martes, 13 de mayo de 2014
DE RAMTHA - ¿PORQUÉ TE AMO TAN PROFUNDAMENTE? ...
Se me ha pedido que publique nuevamente este mensaje, para los miles de nuevos Trabajadores de la Luz que han despertado.
La única manera de conocer y convertirse en Dios
es vivir y abrazar la vida plenamente,
experimentar todas las situaciones, sentir todas las emociones,
realizar cada acto, sea sublime o miserable,
para que tu alma posea la sabiduría de toda la vida dentro de sí.
Nunca
sabes lo que sufre el rey hasta que eres un rey... Y el rey nunca
conoce la humildad de su sirviente, hasta que se convierte en un
sirviente... Y la mujer piadosa no conoce la miseria de la concubina,
hasta que se convierte en ella... Y la concubina no conoce el juicio de
la mujer casta, hasta que lo es... Por eso, el camino hacia una vida
virtuosa lo abarca todo... Incluye cada personaje, cada situación
ilusoria creada dentro de la conciencia del hombre.
Por eso, las entidades más nobles y más sabias, han vivido cada situación creada por las aventuras de la humanidad. Ellos han sido la prostituta y el sacerdote, el gurú y el granjero, el asesino y la víctima, el conquistador y el conquistado, el padre y el hijo... Ves? sólo condenas en los demás, lo que no puedes aceptar en ti mismo.
Por eso, las entidades más nobles y más sabias, han vivido cada situación creada por las aventuras de la humanidad. Ellos han sido la prostituta y el sacerdote, el gurú y el granjero, el asesino y la víctima, el conquistador y el conquistado, el padre y el hijo... Ves? sólo condenas en los demás, lo que no puedes aceptar en ti mismo.
Porque
lo que tú eres, también lo soy yo. Todo lo que eres en el espectro de
tu ser, yo soy, pues yo soy el espectro desde el cual contemplas y creas
tus ilusiones. El Yo Soy que yo soy, es amor que trasciende la
expresión común aquí, ya que no tiene condiciones ni obligaciones. Yo te
amo simplemente por lo que eres, porque quien tú eres, cualquiera que
sea tu expresión, es el Padre que yo amo tan profundamente.
Ahora, deseo hablarte sobre lo que tú percibes como tus equívocos y fracasos.
Al
crear el hombre la noción de lo bueno y lo malo, lo perfecto y lo
imperfecto, también ha creado las trampas llamadas culpabilidad y
remordimiento, que han hecho siempre tan difícil progresar en la vida...
Pero yo te digo: cualquier cosa que hayas hecho a través de la virtud
de tus muchas vidas en este plano, nunca ha sido mala, ni tampoco
buena... Ha sido simplemente una experiencia de la vida, que te ha
ayudado a llegar a ser quien eres ahora, y eso es, en verdad, la cosa
más preciosa y maravillosa. Porque tú eres en este ahora, lo más
grandioso que has sido nunca, desde que empezaste este camino
extraordinario, ya que tu sabiduría es mayor de lo que nunca ha sido.
Todo
lo que tú has hecho, yo también lo hice. Y cada uno de tus errores, yo
cometí los mismos. Y todo aquello que has juzgado en ti por carecer de
fuerza y virtud, yo también lo juzgué. Pero yo nunca habría conocido la
fuerza de mi ser, si no hubiera conocido mi debilidad. Nunca habría
amado la vida si no la hubiera visto desprenderse de mí. Y nunca habría
sido capaz de abrazaros a todos vosotros si no hubiera despreciado la
crueldad del hombre.
Cualquier
cosa que hayas hecho, por vil o miserable que haya sido, la hiciste
simplemente, con el fin de crear un aprendizaje para ti mismo. Y a lo
largo de ese aprendizaje te has dañado, dolido, entristecido, y te has
degradado a ti mismo y, sin embargo, te has elevado por encima de ello,
porque aquí estás ahora, dispuesto a conocer y abrazar la belleza que tú
eres.
Todo aquello en lo que sientas que has fallado o hecho algo malo, deseo que observes lo siguiente:
Desde
el momento de tu nacimiento, tú y tus amados hermanos emprendisteis una
gran aventura hacia el entendimiento emocional de todo el pensamiento;
pensamiento a pensamiento... Tu alma fue creada, para almacenar la
emoción de cada pensamiento -cada dimensión de Dios- que aceptaste a
través del Dios o espíritu de tu ser. Cada pensamiento que aceptaste y
sentiste en tu alma, pero que aún tengas que entender completamente, tu
alma te presionará a experimentarlo. ¿Para qué? Para obtener el
entendimiento emocional completo de todos los aspectos de ese
pensamiento, visto sólo a través de la virtud de la experiencia, que es
la virtud llamada vida.
Has
sido impulsado a lo largo de la eternidad, a evolucionar y a extender
la vida hasta la creatividad, y a experimentar cada manifestación de esa
creatividad, desde el pensamiento hasta la luz, hasta la materia, hasta
la forma y otra vez de vuelta hasta el pensamiento... desde el amor y
la alegría, hasta la envidia, el odio y la tristeza, y de nuevo a la
alegría... Tu alma te ha impulsado de experiencia en experiencia, de
aventura en aventura, para poder realizarse a sí misma, con el
entendimiento completo de cada forma de pensamiento -cada actitud, cada
emoción- para que así puedas conocer y entender la totalidad del
pensamiento, que es la totalidad de Dios, la totalidad del Yo...
Tu
alma anhela todo aquello que no ha experimentado. Cuando tu alma anhela
una experiencia, ello significa que necesita información emocional
sobre esa experiencia. Por eso, tu alma creará un sentimiento -llamado
deseo- que cautiva la totalidad de tu ser y te impulsa hacia una
aventura, una experiencia... Entonces, cuando la experiencia ha
terminado y las emociones se calman, has obtenido, gracias a esa
experiencia, un tesoro mucho más valioso que todo el oro de este plano,
que te ha hecho avanzar hasta la sabiduría; lo cual indica que tu alma
dice que ya nunca más tendrás que experimentar eso otra vez, pues has
adquirido todo el entendimiento de ello. Entonces, tu alma perseguirá
otro anhelo, y serás impulsado a hacer otras cosas, porque lo necesitas,
lo quieres, porque el fuego dentro de ti te impulsa a experimentar toda
la vida.
Ahora...
¿piensas que alguna vez te aventuraste a experimentar algo, sabiendo
que te haría daño o que ibas a fracasar?... No. Siempre te has embarcado
en cada aventura con gran curiosidad, interés y placer. Y aunque al
principio el resultado era un tanto incierto, la emprendiste simplemente
porque nunca lo habías hecho antes. La experiencia era nueva y
excitante y querías aprender de ella. Y aunque la aventura pudo causar
dolor, eso te ayudó a comprender la emoción llamada «dolor», lo que
aumentó tu entendimiento de la vida. Así pues, esa experiencia tuvo un
propósito en tu vida. Luego te embarcaste en la siguiente aventura que
tu alma te impulsó a experimentar, para vivir otra aventura en la
emoción y el entendimiento. Y eso te proporcionó más felicidad y
realización en tu alma.
Cada
cosa que haces, en el preciso instante en que la estás realizando,
sabes en tu alma que la experiencia es buena para ti. Es sólo después de
haber experimentado la aventura, y que los sentimientos derivados de
ella se han transformado en sabiduría, cuando averiguas que quizás lo
hubieras podido hacer mejor o de otra forma. Pero nunca habrías sabido
que había un mejor camino, si no te hubieras embarcado primero en la
experiencia, y obtenido de ella la joya de la sabiduría... ¿Y debe
alguien ser juzgado por eso? No, porque eso se llama inocencia, y
también educación.
El
fracaso es una realidad, sólo para aquellos que creen en él... Pero
nadie realmente fracasa en la vida... Jamás... A pesar de cada cosa que
hayas hecho, ya sea miserable, despreciable o a escondidas -que
realmente no lo es-, sigues vivo, y eso es algo milagroso... Fracasar
significaría detenerse, sin embargo, nada puede parar, porque la vida es
siempre continua; avanza a cada momento. Por eso, nunca puedes
permanecer estancado o retroceder en la vida, ya que cada momento de la
expansión continua de la vida, siempre trae más y mayor entendimiento.
Tú
nunca has fracasado... Siempre has aprendido... ¿Cómo podrías saber lo
que es la felicidad, si nunca has sido infeliz? ¿Cómo sabes cuál es tu
meta, sino una vez que la alcanzaste y te diste cuenta de que era de un
color diferente del que habías imaginado?...
Tú
nunca has cometido ningún error... Jamás... Nunca has hecho nada
malo... ¿De qué te sientes culpable?... Todas tus equivocaciones, tus
fracasos y tus errores. son lo que se llama, apropiadamente, «pasos
hacia Dios», paso a paso. Y sólo has llegado a saber todo lo que ahora
sabes, a través de haber dado todos los pasos.
Nunca
te sientas culpable de aprender... Nunca te sientas culpable de
saber... Eso se llama iluminación... Debes entender que has hecho lo que
necesitabas hacer; todo fue necesario... Y tomaste todas las decisiones
acertadas, todas... Tú vivirás mañana y también el bendito día que le
seguirá, y todos los siguientes... Y lo que descubrirás en esos días, es
que sabes más de lo que sabes hoy... Sin embargo, el día de hoy no es
un error; te guiará hasta la eternidad...
Tú
tienes la opción de crear tu sueño de cualquier manera que elijas. Pero
como quiera que lo crees, para tu propio entendimiento emocional, estás
añadiendo algo a la totalidad de la conciencia en todas partes; nunca
le quitas, nunca puedes quitarle. Cada aventura que emprendes,
felizmente añade algo al fervor e intensidad de la vida. Cada
pensamiento que abrazas, cada ilusión que experimentas, cada
descubrimiento que haces, cada cosa vil y miserable que haces, amplía tu
entendimiento, que a su vez alimenta y amplía la consciencia de toda la
humanidad y expande la mente de Dios...
Si
piensas que has fracasado en la vida o hecho algo equivocado,
disminuyes tu capacidad de percibir tu propia grandeza interna y
externa, y tu importancia para la totalidad de la vida... Nunca desees
suprimir nada de tu pasado -ni una sola cosa- porque la ficción de todas
tus experiencias, sublimes o desgraciadas, ha producido dentro de tu
alma las magníficas y hermosas perlas de la sabiduría. Esto quiere decir
que ya nunca tienes que volver a soñar esos sueños, ni crear esos
juegos, o experimentar esas experiencias, pues ya las has experimentado,
y sabes lo que se siente, tienes en tu alma su información; se llama
sentimientos, el tesoro más auténtico de la vida.
Yo
estoy aquí para decirte, que se te ama incluso más allá de lo que
entiendes que es el amor, pues siempre se te ha visto como un Dios que
lucha por entenderse a sí mismo. Y de cada experiencia de todas tus
vidas, has adquirido conocimiento, sabiduría; has dado algo al mundo,
has añadido algo a la virtud de la vida que se despliega.
Tu
vida ha sido un maravilloso espectáculo del fuego que vive dentro de
ti. Debería ser contemplada con reverencia, santidad y divinidad. Porque
sin importar lo que hagas, siempre eres Dios. Sin importar la máscara
que lleves, eres Dios. No importa qué tipo de relación estés
experimentando, sigues siendo Dios.
Tú
eres merecedor de las aventuras de esta vida, de cada una de ellas. Y
más aún, eres merecedor de las espléndidas aventuras que todavía te
esperan. Pero nunca te convertirás en el Yo Soy, ni entrarás por las
puertas de la eternidad, hasta que te des cuenta de que todo lo que has
hecho, lo has hecho simplemente para adquirir la comprensión del Dios
que eres, que se demuestra aquí y ahora por la virtud de todas tus
experiencias sobre la plataforma llamada vida.
Así
que tú, que llevas un abrumador bagaje de cargas sobre tus espaldas, si
eso te hace feliz, que así sea. Pero si has aprendido todo lo que se
puede aprender de ellas, y estás cansado de ellas, deshazte de ellas...
¿Cómo?... Amándolas, abrazándolas y permitiéndoles vivir en tu ser...
Cuando hayas hecho eso, no te retendrán nunca más... Y a partir de ahí,
la maravilla de la vida puede verse con ojos claros, el amor puede
sentirse sin juzgarlo, y la alegría de ser se convierte en el poder del
saber interior ilimitado...
Abraza
tu vida. Sabe que eres divino y que la fuerza de tu ser está ahí.
gracias a todo lo que has hecho. Termina con la culpabilidad... Termina
con la farsa de la pena por uno mismo... Deja de poner cargas sobre ti
mismo... Deja de echarle la culpa a los demás... Toma las riendas... Te
pertenece.
Ahora... ¿qué
ocurre cuando has abrazado todo lo que has juzgado, amado todo lo que
has despreciado, vivido todas tus ilusiones y perseguido todos tus
sueños?... Puedes mirar a otros que están experimentando estas mismas
cosas para su aprendizaje, y puedes entenderlos y sentir compasión por
ellos... Entonces, puedes amarlos como el Padre te ama, y permitirles la
virtud de las experiencias de sus propias vidas. Entonces te conviertes
en lo que tú llamas un santo...
¿Cómo
crees que llegas a ser un santo?... Ciertamente no absteniéndote de la
vida, ni escondiéndote en una cueva o un templo. quemando incienso, o
sentándote en lo alto de una montaña. contemplando Dios sabe qué... Te
conviertes en santo sólo viviendo la vida -que es el Padre- y
experimentándola hasta sus límites, para que la virtud de la sabiduría,
culmine en una entidad capaz de abrazar la totalidad de la humanidad y
amarla...
La
única manera de conocer y convertirse en Dios, es vivir y abrazar la
vida plenamente, experimentar todas las situaciones, sentir todas las
emociones, realizar cada acto, sea sublime o miserable, para que tu alma
posea la sabiduría de toda la vida dentro de sí...
Si
has vivido todas las situaciones y encontrado paz en ellas, entonces es
fácil entender a otros y permitirles ser, sin juzgarlos, porque tú has
sido ellos, y sabes que si los juzgas a ellos te estás juzgando a ti
mismo. Entonces adquieres la virtud de la verdadera compasión, y las
profundidades del amor existirán dentro de tu alma. Entonces serás, en
verdad, un Cristo, porque entiendes, amas y perdonas a tus amados
hermanos en sus limitaciones.
Amar al Padre en su totalidad, ser su totalidad, es amar todo lo que él es.
Y
esos amados hermanos a tu alrededor son todo lo que él es. No importa
cuál sea su aspecto, ellos son Dios en su realidad así como tú lo eres
en la tuya. Y cuando hayas vivido toda su gloria, todas sus luchas, toda
su tristeza y toda su alegría, entonces puedes abrazar a Dios visto en
toda la gente. Entonces puedes amarlos. Eso no quiere decir que debas
predicarles o socorrerlos. Simplemente déjalos ser y permíteles
evolucionar de acuerdo con sus propias necesidades y designios. Hay
aquellos cuyo destino es ser señores de la guerra, sacerdotes o gente en
el mercado, porque eso es lo que necesitan y quieren hacer. ¿Quién eres
tú para quitarles eso?...
Cada
uno en este mundo -ya sea un hambriento, un lisiado, un granjero o un
rey- ha elegido su experiencia con el propósito de aprender de ella.
Sólo cuando haya aprendido de ella y esté satisfecho con ella, pasará a
otra experiencia, que le brindará una comprensión aún mayor de su Yo más
profundo.
Cuando
te conviertes en un maestro, puedes caminar entre el lodo y las
tinieblas de la consciencia limitada y conservar tu totalidad, porque
entiendes a las grandes masas y el por qué de su manera de ser, pues una
vez tú fuiste así. Les permitirás la libertad de ser limitados y eso es
amor verdadero, porque sabes que esa es la única manera como pueden
aprender a tener un entendimiento ilimitado y a amarse unos a otros, lo
cual es, de hecho, amarse a sí mismos totalmente.
Y cuando veas la cara de otro en la muchedumbre -sin importar su color, limpieza o apariencia- mirarás a la entidad y verás a Dios en él, porque si miras lo bastante cerca encontrarás a Dios en cada uno. Entonces amas como el Padre ama; ves lo que él ve, no sólo en ti, sino en todos los demás. Cuando puedes mirar a todos y ver la belleza que son, estás en el camino que asciende de este plano hasta un espacio más amplio, donde existen muchas moradas. Pero las puertas están cerradas, para aquél que no puede aceptarse plenamente a sí mismo, y al Dios que vive en toda la vida a su alrededor.
Y cuando veas la cara de otro en la muchedumbre -sin importar su color, limpieza o apariencia- mirarás a la entidad y verás a Dios en él, porque si miras lo bastante cerca encontrarás a Dios en cada uno. Entonces amas como el Padre ama; ves lo que él ve, no sólo en ti, sino en todos los demás. Cuando puedes mirar a todos y ver la belleza que son, estás en el camino que asciende de este plano hasta un espacio más amplio, donde existen muchas moradas. Pero las puertas están cerradas, para aquél que no puede aceptarse plenamente a sí mismo, y al Dios que vive en toda la vida a su alrededor.
Cuando
sitúes a la gente en el lugar donde pertenecen, en su Dios-fuente,
sabiendo que sin importar lo que hagan, están viviendo para el Dios
dentro de sí mismos -así como tú vives para el Dios dentro de ti-
entonces puedes aprender a amar a toda la gente. Cualquiera que sea su
expresión, ahora puedes, por primera vez en tu existencia, amarlos
verdaderamente, pues tu amor no está gobernado o restringido por el
juicio. Y así es en verdad, como es un Cristo -el hombre que vive como
Dios- dentro de su ser.
¿Cuál
es tu camino en la vida? Seguir siempre tus sentimientos, escuchar a
los sentimientos de tu alma y lanzarte a vivir las aventuras que tu alma
te impulse a experimentar. Tu alma, si la escuchas, te dirá lo que
necesitas experimentar. Si te sientes aburrido o no tienes deseo de
hacer algo, ello significa que ya lo has experimentado, que has
adquirido la sabiduría de esa aventura. Pero si quieres hacer algo, esa
urgencia dentro de tu alma significa que debes vivir la experiencia y su
virtud. Si te abstienes de ella, sólo estás posponiendo la experiencia
hasta otro momento y otra existencia.
Vive
la verdad de lo que sientas dentro y ama a quien está sintiéndolo.
Entiende que el sentimiento debe ser expresado y satisfecho. Cuando
quieras hacer algo, sin importar lo que sea, no es sabio ir en contra de
ese sentimiento, pues hay una experiencia esperándote y una gran
aventura que hará tu vida más dulce. Si escuchas a tus sentimientos,
siempre estarás haciendo lo más apropiado para la evolución de tu
hermoso ser hacia la sabiduría profunda. Es cuando vas en contra de tus
sentimientos cuando sufres la enfermedad, la neurosis y la
desesperación.
Sigue
a tu corazón, a tus sueños, a tus deseos. Haz lo que tu alma te pida
que hagas, no importa lo que sea, y hazlo hasta el final; entonces
continuarás con otra aventura. Nunca serás juzgado a menos que aceptes
los juicios de aquellos a tu alrededor. Y si aceptas su juicio, es
únicamente tu voluntad hacer eso por la experiencia.
Llegará
un momento, en esta vida o en las próximas, en el que habrás alcanzado
ese punto donde ya no tienes el deseo de hacer esto o aquello, sino
simplemente «ser». Nunca más maldecirás o juzgarás a la prostituta, al
ladrón, al asesino o al país que está en guerra. Habrás vivido todas
esas cosas y sabrás lo que se siente al serlas. Estarás tan completo con
las experiencias de este plano, que ya no habrá nada que te arrastre
otra vez aquí para experimentar. Entonces partirás hacia nuevas
aventuras en planos superiores de existencia.
Cuando
contemples lo que te acabo de decir, percibirás y entenderás un valor
en ti mismo que es la demostración intencional del Dios poderoso, el
fuego y la vida que tú eres. También entenderás que cualquier dirección
que tomes en la vida, ese va a ser el camino hacia tu iluminación. Y por
cada aventura a lo largo del camino, obtendrás una percepción mayor del
misterio que eres. Llegarás a amar lo que eres, a acariciarlo y a
pulirlo, hasta que la luz de tu ser pueda competir con la gran Luz del
firmamento y la paz de tu ser pueda competir con la medianoche, cuando
todo está tranquilo en la Tierra. Nunca más te negarás a ti mismo. Nunca
alterarás lo que eres, ni juzgarás lo que eres. Permitirás aquello que
has de ser.
Cuando amas lo que eres, puedes decir con gracia, dignidad y poder humilde: «Amo
al Padre inmensamente, porque el Padre y yo somos uno. Y amo lo que soy
inmensamente, porque el Yo Soy que yo soy es la esencia de todo lo que
es». Entonces estás en armonía con el flujo de la vida. Eres un
maestro que camina sobre este plano. Eres el Cristo resucitado, el
Cristo que ha despertado. Eres una luz para el mundo. Sin embargo, no
podrás convertirte en eso hasta que ames y abraces todo lo que has hecho
y te des cuenta de que todo fue por el bien de tu vida, porque ello te
ha transformado en la magnífica entidad que eres en este día.
Te
he dado una gran enseñanza y lo he hecho de forma grandiosa, pues te
libera del karma, del pecado, del juicio y el castigo. Porque el Padre
es Amor. Y el Padre carece de juicios, no es ni bueno ni malo, positivo o
negativo. El Padre es simplemente el Ser que es. Y ese Ser abarca a
toda la gente, todos los actos, todos los pensamientos y todas las
emociones; todas las cosas. Si el Padre pudiera juzgarte, ciertamente se
estaría juzgando a sí mismo, pues tú y él son uno mismo.
Así
que el amor de Dios llamado vida, siempre te ha sido dado. A pesar de
todas tus experiencias miserables, el sol aún sale y baila en los
cielos. Las estaciones aún vienen y van. Las aves silvestres aún vuelan
hacia el cielo del norte. Y el pájaro nocturno aún grita en la noche,
mientras tú cierras los postigos de tu habitación. Es en la continuidad
de todas estas cosas donde, si miras, te darás cuenta del perdón y la
eternidad que la vida siempre te ha concedido.
Deja
esta audiencia con un corazón alegre y lleno de amor, porque tus cargas
han dejado de serlo, tu redención es segura. Sabe que Dios te ama y
siempre lo ha hecho. Sabe que no eres ni malvado ni bueno. Sabe que no
eres ni perfecto ni imperfecto; que simplemente eres. Cuenta con el
Padre en tu vida, porque él siempre ha estado ahí. Y cuando contemples
el amor piensa en mi... y el viento surgirá de la nada.
Escrito por: Ramtha
Re-Publicado por ANSHELINA, la Luz que llama a despertar
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