viernes, 5 de abril de 2013
Hay vida imposible en el lugar más profundo de la Tierra
La vida se abre camino incluso en las condiciones más increíbles
Cuaderno
de Ciencias, 1 abr (Yahoo Noticias).- Se cumple un año desde que el
director James Cameron lograra la hazaña de descender hasta el punto más
profundo del océano. Utilizando un submarino adaptado a las enormes
presiones consiguió llegar al fondo del océano convirtiéndose así en el
primer ser humano que lo lograba en solitario.
Cuando
el cineasta se asomó a la pequeña ventanilla del submarino afirmó que
aquel lugar era un desierto estéril y sin vida, algo parecido a estar a
la Luna… No podría estar más equivocado.
Imaginar
la fosa de las Marianas es algo que da vértigo… es el verdadero fondo
del océano, una gran grieta de unos seis kilómetros de profundidad que
se extiende durante más de 2.500 kilómetros a lo largo del Pacífico. Sin
embargo, eso no es todo porque, en un punto concreto cercano a la isla
de Guam, la gran fosa desciende aún más hasta llegar a los 11 kilómetros
de profundidad… el Abismo Challenger.
Es el
punto más profundo del océano y hasta ahora, tal y como pensaba James
Cameron, los científicos no tenían evidencias de que existiese vida
capaz de soportar las crudas condiciones que existen en esas
profundidades… al menos, hasta ahora.
Un equipo
internacional de investigadores pertenecientes a la Universidad del Sur
de Dinamarca, el Instituto Marino Escocés, el Centro de Investigación
Climática de Groenlandia, el Instituto Max Planck de Microbiología
Marina y la Agencia Japonesa de Ciencia y Tecnología Marina y Terrestre
han conseguido enviar un batiscafo no tripulado a la sima de las
Marianas y la sorpresa ha sido mayúscula:
el fondo está rebosante de vida.
El
batiscafo llevaba a bordo instrumentos científicos muy sensibles
capaces de medir con gran exactitud el consumo de oxígeno, uno de los
indicadores más fiables de la vida microbiana en las profundidades.
Para
asegurar bien las mediciones, los biólogos midieron también el consumo
de oxígeno en profundidades cercanas a los 6.000 metros y quedaron
realmente sorprendidos al comprobar que en el fondo del Abismo
Challenger, es decir, 5.000 metros más abajo, el consumo de oxígeno era
incluso mayor que en profundidades superiores.
El
descubrimiento, publicado la semana pasada en la Revista Nature
Geoscience, ha sido tan inesperado que abre la puerta a nuevas
preguntas:
¿Qué clase de vida es capaz de soportar condiciones tan duras y
presiones tan altas? ¿Cómo es posible que a 11 kilómetros de profundidad
exista más vida que a sólo 6 kilómetros?
Las
respuestas aún no han llegado, pero lo que ya no podremos decir es que
la sima del mundo es un lugar inhóspito y solitario… la vida se abre
camino incluso en las condiciones más increíbles.
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