sábado, 20 de abril de 2013
MENSAJE DE JESHUA ABRAZANDO LA DANZA ENTRE EL CUERPO Y EL ESPIRITU
Mis queridos amigos,
Yo Soy
Jeshua. Los saludos a todos ustedes. Todos ustedes son seres de luz. Han
venido a la Tierra a esparcir vuestra luz. Al hacer esto encuentran
resistencia. Son confrontados con la oscuridad. ¿De qué se trata
realmente este juego entre la luz y la oscuridad? ¿Cuál es el propósito
de la resistencia y de la oscuridad que han estado experimentando?
Estar
en la luz significa estar en un estado de conciencia en el cual ustedes
se dan cuenta de vuestra unidad con todo lo que es. Si están en la Luz,
si son la Luz, se sienten completamente libres e infinitos. Saben que
son parte de una totalidad mayor y sienten que son profundamente
abrigados dentro de esta red infinita de conciencia viva. La Luz es
vuestra conexión al Uno.
La Luz por naturaleza
no tiene forma. No es dependiente de ninguna forma material. Es libre de
las restricciones del tiempo y del espacio. Ustedes no son la forma
material que vuestra conciencia habita en este momento. Ustedes no son
vuestro cuerpo, no son la carne y los huesos de los cuales está hecho
vuestro cuerpo, no son el género ni las características que pertenecen a
vuestra personalidad actual. Ellos son parte de ustedes, pero ustedes
son mucho más. Son su origen, el creador divino.
Vuestra
alma infinita ha habitado en muchas formas de vida diferentes y ha
experimentado un gran número de vidas a través del universo. Estas
experiencias los han enriquecido de maneras que ustedes aun no
reconocen. Vuestro a veces arduo viaje a través de la encarnación es
nada menos que el modo en que Dios se expande a sí mismo. Vuestro viaje a
través de la forma es significativo porque permite que toda la creación
se expanda y prolifere de maneras nuevas y enriquecedoras.
Yo
sé que a veces ustedes no lo sienten así. Ustedes pueden llegar a
abrumarse por la falta de luz y conexión en la Tierra. Yo lo sé. Estoy
aquí para encender una chispa de remembranza en vuestra alma. Si ustedes
recuerdan quiénes son realmente, se dan cuenta de que vuestro centro
divino aun está entero e intacto a pesar de todo por lo que han pasado.
Sentir vuestra totalidad puede darles una sensación de alivio o incluso
un sentimiento de éxtasis. Aquí es cuando ustedes saben que están dando
con la verdad. Ustedes recuerdan la verdad de quiénes son: un alma
divina con infinitas posibilidades. Estoy aquí para recordarles quiénes
son y para inspirarlos a traer esa conciencia a vuestra vida diaria.
No
hay una verdadera brecha entre el ustedes humano y el ustedes divino.
Vuestro ser divino no está en algún otro lugar. Para empezar no está
ubicado en el tiempo y en el espacio. Si ustedes quieren conectarse a él
ahora mismo, pueden hacerlo dando un paso atrás por un momento en
asuntos que abruman vuestra mente y emociones. Imaginen que vuestra
conciencia se vuelve más grande, apartándose de estos asuntos y entrando
a un espacio de conciencia abierta. Dentro de este espacio no hay
necesitar o querer, sólo hay ser. Puede parecer como si esto no fuera a
ayudarlos a resolver ningún problema en vuestra vida, pero yo los estoy
invitando a simplemente intentarlo. ¿Pueden cambiar vuestra conciencia y
tan solo observarse de un modo tranquilo y despreocupado? ¿Pueden estar
con ustedes mismos sin juzgarse o interferir? Ustedes encontrarán que
al hacer esto se vuelven calmos y más relajados. Si vuestras emociones,
pensamientos o sensaciones físicas los arrastran afuera de este espacio
calmo, no se preocupen. Déjenlo ser. Observen qué sucede. En algún
momento descubrirán que entrar en este espacio de conciencia silenciosa
es una herramienta poderosa para recordar quiénes son.
Esta
herramienta siempre está disponible para ustedes. Ustedes pueden
permanecer en contacto con vuestra totalidad, con el espacio de libertad
interior, por medio de mantener siempre cierta distancia de las cosas
que los perturban, o aún de aquellas que los excitan de un modo
positivo. Manteniendo cierta distancia ustedes conservan la conciencia
viva de que estas cosas nunca los definen totalmente, aunque en verdad
son importantes en vuestra vida. Ustedes son más que las emociones y los
sucesos que transpiran en vuestra vida. Dentro de ustedes hay una
presencia que silenciosamente pero aun así intensamente observa ir y
venir todos estos sucesos y experiencias. Esta presencia es
indestructible. Es la fuente de la vida misma.
En
vuestra vida en la Tierra ustedes eligieron conectar temporalmente
vuestra conciencia con el cuerpo, una forma. Hay una razón para esta
elección. El cuerpo es muy precioso. Es una admirable proeza el hecho de
que ustedes puedan enfocar vuestra conciencia de tal manera que los
identifica parcialmente con un cuerpo, con la persona que son ahora,
hombre o mujer, con todos los talentos y características que les
pertenecen. Sin embargo, por favor no cometan el error de creer que son
este paquete de características. Ustedes son la conciencia que los
experimenta. Este conocimiento puede ponerlos en libertad.
El
ustedes divino, vuestro ser despojado hasta el núcleo, es como un
amplio espacio abierto, vacío y aun así lleno de vitalidad y potencial.
Esta es la parte de ustedes que es Dios. Este es el Hogar. Si ustedes se
conectan a esta parte vuestra sienten alivio, alegría y libertad. Se
sienten a salvo. Estar en la oscuridad significa que se sienten
separados de su centro, de su conexión con la totalidad. Se sienten
disipados del amplio espacio interior que por sí sólo puede traerles la
paz y la alegría que están buscando. Todo el sufrimiento se origina
desde esta sensación de desconexión. Es el dolor más severo que vuestra
alma puede experimentar.
COMPRENDER EL PROPÓSITO DE LA OSCURIDAD.
¿Por
qué las almas siempre eligen experimentar la separación? En el momento
en que ustedes eligen encarnar y vivir dentro de una forma material
vuestra luz queda limitada y restringida. Vuestra conciencia se reduce y
ustedes pierden vuestro sentido de infinitud. Ustedes tienden a perder
la conexión con el ustedes real, el que es amorfo, libre e ilimitado.
Especialmente para las almas jóvenes, quienes están en la etapa inicial
de su viaje de encarnación, es fácil olvidar e identificarse con la
forma que ellos habitan. Es un signo de madurez cuando un alma es capaz
de habitar totalmente un cuerpo humano y al mismo tiempo comprende que
no es el cuerpo sino aquél que lo experimenta y le da vida. A medida que
el alma evoluciona nace la conciencia de que hay algo trascendiendo el
cuerpo, la forma material enfocada en el tiempo y en el espacio. El alma
madura se abre a la dimensión de lo amorfo y comienza a reconocer que
su propia esencia reside ahí. Al hacer esto el alma evolucionada será
capaz de traer la conciencia de unidad dentro del reino de la forma
material.
¿Por qué un alma elegiría aventurarse
en el viaje de la encarnación? ¿Por qué ustedes eligieron estar
confinados por la forma material, por el ciclo del nacimiento y de la
muerte y todo lo que viene con eso? ¿No habría sido mucho más feliz
haberse quedado todo el tiempo en un estado de unidad infinita? Háganse
esta pregunta. Algunos de ustedes podrían decir ahora mismo que si fuera
posible no volverían a encarnar otra vez. Ustedes me dirían que la vida
en la Tierra es demasiado dura, demasiado oscura y que añoran
terriblemente ir al Hogar y quedarse ahí por siempre. Sin embargo, yo
les estoy diciendo que vuestra alma eligió experimentar esta vida que
están viviendo en la Tierra al igual que eligieron experimentar todas
las vidas que vivieron en la Tierra. Hay una parte de vuestra alma que
ama danzar con la materia, y yo les estoy diciendo que ésta es la parte
más divina, sagrada y creativa de ustedes.
Dios
desea traer luz dentro de la forma material. El Espíritu (a quien uso
como sinónimo de Dios) creó la materia para que la Luz tome forma y sea
experimentada por ella misma. La creación de la materia puso en juego la
danza de la conciencia y de la materia: la danza del cuerpo y del
espíritu. La interacción entre el cuerpo y el espíritu es la manera de
Dios de crear. Ustedes – como un espíritu habitando un cuerpo – son el
despliegue de la creación de Dios. A medida que vuestra alma va
evolucionando y madurando, va adquiriendo la capacidad de sostener la
luz del Espíritu y de expresarla a través de un cuerpo. El arte de vivir
en un cuerpo es manifestar la libertad del Espíritu dentro de la
dimensión material. Cualquier cosa en la dimensión material que es
iluminada desde adentro por la conciencia del Espíritu irradia belleza y
vitalidad y agrega algo importante a la vida. La luz encarnada es la
luz más preciosa que existe. Al encarnar vuestra luz del alma en la
Tierra, en la forma material, ustedes están expandiendo la creación de
Dios. Ustedes están creando algo nuevo y contribuyendo en algo a la
totalidad que no habría existido sin su presencia única.
La
abundancia de formas de vida que existen en la Tierra, en los reinos
animal, vegetal y mineral, reflejan el deseo del Espíritu de
manifestarse de diversas maneras. La belleza y variedad de la vida en la
Tierra ha evolucionado a partir de la danza entre la materia y el
espíritu, entre la conciencia y la forma. Dios anhela expresarse en
diferentes formas, porque enriquece la creación y porque permite a todos
los seres experimentar la belleza, la alegría y la aventura en sus
ciclos de vida. Todos los seres son chispas del Espíritu. Viajar a
través de diferentes formas y conocer la vida desde muchas perspectivas
diferentes trae profundidad y sabiduría a vuestra alma. Incluso la
experiencia de la separación, de la oscuridad, puede ayudar a enriquecer
la creación.
Ustedes son Dios. Ustedes alguna
vez hicieron la elección de descender dentro de la materia y hacer
brillar vuestra luz mientras habitaban una forma limitada. Esto no es
algún castigo que tengan que soportar. Es el resultado de una elección
sagrada que hicieron como parte de Dios. Ustedes realmente son un
Creador. Más allá de la resistencia que puedan sentir ahora mismo hacia
su vida en la Tierra, hay un profundo y constante deseo en vuestra alma
de traer luz a la realidad densa de la Tierra. Hacer brillar vuestra luz
sobre las partes oscuras de la realidad terrestre, adentro y afuera, es
verdaderamente vuestro llamado del alma. Si ustedes hacen esto
experimentan una especie de satisfacción que toca vuestro corazón más
profundamente que cualquier otra cosa. Incluso la visión de estar ahí
arriba en el cielo en eterna dicha y paz palidece en comparación. Esto
es porque está en vuestra naturaleza como un ser divino danzar entre el
cuerpo y el espíritu. Es esta danza que constituye la esencia de la
creatividad. Ustedes, quienes por momentos se sienten desanimados por
vivir en un cuerpo humano en la Tierra, sentirán alegría otra vez no por
abandonar la danza por completo, sino por saber cómo traer vuestra luz a
la oscuridad.
La oscuridad y la densidad son
parte de la vida en la Tierra. Cuando ustedes experimentan la oscuridad o
la densidad en vuestra vida sienten que la energía es pesada, lenta y
atascada. Ustedes sienten una falta de movimiento, de libertad y de
fluidez. Siempre que haya este tipo de densidad, habrá pensamientos o
emociones negativos, lo cual revela un sentido de desconexión y de
separación. Ya dije antes que sentirse desconectado del Espíritu, lo
cual significa sentirse separado de vuestra propia esencia, es el dolor
más severo que un alma puede experimentar. ¿Cómo remedian ustedes esta
sensación de separación, lo cual los hace sentirse emocionalmente
heridos y dudosos del significado de la vida?
LLEVAR VUESTRA LUZ DENTRO DE LA OSCURIDAD
Hoy
los invito a encontrarse con la parte más densa dentro de ustedes y a
darle la bienvenida con un corazón abierto. En la vida cotidiana ustedes
experimentan vuestras partes más densas en áreas de la vida en las
cuales vuestra energía difícilmente fluye. Esto puede ser en el trabajo,
en las relaciones, en la salud o en cualquier otro aspecto de vuestra
vida. En esta área es más difícil para ustedes aceptarse a ustedes
mismos o lo que la vida tenga para ofrecerles. Experimentan ese aspecto
de la vida como una carga, como algo que no debería haber existido.
Ustedes se sienten bloqueados, estancados y yo los invito a visualizar
esta densidad como una piedra que ustedes acarrean, así como el
proverbial “peso agobiador alrededor del cuello”.
Ustedes
pueden sentir que la densidad que experimentan es debido a
circunstancias externas. Pueden sentir que ha sido causada por el
rechazo, la traición o la violencia de otras personas. O podrían decir:
yo no concuerdo con la vida en un lugar que es tan oscuro y denso como
lo es la Tierra. Es comprensible que esa parte de ustedes reaccione de
esa manera. Es la parte de ustedes perpleja y sobresaltada que se ha
olvidado del verdadero poder dentro de su ser. Es un niño interior
traumatizado hablándoles a través de estos pensamientos negativos. Este
niño se siente una víctima, se siente abandonado y desconectado. Yo los
invito a reconocer la parte más sabia y luminosa de ustedes, cuyo único
propósito es traer a aquél niño al hogar. Tienen que hacer una elección.
¿Se identifican con el niño interior traumatizado, o con la parte
brillante y entera de ustedes que es capaz de sanar al niño?
El
origen de vuestro sufrimiento no yace en la densidad u oscuridad de la
realidad externa. Está en vuestra sentida incapacidad de elevarse sobre
las partes más densas dentro de ustedes y de abrazarlas con vuestra luz y
verdadero resplandor. Sintiéndose victimizados por la parte densa,
ustedes se resisten a ella y quieren librarse de ella. Echar afuera una
parte de ustedes los hace sentirse desgarrados por dentro. Vuestra alma
no estará en paz hasta que el niño perdido haya vuelto al hogar.
Imaginen
que ustedes están acarreando una piedra alrededor del cuello. Echen una
mirada y vean cuán pesada o grande es la piedra. Dejen libre vuestra
imaginación. La piedra contiene todas las emociones con las que tienen
dificultades y todos sus pensamientos negativos acerca de vivir en la
Tierra, tales como “Yo no soy bienvenido”, “la gente no me comprende”, y
así. La piedra acarrea vuestro miedo así también como vuestra
resistencia a la vida. Simboliza lo que se ha quedado atascado y
bloqueado dentro de ustedes. Por lo tanto, la piedra también señala
vuestra misión en la vida. Es vuestra misión del alma traer luz a las
partes más densas de vuestro ser.
Es vuestro
propósito de vida hacer brillar luz sobre las partes endurecidas y
petrificadas de ustedes. Esparcir luz en la Tierra es primero y
principal llegar a la oscuridad interior. Tan pronto como ustedes
abracen este viaje interior, vuestra luz automáticamente irradiará
afuera hacia los demás y los inspirará a hacer lo mismo. Ustedes no
tienen que enfocarse en lo que necesita ser remediado en el mundo.
Enfóquense en vuestra propia piedra. ¿Ven una imagen de ella? ¿Qué
colores tiene? ¿Cómo se siente cuando la levantan? Díganle hola a la
piedra y sosténganla con cariño. Permitan que vuestra conciencia fluya
dentro de la piedra y sientan la energía dentro de ella. ¿Sienten ira,
angustia, o miedo? Dejen que la piedra les cuente su historia.
Recuerden
que ustedes, quienes están sosteniendo la piedra, son un ser de luz
viva. Son totales y enteros, sostenidos con seguridad por los brazos de
Dios. Ahora observen qué le sucede a la piedra tan sólo al sostenerla y
poner vuestra atención en ella de un modo abierto y acogedor. Se
transformará. Mientras se conecten a ella desde su centro divino,
rodeándola con aceptación y serena comprensión, ustedes la riegan con
chispas de luz. La piedra es encendida por dentro. Vuestra conciencia
lleva vida y movimiento dentro de la piedra. Ya no es más fría y pesada.
Gradualmente se transforma en una piedra preciosa. La estructura de la
piedra ha cambiado debido a vuestra atención amorosa. Echen una buena
mirada y vean qué color y forma toma.
Ahora
pregúntenle a la piedra: “¿Cuál es tu regalo para mí?” ¿Qué clase de
cualidad sienten que está presenta en la piedra? Siéntanla desde
adentro. ¿Es compasión, es paciencia, es la habilidad de rendirse y
confiar? ¿Es tranquilidad, es coraje o es alegría? Reciban el regalo. Al
principio esta piedra contenía una energía oscura y estancada. Luego de
que la abrazaron con el calmo poder de vuestra verdadera naturaleza se
transformó en un tesoro. No será simplemente neutralizada; será
transformada en una piedra preciosa, reflejando vuestra belleza interior
y sabiduría. Lo que en un comienzo era un peso agobiante alrededor del
cuello se ha vuelto una joya preciosa. Levanten la piedra y vean cómo
resplandece y brilla en una forma y color que refleja vuestra energía
única. Dejen que la piedra preciosa entre a vuestro cuerpo y vean a
dónde va naturalmente. ¿A qué parte de vuestro cuerpo la piedra va
espontáneamente? ¿Qué efecto tiene en ustedes? Tendrá un efecto sanador
en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu.
La vida
continuamente los invita a volcarse hacia vuestras partes densas,
oscuras y estancadas. La danza entre el cuerpo y el espíritu es como una
danza entre la luz y la oscuridad. Tan pronto como ustedes reconocen
vuestra verdadera naturaleza, la danza va dejando de ser una lucha. Se
vuelve una dicha. En cuanto se vuelven conscientes del poder
transformador del ustedes divino e invitan a la oscuridad a salir a la
superficie, la danza de la luz y de la oscuridad da origen a joyas
preciosas que muestran cómo la luz puede viajar dentro de las partes más
densas de la realidad. La joya es el resultado de la integración de la
conciencia en la materia, el fruto de la danza entre el cuerpo y el
espíritu. La vida los invita a ejecutar esta danza una y otra vez.
Siempre que sientan negatividad u oscuridad en vuestra vida, por favor
no juzguen. Lleven la piedra a vuestra imaginación. Acójanla y
conéctenla a la parte de ustedes que aún no está iluminada por vuestra
conciencia divina. Cuiden la piedra. Vuestra atención amorosa es la
clave para encender la piedra desde adentro. Al hacer brillar vuestra
luz sobre las partes densas y oscuras en vuestro interior, ustedes
abrazan la danza de la creación y Dios nace en la Tierra a través de
ustedes.
© Pamela Kribbe 2011
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