martes, 2 de abril de 2013
La gran fábrica de la información Mundial manipuladora de cerebros
Manuel Freytas (IAR Noticias).- La gran fábrica de la
información mundial manipuladora de cerebros está dirigida por
intereses privados que se hacen pasar como “públicos” (de toda la
sociedad).
Las guerras políticas y económicas
del capitalismo, en las sombras, alimentan una manipulación psicológica
permanente y nutre la parte mayoritaria del universo de la “información
mundial” (vendida por la prensa del sistema como si fuera “objetiva”).
En
general, y a nivel planetario, son los monopolios mediáticos (menos del
5% del total de los medios mundiales) los que dictan las reglas y
establecen los parámetros de la información a escala global.
Así
como las grandes corporaciones económicas fijan las reglas del mercado y
forman los precios, las grandes corporaciones mediáticas fijan las
reglas y determinan a diario (a través de la cartelización
monopólica) lo que “es noticia” y lo que “no es noticia” en el mercado de la información a nivel local e internacional.
Generalmente,
cuando una información rompe las mallas de lo establecido, cuando
revela aspectos funcionales o intereses del sistema capitalista que
subsisten detrás de los gobiernos, de las corporaciones empresariales, o
de la estructura dominante del negocio informativo, se la califica
inmediatamente de “teoría conspirativa”.
En este escenario, los medios y periodistas del sistema son los primeros elaboradores y difusores de “teorías conspirativas”
presentadas como información objetiva a nivel planetario y masivo.
De
manera tal que, todo lo que “informa” la prensa masiva está manipulado y
orientado por intereses privados que se hacen pasar como “públicos” (de
toda la sociedad).
Las guerras políticas y
económicas del capitalismo, en las sombras, alimentan una manipulación
psicológica permanente y nutre la parte mayoritaria del universo de la
“información mundial” (vendida por la prensa del sistema como si fuera
“objetiva”).
Pongamos un ejemplo preciso: Las “fuentes” que utilizan los medios y los periodistas del sistema no son “desinteresadas”.
Toda
la información que recoge la prensa convencional proviene de
funcionarios, políticos, militares, lobbistas y ejecutivos de empresas,
que utilizan la información masiva para manipular intereses electorales,
políticos y económicos.
Las mayoría de las “fuentes” citadas por el periodista asalariado es siempre el poder.
Ejemplo:
Los informes sobre “terrorismo”, producidos y lanzados en serie por la
CIA y los servicios de inteligencia, son aceptados como “fuentes
confiables” por la estructura y los periodistas de la prensa
convencional. Las noticias sobre Irak, Afganistán y la zonas ocupadas,
se nutren de informes y voceros oficiales del propio ejército invasor.
En
ese escenario, de manipulación de la información con fines económicos y
políticos, todas las noticias (sin excepción) que circulan por el
universo masivo de la comunicación periodística comercial (local e
internacional) son “conspirativas” y su función es
precisa: Alimentar las guerras políticas y económicas del poder.
Desde
lo político, esa información no está orientada a la búsqueda de la
“objetividad” sino a direccionar conducta social, tanto para el
consumismo económico, para beneficio electoral, o para generar consenso
masivo a aquellos procesos que benefician a las corporaciones económicas
y a los gobiernos del sistema capitalista.
Por
falta de contra información masiva, las mayorías planetarias (ignorantes
de la manipulación) consumen esas noticias como si fueran parte de una
realidad emergente de procesos y de hechos que se suceden como producto
de una dinámica “natural” del mundo.
En resumen,
mientras por un lado la prensa convencional y masiva califica de
“teorías conspirativas” a la información que revela sus intereses y
estrategias funcionales ocultas, por otro, utiliza la “información
conspirativa” (vendida como si fuera “información
objetiva”) para sostener al sistema capitalista que paga por sus servicios.
En
definitiva, destruir al enemigo con el mito de la “teoría conspirativa,
controlar y convertir al individuo-masa en potencia social direccionada
con fines de control político y económico, son los dos objetivos clave
de la estructura mediática mundial que determina y decide lo que las
mayorías deben entender (y consumir) como “información objetiva”.
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