sábado, 4 de mayo de 2013

Beca millonaria para estudiar la inmortalidad

Beca millonaria para
estudiar la inmortalidad
 
El objeto de estudio es controvertido
y hasta ahora poco demostrable
 
3 may (BBC).- Todos los días, Benjamin Mitchell-Yellin recibe mensajes
que cuentan experiencias con el más allá: individuos que han
"regresado" de la muerte, otros que reciben visitas sobrenaturales de
sus antepasados remotos, incluso uno que describe cómo su gato ya
fallecido flota hacia "otro plano de la existencia".
 
Pero Mitchell-Yellin no participa de un movimiento espiritual ni
practica el esoterismo: es académico. E integra el grupo de
científicos dedicado a estudiar un campo poco habitual en las
universidades: la inmortalidad.
 
"Vamos a ser muy cuidadosos en documentar las experiencias cercanas a
la muerte y otros fenómenos, tratando de descubrir si son atisbos
plausibles de una vida en el más allá o son ilusiones biológicamente
inducidas. No vamos a gastar dinero en estudiar reportes de secuestros
alienígenas", aseguró el profesor John Martin Fischer, en la
declaración de principios del grupo de investigación.
 
El dinero al que se refiere es una beca de US$5 millones: una suma
poco habitual para proyectos académicos en filosofía o ciencias
"blandas", mucho menos dedicados a una materia tan controvertida –y
hasta ahora poco demostrable- como la existencia de vida tras la
muerte. O el cielo y el purgatorio, el karma, la reencarnación, la
posibilidad del hombre de vivir para siempre: todos temas que
contemplará el llamado "Proyecto Inmortalidad".
 
Así lo bautizó Fischer -un reconocido filósofo con cargo de Profesor
Distinguido en la Universidad de California en Riverside que en el
pasado ha teorizado sobre el libre albedrío, la responsabilidad moral
y los dilemas éticos-, a quien se le concedió el financiamiento
millonarrio que durará hasta junio de 2015 e involucrará a
científicos, filósofos y teólogos de todo el mundo.
 
Relatos del más allá
 
Bastó que se diera a conocer el Proyecto Inmortalidad para que los
mensajes empezaran a llegar.
 
Estamos buscando gente que estudia temas como longevidad, creencias
interculturales sobre el más allá, o cómo esas creencia pueden afectar
conductas y otros temas parecidos
 
"Hay mucha gente que nos contacta con historias, que son reales e
importantes para ellos y sobre las que quieren que hagamos
investigación. Es un desafío poder evaluarlas en su justa medida
cuando son tantas las que nos llegan", dice a BBC Mundo Benjamin
Mitchell-Yellin, investigador del grupo y encargado de revisar esos
mensajes.
 
Según señala, el interés milenario por entender qué ocurre tras la
muerte y por validar (o descartar) experiencias sobrenaturales ha sido
abordado por la literatura, el cine, la teología… Pero no ha estado en
el centro de un proyecto académico de esta envergadura.
 
En UC Riverside han recibido 75 propuestas de investigadores
internacionales, entre las cuales anunciarán, en junio, las diez que
recibirán financiamiento en una primera etapa.
 
"Estamos buscando gente que estudia temas como longevidad, creencias
interculturales sobre el más allá, o cómo esas creencia pueden afectar
conductas y otros temas parecidos", señala Mitchell-Yellin.
 
Ya han anticipado que no habrá cacería de fantasmas ni conversaciones
con las ánimas ni persecuciones de esos zombis que están tan de moda
en TV. Pero sí mantendrán –así lo ha dicho Fischer, que se declara
ateo- una "mente abierta respecto de las tradiciones y creencias"
aunque para analizarlas bajo estándares estrictamente científicos.
 
Grandes preguntas
 
Pero, ¿dónde trazar la raya entre lo científico y lo esotérico?
 
No es fácil, reconocen los investigadores. Para ser viables, los
proyectos deben ajustarse a una primera premisa: los de carácter
científico tienen que tener una hipótesis susceptible de verificación
empírica.
 
"Hay muchas cuestiones que se relacionan con la inmortalidad y pueden
ser testeadas: por ejemplo, se puede medir cómo afecta la conducta
cotidiana el hecho de creer en una vida posterior o estudiar el
comportamiento económico de un individuo sobre la base de si cree o no
en la eternidad", ejemplifica el filósofo Micthell-Yellin.
 
Una de las propuestas, por caso, tiene base en la biología: observar
especies capaces de regenerarse a sí mismas, como la hidra marina,
para buscar la cualidad que permite esa autorreproducción celular ad
eternum.
 
Otras quieren analizar las bases neurofisiológicas de las experiencias
cercanas a la muerte.
 
¿Una ciencia imposible?
 
Desde que se dio a conocer el financiamiento multimillonario para el
"Proyecto Inmortalidad", las críticas le llovieron desde diversos
frentes.
 
Las más fuertes fueron aquellas que cuestionaron la imparcialidad del
proyecto por la procedencia de los fondos: los US$5 millones para tres
años han sido asignados por la Fundación John Templeton, que se
considera de tendencia conservadora y subsidia estudios sobre temas
como la evolución, el amor, el libre albedrío.
 
Muchos alertan que ello podría influir en la agenda de investigación,
aunque los académicos involucrados lo niegan.
 
Otros critican la inclusión de teólogos (según se informó, US$1,5
millones del total de la beca están destinados a la investigación
teológica) y alegan que los aspectos espirituales de la inmortalidad
no tienen cabida en la indagación científica rigurosa.
 
También alzaron su voz quienes consideran que los hallazgos de esta
investigación serán de poca utilidad: ¿por qué no usar el dinero para
resolver problemas "del más acá" en lugar de investigar sobre la
inmortalidad?, plantean.
 
Las más sociológicas apuntan a investigar diferencias culturales en
relación con la vida eterna: ¿por qué los estadounidenses que dicen
haber tenido una visión post-mórtem hablan mayoritariamente de un
túnel iluminado, mientras que los japoneses dicen ver un jardín?
 
Están las que se proponen revisar si hay algún patrón constante entre
las conductas criminales de los individuos y sus creencias (o la falta
de ellas) en el más allá.
 
"En principio no podemos verificar la existencia de un más allá, pero
sí podemos ayudar a entender lo que lo rodea: progresar en nuestro
entendimiento, aún cuando no podamos responder a todas las preguntas",
acota Mitchell-Yellin a BBC Mundo.
 
Asimismo, el Proyecto Inmortalidad es no religioso: sus impulsores
hablan de "fuerzas o energías" del universo físico que no han sido
todavía identificadas o explicadas del todo y tienen una mirada de la
eternidad como una posibilidad abstracta.
 
La física cuántica o la teoría de cuerdas (que propone que todas las
partículas conocidas son sólo diferentes modos de vibración de una
pequeñísima cuerda) son algunas ventanas –dice Fischer- hacia la idea
de que hay muchas dimensiones de la realidad, no únicamente tres o
cuatro.
 
"Y quizás hay un modo de inmortalidad que es parte del universo físico
que aún no podemos entender", señaló el filósofo en una entrevista.
 
Mitchell-Yellin tiene su propio ejemplo: la investigación que lo ocupa
es sobre el llamado mind-uploading, algo así como el volcado o
descarga de datos de la mente.
 
Lo explica: "Hay teorías que sugieren que habrá una explosión de
inteligencia relacionada con el desarrollo de tecnologías en las
próximas décadas. Una vez que esta explosión se concrete, podremos
quizás alcanzar la inmortalidad a partir de hacer un upload del
contenido de nuestra mente a supercomputadores: de tal modo, la mente
no estará ya localizada en el cerebro sino en una supermáquina".
 
¿Suena ciencia ficción? El Proyecto Inmortalidad se propone demostrar
lo contrario: que tal vez los gatos que fluctúan entre "planos de la
existencia" y los túneles y jardines que se visualizan tras la muerte
son aptos de ser estudiados bajo la rigurosa lupa de la ciencia.
 
http://mobile.bbc.co.uk/mundo/noticias/2013/05/130502_estudian_inmortalidad_en_universidad_vp

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