiar el mundo y el silencio para cambiarse a si mismos”
 
 
Imaginad que entráis en un comedor mediante la apertura de una puerta. En ese comedor, además de una mesa, sillas, adornos y cuadros hay también varias personas. En un instante puedes integrar cada imagen. Puedes sentir, alegría, tristeza, rechazo, traición o cualquier otro sentimiento con el cual se fue tu espíritu en la muerte que corresponde a la reencarnación que estás viendo. Luego en la medida que pasa el tiempo, vas recordando las experiencias de esa vida con cada persona, renovando situaciones, anécdotas y sentimientos. Así es como puedo recordar muchas de mis vidas sobre el planeta Tierra.
Reinaba en Egipto, Ramsés II. Yo vivía en la escuela del templo de Isis  de Menphis. Contaba aproximadamente con cincuenta y dos años, cuando me alcanzó la muerte. La noche anterior a mi fallecimiento vino a visitarme mi venerable maestro Homet-Ra.
 
- Ha llegado tu hora, hijo mío. Tus hermanos te esperan para continuar con tu trabajo.
Mis ojos se llenaron de lágrimas. Me dio un poco rubor, puesto que la visión se dio en el preciso momento que mis alumnos estaban escribiendo en las tablillas de cera, resolviendo un pequeño problema. Al verme llorar los jóvenes aprendices se inquietaron, preguntándose interiormente cual era la causa de mis lágrimas.
 
- No os preocupéis. He recordado con amor a mi viejo maestro y se ha movido mi corazón con ese dichoso recuerdo.
No quise hablarles de mi partida. Ellos conocían mi sentimiento ante la muerte. Les había enseñado que el alma nunca muere y que vivimos de nuevo en el otro lado. Y a unos pocos de dichos alumnos les había hablado del retorno o reencarnación. No todos estaban preparados para aceptar esta información y por otra parte, divulgar determinados conocimientos podría costarme caro.
La Hermandad de los Hijos del Sol, creada por Akenaton me había encargado la preparación e instrucción de un joven llamado Josué. Fue mi hermano Maser, quien me lo envió para que le instruyera. Al ser de origen judío no pudo ingresar en el templo, por lo que le había empleado en mi hogar como ayudante personal. Hacía un año que Josué había abandonado mi presencia. Simplemente había retornado al servicio de Maser y mi misión había concluido. Desde entonces sabía que la cuestión de la muerte era cosa de días o meses.
Finalmente podía retornar al paraíso para abrazar a mi maestro y para participar en la verdadera vida del más allá.
El ojo de Ra estaba a buen recaudo. Lo había escondido en un lugar secreto y había confiado su cuidado a otro de los hermanos iniciados en los valores de la Fraternidad.
Estaba preparado para morir. No me asustaba la muerte. Un clarividente vive permanentemente entre muertos, aún estando en la dimensión de los vivos. Un clarividente vive en varios espacios y tiempos al unísono de la vida carnal. La muerte en este caso era una liberación. Ya no me molestarían las piernas ni el intestino. Ya no sentiría la imperfección de la materia. Era simplemente un retorno a mi verdadera patria.
En la mañana de aquel día corrí la cortina de la ventana de mi dormitorio. Me puse en postura de loto contemplando el Sol naciente. Abrí de par en par mis ojos atrapando la majestuoso figura del Sol rojo saliendo del Nilo y lo metí en lo más profundo de mi cerebro. Luego pronuncié suavemente la plegaria del saludo a Aton diciendo:
 
- “¿Quién como tú Divino Señor y Creador de Vida? ¿Quién como tú para consolarme en el dolor y acompañarme en la aflicción? ¿Quién como tú para apaciguar mi alma e iluminar mi mente?......llévame ante tu divina presencia en la barca del Divino Osiris. Llévame a la presencia de mi espíritu….. ¿Quién como tú Divino Señor y Creador de Vida?....”
Un refrescante olor a nardos silvestres invadió mi habitación. Y casi al instante mi cuerpo astral salió de su envoltura física para volar a la verdadera vida.
Desde lo alto vi a los servidores del templo, mis alumnos y algunos otros sacerdotes rodeando mi cuerpo y maravillándose ante la extraña postura rígida de mi cadáver. Se preguntaban por el olor que había en la estancia y no sabían si realmente estaba muerto o dormido. Yo estaba ahora más vivo que nunca.
En pocos segundos vi pasar delante de mi conciencia toda mi vida en Egipto. Cada detalle, cada pensamiento, por insignificante que este hubiese sido, aparecía ahora vivo y nítido. Comprendía entonces que el objeto de mi vida había sido aprender. Luego casi al instante vi que había vivido muchas veces, no solo en la Tierra, sino en otros planetas. Y vi cada una de esas vidas, como mujer, hombre, rico, pobre, enfermo, sano, esclavo y señor, religioso y ateo, soldado y víctima. Comprendía entonces que el objeto de cada reencarnación no es otro que el de aprender y caminar en torno a la perfección.
Después de este examen de auto-conciencia me vi proyectado a una nube metálica, en cuyo interior vivían seres de una perfección sin límites. Eran los mismos seres que habían dirigido mi iniciación como Hijo del Sol. Ellos tenían cuerpo y se movían dentro de la “astronave”; que no nube, con pautas de absoluta precisión. Me veían y hablaban conmigo, a pesar de que yo solo estaba con mi cuerpo astral. Al parecer los seres que han realizado la clarividencia y la telepatía en las altas dimensiones, pueden ver el cuerpo astral de los seres fallecidos y hablar sin dificultad con ellos. En la nave estaba también mi maestro Homet-Ra, con el mismo cuerpo luminoso que el mío. Estaba también el faraón Akenaton y otros tantos seres luminosos ya fallecidos. Incluso había seres de color dorado que al parecer no habían fallecido y que procedían de dimensiones donde el cuerpo físico había desaparecido, siendo solo espíritus casi perfectos. Comprendí entonces que todo lo que existe esta presente en una misma unidad espacio temporal, y que solo es nuestra conciencia o la capacidad perceptiva la que descubre ese eterno presente. Ni aún deseándolo con toda nuestra fuerza podemos estar solos.
En la nave se estaba diseñando el programa que debía llevar a cabo mi hermano espiritual Maser. Se estaba preparando el éxodo del pueblo judío a la Tierra Prometida.
 
 
GENESIS
La Fraternidad Solar tenía que instaurar un culto monoteísta, en la medida que este culto cohesionaba a los hombres, a los pueblos y a las razas. El concepto de la Sinarquía; es decir,  lo contrario a la anarquía y separatismo es una de las premisas que en el Cosmos se observa por encima de cualquier otro principio de Ley. Todos los seres creados tienden en su devenir a la unión; pues salimos de un núcleo y hasta la molécula más pequeña de la creación universal tiene impreso en su gene primaria el concepto de unidad.
Los maestros hablan del “peregrinaje”  es decir; de cómo cada ser sale del núcleo creador para retornar después de miles de millones de años al mismo núcleo.  En todos las entidades de la existencia universal se da el deseo del retorno y el amor a la unidad o a la síntesis; este principio de unidad algunos le han llamado Dios; otros, el Espíritu Creador o El Gran Espíritu y también La Suprema Inteligencia.
En el tiempo de Ramsés II la dispersión de Dioses enfrentaba al pueblo, a los sacerdotes y propiciaba una cierta anarquía  mental y sociológica. Por otra parte los pueblos fronterizos y acoplados al imperio tenían sus propios Dioses y sus diversos principios creadores. Era por tanto imposible seguir en una unidad de pensamiento y un propósito común.
Akenaton el padre de Maser, había intentado unificar la religión con el culto a Aton, enfrentándose a la casta sacerdotal y al ejército y esto le había costado caro, tanto a él, como a casi todos los miembros de la Fraternidad Solar, de la que había formado parte mi maestro Homet-Ra y en igual medida, Maser y yo. Mi nombre iniciático fue Homet-Nut.
De la antigua Fraternidad Solar de Akenaton y Nefertiti solo quedaba vivo Jetró; pero éste había podido escapar del general Horenjef y se había refugiado en Madián, al pié del Sinaí.
Los Maestros le dijeron a Maser, que debía liderar un proceso de liberación del pueblo judío que vivía con los egipcios; no como esclavos, puesto que no existían esclavos en Egipto, sino como trabajadores de estratos sociales muy precarios. Esta raza había conservado dentro de sí, la idea de un Dios liberador que le llevara a la antigua tierra de su padre Abraham o a la Tierra Prometida. Por tanto el caldo de cultivo para dirigir este colectivo era el más propicio para intentar la Sinarquía.
Maser no hablaba la lengua hebrea, por lo que tuvo que aprender a marchas forzadas las claves de un primer entendimiento con el pueblo de su madre.  Los Hermanos Superiores eligieron a un hombre sabio y tremendamente persuasivo llamado Aarón, de la casta levita para que hiciera de intermediario e instruyera a Maser en las claves de la cultura y conocimiento hebreo.  Por otra parte Maser era un poco tartamudo y le costaba hablar con el pueblo, por lo que vio en la designación de Aarón el vehículo propicio para ser la voz y la ventana de su contacto con los hebreos.
Maser fue llamado Moisés, que efectivamente significa “Salvado de las aguas”, pero no por la historia que la Biblia cuenta de que fue abandonado en una canastilla en el Nilo por su madre. Esta historia esta copiada de la leyenda del Rey Sargón de Nínive. “Salvado de las aguas” le fue impuesto por que siendo niño y viviendo en Menphis, junto a su madre; (una  sirvienta hebrea,  que le había concebido por su relación con el faraón Akenatón) desaparecía a la vista de todos envuelto en una bola luminosa, que le atrapaba y le metía en el Nilo. Después de horas, incluso días, el niño volvía a aparecer con el consiguiente susto de su madre. Cuando se le preguntaba al pequeño donde había estado, él respondía: - Con mi padre, el Faraón, en la nube metálica- De ninguna manera podían entender  aquellos  egipcios,  que esas bolas luminosas son xendras o puertas luminosas que los Seres  del Cielo utilizan para la tele-transportación de hombres y objetos.
 
Canepla en Uruguay El 25 de mayo de 1997, un grupo de contacto de Uruguay fotografió esta sonda, posiblemente de un metro de diámetro, cerca de las orillas del río Santa Luisa en San Ramón (Canelones). Colaboración: Eduardo Viglione.
 
Moisés, junto con Aarón y Josué tenía la tremenda tarea de crear una sinarquía ideológica en torno a la idea de un solo Dios, que pudiera unificar las voluntades y las mentes de este pueblo. Pero la superstición y la ignorancia eran tan profundas en aquellos seres, que Moisés, más de una vez lloraba desconsolado por la tremenda tarea que se le venía encima.  Era prácticamente imposible darles pautas de conocimiento superior, no solo al pueblo llano, sino al propio Aarón que debía aprender en pocos meses lo que Moisés (Maser) y Josué habían aprendido de la Fraternidad Solar. Afortunadamente Aarón era extremadamente inteligente y aprendió rápido, contagiándose a su vez de la tremenda aventura que significaba conducir a casi seis mil personas a una aventura que podía terminar en una verdadera tragedia.
Moisés llevaba consigo papiros tomados del templo de Karnak, donde se hablaba de la génesis del hombre y de la creación del  mundo. Estos papiros fueron traducidos a la lengua hebrea por Aarón y Josué y  depositados posteriormente en lo que se llamó el “Arca de la Alianza”.
 
- El principio de las cosas estaba en la luz. Por la luz fueron hechas todas las cosas….
 
Las palabras de Moisés sonaban como cuento de hadas a Aarón, quien concebía un Dios enorme, supra-humano, antropomórfico y además era un Dios tan solo de los hebreos; no de los egipcios y del resto de los pueblos. Para Aarón Dios debía ser más próximo, más terrenal y la creación partía de un acto mágico de su Divina Voluntad. Moisés trataba de hablarle de un principio creador, más que de una persona o de un ser.  Pero el hebreo no podía acceder a estos conceptos dada su formación cultural menos erudita y más tribal.
 
- Al proyectarse la luz sobre el polvo, se formó la sombra. La sombra generó humedad, la humedad,  agua y el agua fue la cuna de la vida. ¿Comprendes?
- ¿De donde has sacado esta información? Ni siquiera tu pueblo puede comprenderla.
- ¡Querido hermano! Tú eres agua, polvo, roca, planta, perro, gato, caballo y sobre todo hombre. Después de incontables años en que la vida se fue perfeccionando, la luz generó un ser andrógino, perezoso, grande y apático, que convivía con los monos, los grande saurios y un planeta pujante de vida.
- ¿Cómo puedes saber tu esto; Moisés?
- Nuestros Padres Creadores así nos lo trasmitieron y así se ha guardado en la mente de los iniciados y en secreto en los papiros sagrados conservados por los sacerdotes.
Estas discusiones eran frecuentes entre Maser y Aarón. Se trataba de inculcar los conocimientos esotéricos más abstractos a mentes primitivas, mágicas y supersticiosas. Aarón era más listo que Moisés; Pero Moisés era más inteligente. El hebreo insistía en la idea de que de ninguna manera su pueblo podía entender estos conceptos. Proponía por tanto, el hablar en parábolas o por medio de cuentos. De esta manera antes o después, el que hubiese progresado en el conocimiento vería que detrás de cada cuento existía una verdad más grande. Moisés no era partidario de esto, puesto que venía de una cultura llena de leyendas que se engrosaban y multiplicaban generación tras generación, produciendo más confusión a lo largo de la Historia.
 
- Los Dioses creadores de la vida, separaron del ser andrógino salido del agua, al hombre y a la mujer. Y desde ese momento comenzó el amor entre ambos. Desde ese momento comenzó la fuerza de la vida; el sexo y la procreación. Pasaron millones de años y los Sembradores de Vida fecundaron a doncellas y mujeres para que nacieran seres más evolutivos. Los Dioses abrieron el cráneo de los primates humanos y les acoplaron la inteligencia.
- ¿Por qué dices los Dioses? ¿No hay un solo Dios?
- Solo hay un Principio; Una Mente Suprema. Pero hay tantos Dioses creadores como diversidad de razas en el cosmos. Estos Dioses creadores fueron llamados los Elohim. Cada Sol tiene sus Creadores de Vida; cada Sol contiene en su seno los espíritus de cada ser que puebla sus planetas. Cada Sol es un Padre Creador de un Sistema y todos los sistemas están coordinados por la Suprema Inteligencia. Cada ser humano es un Dios-creador en potencia.
 
- ¡Blasfemo! ¿Cómo voy a ser yo un Dios?
Moisés comprendía que la respuesta no podía ser entendida por Aarón y simplemente le planteó una pregunta.
- Imagínate que tienes a lo largo de tu vida cien mil mujeres; ¿Cuántos hijos podrías tener en toda esa vida?
- Realmente sería estupendo tener tantas mujeres. Sin duda serían miles de hijos y nietos
- Esos hijos; esos nietos, y los nietos de los nietos, te considerarían un Dios. Los Dioses nos han enseñado que dentro del hombre, en su semen hay varias humanidades y que a lo largo de la vida un solo hombre podría poblar un planeta. Pero si hoy odias, tus hijos serán seres odiosos; si amas, tus hijos serán amorosos. Si vives en pecado, tus hijos serán pecaminosos. ¿Has comprendido?
- ¡No! Será mejor no contar todas estas cosas al pueblo o se rebelarán. Enséñales una Ley simple y sencilla o no se podrá realizar la misión.
- Tan difícil te resulta comprender que después de millones de retornos al mundo de la materia, un día serás tú también Dios.
- ¡Si! esto si lo puedo entender.
- Pues cuando tú seas Dios, el número de seres que gobernarás y que te considerarán su Creador, será  el mismo número de espermatozoides y óvulos que tuviste en todas tus existencias. Pero si hoy odias, los cientos de millones de seres que llevas dentro, mañana serán hijos del odio y tendrás que volver para enseñarles la ley del amor y del perdón. Si hoy tu corazón está en paz, los minúsculos seres que llevas dentro, mañana serán una raza que habitará un planeta donde la paz y el amor serán las leyes por las que se dirijan sus humanidades.  Somos Dioses en aprendizaje desde hoy hasta que en eones del tiempo tengamos como territorio un sector del Universo.
- Realmente, querido hermano, no puedo entender la cantidad de barbaridades que dices.
Finalmente Maser, se dio cuenta que era imposible traspasar los conocimiento esotéricos al pueblo y escribió el libro de los orígenes en forma de cuento. Maser necesitaba a Aarón, puesto que solo el hebreo podía plasmar en el orden práctico una idea que pudiera constituir un pueblo. Maser era abstracto; un ideólogo puro, pero incapaz de realizar las ideas en el mundo de la materia.
Lo triste es, que aun hoy en día, la Humanidad no ha entendido y sigue atada a dogmas, preceptos y leyendas sagradas; porque en nuestros espíritus no hemos auto-realizado la verdad.
La historia de Adán y Eva no era sino un cuento que fuera asequible a la ignorancia de aquellos primitivos. Lo que resulta penoso es que aún hoy en día, confesiones religiosas y personas inteligentes lo acepten como teoría válida.
En un momento determinado de esta experiencia, pude ver cómo doctores en genética venidos del espacio, introducían a primates humanos: llenos de pelo y con facciones simiescas, en sus naves espaciales y les abrían el cerebro, implantándoles grupos neuronales que activaron habilidades e inteligencia superior  Aunque en el desdoblamiento astral es difícil calcular el tiempo, creo que ésta intervención genética se pudo dar hace cuatrocientos mil años de nuestro tiempo. Vi también como dentro de pocos años, el ser humano comprenderá que la teoría del origen del hombre desde la evolución del mono es absurda. Incluso pude ver a los niños del futuro que se reían de esta afirmación.
Luego ví cómo nuestra Galaxia está gobernada por veinticuatro ancianos a cual más pintorescos en su aspecto, pero que emanan una sabiduría y beatitud infinita. Viven en una especie de parlamento. Todo lo que ocurre en nuestro orbe cósmico lo dirigen ellos. Nada se escapa a su control. Estos ancianos dispusieron así mismo el mestizaje de la raza, impulsando visitas de los primeros colonos espaciales a nuestro planeta. Ví a estos colonos fecundar directa e indirectamente a las antiguas doncellas de las diversas tribus del planeta. Ví seres de color, rojo, amarillo, azul, verde y negro que sembraron su semilla entre nosotros, y que incluso hoy siguen sembrándola para formar una super-raza en el futuro. Lo curioso es que estas visiones y conocimientos que ahora me parecen asombrosos, estaban escritos en los papiros y en las representaciones pictóricas y pétreas de los antiguos templos de Egipto.
 
Representación en piedra. Abydos. Conmemora la intervención de los señores del cielo limpiando las riberas del Nilo de metales pesados que impedían y contaminaban la cosecha.
 
Maser conocía todo esto, no solo por su formación esotérica, sino porque su padre se lo había mostrado en la nube metálica a la que era transportado cuando era niño. ¿Pero cómo podía contarlo? ¿Quién podía entenderle? Pero ¡De que nos sorprendemos! Si hoy tampoco lo puede entender nadie. Menos mal que estos relatos son considerados cuentos  fantásticos y paranoicos y esto nos hace acreedores a la compasión de los sabiondos de nuestro tiempo. De momento y por un largo periodo de tiempo esto será esoterismo y conocimiento iniciático. Mañana se estudiará en los libros de texto de todas las escuelas. El tiempo nos dará la razón.
 
Representación en piedra. Saqqara.- Los Señores del Cielo sembraron la genética humana.
 
VIAJE A MADIAN
Desde mi lado consciente intentaba ubicar a Moisés en su huida a Madián, después de haber matado a un egipcio por defender a un hebreo. Tal y como se cuenta en el libro sagrado, pero esta imagen no venía a mi, simplemente porque este relato al igual que casi todo lo relativo a Maser  está manipulado por los historiadores  interesados del pueblo hebreo. Como se puede ver en los anales y en la Historia Egipcia, más y mejor documentada, no se recoge la salida del pueblo hebreo, ni se habla de Moisés en ningún escrito, documento o registro en piedra.  Es habitual dar a los héroes antiguos connotaciones sagradas míticas y fantasiosas. Pero resulta aún más monstruoso y por supuesto injusto y mentiroso, atribuir al faraón la manía de matar a los niños hebreos. Este recurso literario de la persecución de los inocentes,  se ha utilizado por muchas culturas y muchos pueblos.  Pero la realidad que yo viví era otra muy distinta. Puedo aseguraros que en los registros akásicos; es decir, en la película del eterno presente de la historia del hombre no se encuentran las descripciones y los relatos bíblicos de Moisés, como nos los han pretendido mostrar.
Ocurrió una noche, por medio de un sueño.  Maser veía una montaña de la que salía fuego incandescente, acompañado de truenos y relámpagos. Luego una voz majestuosa decía: - Moisés…Moisés, estamos esperándote-
Este sueño se repitió en la noche siguiente y en las sucesivas. Finalmente preocupado por sus obsesiones oníricas optó por viajar a Menphis para ver a un sacerdote que oficiaba en el templo de Horus. Este sacerdote llamado Menet, tenía a su cargo el “Ojo de Ra”.  Una vez en su presencia se besaron tres veces, como corresponde a la Fraternidad de los Hijos del Sol. Luego el recién llegado comentó su sueño y la necesidad de preguntar al  Hierofante Sagrado, que representaba el “Ojo de Ra” sobre dicho sueño. Menet le acogió en su casa y le indicó la necesidad de hacer ayuno por siete días antes de someterse a la consulta. Era importante estar puro y sin pecado alguno, cuando se trataba de acceder a los misterios del cielo.
Acabado el plazo, Menet tomó el “Ojo Sagrado” y se lo puso en la frente a Maser.  El silencio de la habitación en plena noche era absoluto. El sacerdote guardián recitó los mantrams sagrados, que a modo de interruptor, accedía al poder del Hierofante. Enseguida la habitación se llenó de un tono azulado, junto con un olor penetrante a jazmín. Los ojos de Moisés comenzaron a parpadear con fuerza a la vez que se volteaban hacia la parte alta de la cabeza. Estaba en trance. Incapaz de percibir su entorno. Estaba en otra dimensión. Su cuerpo astral había salido de su cuerpo físico. Menet, le cubrió con una túnica, puesto que la rigidez del cuerpo y la fría noche no aconsejaban dejarle a la intemperie.
En la Nube metálica ubicada en la cima de la Gran Pirámide estaban los “Señores del Cielo”. Junto a ellos en una sala circular estaban otros espíritus. Mi maestro Homet-Ra, el padre de Maser, Akenaton, y  Yo; Homet-Nut. Otros tantos hermanos y hermanas venidos de otros tantos puntos celestes.  El cuerpo astral de Moisés se ubicó en el centro de la sala. El podía vernos, oírnos y sentirnos igual que nosotros a él. Enseguida percibimos su alegría al poder reunirse con sus seres queridos. Luego Akenaton le dijo:
 
- Hijo mío, ha llegado el tiempo de que comiences la misión para la cual fuiste creado. Toma el rumbo de Madián. Mi hermano Jetró te está esperando. El te dará instrucciones precisas.
Menet, vio como dos lágrimas salían de los ojos de Maser,  que al poco rato tomó consciencia de que ya no estaba en la nube metálica sino en  una de las numerosas casas de Menphis. Finalmente se daba la orden tan esperada durante todos esos años.  Marchó a la ciudad de Ramsés, en el delta del Nilo, para dar las últimas instrucciones a Aarón y a Josué y  tomó el camino de Madián.
Madián está en la península del Sinaí. El viaje desde Egipto era largo, tortuoso y difícil. El árido desierto resecaba hasta los pensamientos de quien osara adentrarse en estos inhóspitos parajes. Maser tuvo que esperar en las fronteras del imperio hasta que una caravana le aceptara para realizar el viaje que tenía programado en su espíritu.
Después de cuatro meses de trayecto llegaron a los pies de la gran montaña de Sinaí. La montaña sagrada donde al parecer y según afirmaban los testigos, vivían los Dioses.
Unos pastores que cuidaban cabras condujeron a Moisés a la presencia del sacerdote Jetró. Este viejo iniciado de la antigua Fraternidad Solar de los “Hijos del Sol”  tenía un aspecto impresionante. No tanto por su estatura, sino por el encanto de su rostro. Sus ojos emanaban luz. Su barba blanca perfectamente recortada, mostraba una gran aristocracia espiritual. Era un hombre delgado, de movimientos lentos y estudiados. Llevaba sobre la cabeza un turbante y se cubría con una túnica sin ceñir de color amarillo. Se alimentaba de queso, leche de cabra y de dátiles. No comía carne ni pescado. Según afirmaban los miembros de la pequeña tribu donde se alojaba, ascendía a la gran montaña sagrada y tardaba días, incluso semanas en bajar. Nadie sabía cómo podía sobrevivir con el terrible frío nocturno y sin ningún tipo de alimento.  Otros aseguraban que al amanecer,  la figura del anciano se recortaba en el extremo del poblado saludando al Sol naciente. Los testigos que habían osado acercarse a él, aseguraban que irradiaba una extraña luz azulada. Incluso manifestaban,  que levitaba sobre el suelo. Otros decían que se le había visto en dos sitios distintos a la vez.
Jetró tenía el don de profecía. Cuando hablaba era entendido por todos, aunque los que escuchaban no conocían su idioma. En determinadas ocasiones había sanado a moribundos con solo recitar unas extrañas palabras y exhalando el aliento sobre los mismos.  Sin duda Jetró era un super-hombre a medio camino entre lo humano y lo divino.
Maser entró en la tienda del sacerdote y se arrodilló ante él en señal de respeto y de reverencia.
 
- Señor; mi padre Akenaton me ha hecho llegar ante ti para ser instruido en los misterios, si me consideras digno de recibirlos.
Jetró miró a Moisés reconociendo algunos de los rasgos ampulosos de la cara de su hermano y Gran Maestre de la Orden, el faraón Akenaton. Habían pasado sesenta años desde la Fundación de la Fraternidad y finalmente, por caminos tortuosos y sin lógica, el hijo del fundador había sido designado por los Dioses para realizar la sinarquía del monoteísmo.
 
- Hijo mío, yo fui iniciado en la Fraternidad Solar siendo muy joven. Y ahora solo quedo yo vivo de los viejos hermanos. Durante muchos años me he preguntado el por qué de este castigo. Durante muchos años he deseado retornar al cielo con mis otros hermanos. Finalmente mi tiempo está concluyendo con tu llegada.
 
El anciano miró con fijeza a los ojos de Maser diciéndole:
 
- Tú eres el caudillo de un pueblo, el primero de todos; el más grande de la Era del Carnero. Pero siendo el más grande, debes aprender a servir al más pequeño. Debes revestirte del manto de la sencillez y de la humildad. Quiero que sepas que en las asambleas de los “Hermanos del Sol”, tu padre Akenaton era un servidor. El se desprendía de sus atributos y de su poder para ser uno más entre nosotros. El deseaba renunciar a las responsabilidades de su cargo, pero su destino no se lo permitía.
Los ojos de Maser se abrieron con la inquietud de quien disfruta con un relato fantástico. Finalmente podía conocer de primera mano los relatos del único superviviente de la Fraternidad Solar.
- Todos los hermanos pensábamos que cambiaríamos el mundo. Pero tuvimos un error gravísimo y fue denunciar y atosigar a la casta sacerdotal. Se puede mover una montaña o cambiar el curso de un río, pero no se puede combatir el fanatismo religioso que anida en la ignorancia humana. Finalmente los sacerdotes de Tebas se conjuraron con el ejército y nos persiguieron, matando a unos y dispersando a otros. Todos nos habíamos comprometido para instaurar el culto al Sol. Ahora eres tú quien debes tomar la antorcha de ese mandato. Tú eres el avatar de este tiempo.
Y Jetró instruyó a Maser en las leyes de los hombres y de los Dioses. Y pasaron los meses y creció en igual medida el respeto y el amor de Moisés por este viejo iniciado de la Fraternidad Solar.
 
SEFORA
En la ciudad de Ramsés, en el delta del Nilo cerca de  Menfis,  Aarón se impacientaba. En los meses anteriores había calentado el ambiente de sus compatriotas prometiéndoles una nueva vida, una nueva tierra y un orden nuevo. Pero Maser no retornaba y el hebreo se ponía muy nervioso. El pueblo judío, sometido a una tarea esforzada ocupaba un estrato social muy bajo y había dejado hacía mucho tiempo de soñar. El joven Josué, confiaba plenamente en Moisés y se empeñaba en traducir los papiros y documentos que iban a conformar la doctrina del nuevo pueblo.  Ramsés II se había ocupado mediante severos decretos de hacer desaparecer los testimonios, enseñanzas y documentos de faraón Akenatón.  Por ello, Josué, ayudado por otros hermanos de la Fraternidad Solar, intentaba recuperar dichos testimonios para que no se perdieran. En Amarna, la antigua ciudad del Faraón hereje, los soldados no permitían entrar a nadie. Incluso muchas de las piedras y estructuras de la bella ciudad estaban siendo desmontadas para emplearlas en las tumbas de los nobles.
 
En Madián Maser aprendía de Jetró, no solo la vieja cultura egipcia, sino la de los nómadas del desierto y otras tantas enseñanzas de los hititas. Jetró le obligaba a retornar a la realidad práctica, estudiando las leyes de los pueblos antiguos y la forma de gobernar, aplicar la Ley y el orden social. Antes o después tenía que legislar y dirigir a un pueblo y Maser era un idealista poco pragmático.
 
Ocurrió cierto día que al pequeño poblado acudieron varias familias que huían de la guerra, que Ramsés mantenía con los hititas. Eran precisamente familias de este pueblo que escapaban de la represión egipcia, después de abandonar la pequeña colonia que habían ocupado en los años anteriores.
Un mujer bellísima, alta, morena y con ojos negros tan grandes como luceros, destacaba del grupo. Su cabello de largos tirabuzones envolvía una cara redonda, sensual y con aire distinguido. No parecía precisamente una fugitiva. 
Maser se quedó mirándola entusiasmado con su presencia. Tomó un recipiente con leche de cabra y se dirigió a la misma ofreciéndoselo. Estaba tan ensimismado que no se dio cuenta como se le derramaba el líquido, empapando la túnica de la mujer. La hitita sonrió al comprobar el asombro de aquel príncipe de Egipto. Sus miradas se encontraron en un silencio profundo. El fuego de la seducción los estaba consumiendo. Enseguida dos hombres jóvenes se interpusieron entre ambos y retiraron a la doncella.
Los hititas se quedaron unos días en el poblado. Entre Maser y Séfora; que así se llamaba la doncella, se estableció una relación de amor profundo y sincero. Maser notaba que algo de su pecho salía impetuoso y se integraba en el pecho de su amada.
 
- Séfora, siento que eres algo de mi mismo. Siento que me perteneces. Sin duda te he conocido en otras vidas. Te amo.
- Yo también Maser, pero nuestros pueblos son enemigos. No creo que los tuyos me acepten.
- ¿Quiénes son los míos? ¿Dónde está mi pueblo? Soy mitad hebreo y mitad egipcio.  Mis hermanos no son de carne, sino de espíritu. Tan solo debo obediencia a mi maestro.
Maser acudió a Jetró preguntándole:
- ¡Maestro! Amo a Séfora como nunca amé a ninguna mujer. Solicito permiso para pedirle el matrimonio. No tengo bienes, pero trabajaré para ti hasta que pueda comprarla.
- ¡Hijo mío! No soy yo quien debe autorizar tu matrimonio. Es el cielo el que se complace en esta unión. Mañana hablaré con su padre y pagaré la dote que solicite. Mis bienes son los tuyos, pues se nos ha enseñado a no poseer y compartir. Séfora es el lado femenino de tu verdadera identidad. Ahora estás completo. Ahora, el espíritu del Avatar que vive en lo alto y que es macho y hembra a la vez, os poseerá. Ahora, lo alto se encarnará en lo bajo y comenzará la misión del Señor del Carnero. Cuanto más ames a Séfora, más y mejor vivirá Dios en la materia. Ahora, verás que las palabras que pronuncia tu boca no son tuyas. Ahora,  sentirás cosas que nunca habías sentido. Ahora,  tus ojos internos verán más lejos. Ahora,  latirás en una conciencia superior. Ahora; debe morir Maser para que nazca Elohim.
 
Fue pagada la dote y Maser vivió los momentos más maravillosos de su vida.
 
Cada 2160 años nace una Era. Cada Era tiene un Avatar. Cada Avatar se encarna en la Tierra en un hombre y una mujer. ¡Bienaventurados los que han sido dotados con los ojos el espíritu y pueden identificarle! Así fue en la Era del Carnero con Moisés y así fue con Jesús el Cristo en la Era de Piscis. ¿Quién será el avatar de la Era de Acuario?..... Solo unos pocos conocen la respuesta. Pero su boca está sellada con juramento perpetuo. Solo los Hijos del Sol lo saben y por eso callan…
También los sicarios del mal conocían y conocen el misterio de las bodas sagradas del Avatar. Por eso ponderaron el celibato y la castración como modelo evolutivo. ¿Cómo puede ser blasfemia el amor de Maser por Séfora o el amor de Jesús el Cristo por Maria del Magdala? ¿Cómo puede llamarse a la esposa del Cristo, pecadora o ramera? ….Esto sí que es blasfemia y por eso serán juzgados.
 
CONTINUARA...

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Cuando una banda de visionarios se une para empujar los límites del universo conocido, abren de par en par las puertas atascadas de la evolución para todos....

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