Ley del Amor.
4ta. Ley: Ley del amor
-
El destino del espíritu es alcanzar la felicidad a través de la
experimentación del amor incondicional, por libre decisión de su
voluntad.
- Sin amor no hay evolución. Sin amor no hay sabiduría. Sin amor no hay felicidad.
- El amor es la fuerza armonizadora y dinamizadora del universo espiritual.
Ya has mencionado la ley del amor en multitud de ocasiones pero ¿Qué es, según tú, el amor?
El amor puede definirse en su grado máximo como la capacidad de sentir a los demás como a uno mismo.
¿Pero el amor existe realmente o es sólo un concepto abstracto?
Existe
realmente y se manifiesta como una intensa vibración de la esencia
vital o principio espiritual que se transmite a todos los planos de la
existencia, desde el plano espiritual, pasando por el mental y el
astral, hasta llegar al físico. La manifestación del amor en el plano
energético es la energía de más alta vibración, la luz más brillante, la
luz de las estrellas. Esa vibración, la vibración del amor, al igual
que la luz, se puede transmitir y ser percibida.
¿Y qué es lo que se experimenta exactamente con el amor?
Cuando
un ser experimenta el amor verdadero, se siente lleno, plenamente
feliz, invadido por una vibración, una fuerza y una sensibilidad
extraordinarias. Ya no necesita nada más para ser feliz. El espíritu
inspirado por el amor siente el deseo de transmitir a los demás ese
bienestar y ayudarles a que sean felices, porque se siente conectado con
ellos, como si formaran parte de él. Invadido por el amor, su cuerpo
astral eleva su vibración de manera que el aura se expande enormemente y
se vuelve muy brillante. Cuanta más capacidad de amar tiene el ser, más
alta es su vibración y mayor energía es capaz de transmitir. Cuando
alguien ama transmite esa vibración amorosa a los demás. Si el receptor o
receptores de la misma son sensibles, lo perciben como una oleada de
calor intenso que no quema, una vibración que lo recorre a uno por
completo, que llega hasta el rincón más profundo, como si llenara cada
uno de los poros de su alma, estremeciéndole y haciéndole sentir como
envuelto por una nube de paz y armonía. En ese estado de bienestar
interior uno se siente optimista, alegre, relajado, sereno y descubre
que los problemas de su existencia no son tan graves.
Lo que describes parece una experiencia muy mística. No sé hasta qué punto es accesible para nosotros, lo humanos.
Es
accesible, pero estáis tan materializados que os falta sensibilidad,
tanto para dar como para sentir directamente el amor. Es como intentar
escuchar la radio al lado de una taladradora en marcha. Por eso, más que
sentir el amor, lo que la mayoría apreciáis son los actos que se hacen
por amor, aunque a la mayoría le resulta difícil de entender qué motiva a
actuar a una persona de esa forma.
¿Y por qué es una ley espiritual el amor?
Porque
está escrita en el interior del espíritu: el espíritu necesita amar
para ser feliz. En ausencia de amor, el espíritu se marchita como una
flor arrancada de raíz.
Si por la ley del libre albedrío el
espíritu necesita ser libre para poder ser feliz, por la ley del amor,
el espíritu necesita amar para ser feliz. Si unimos estas dos leyes en
una diríamos que el espíritu necesita amar en libertad para ser feliz.
Si el amor es necesario para la felicidad del espíritu, ¿por qué no nacemos todos amando?
Es
otra de las capacidades, la de amar, que el espíritu ha de desarrollar
por sí mismo en su proceso de evolución. Como ya he dicho, la chispa
espiritual, cuando es creada, tiene en potencia numerosas capacidades,
pero necesita desarrollarlas. Una de ellas es la capacidad de amar.
Desarrollar la capacidad de amar es el objetivo más importante del
proceso evolutivo el espíritu. El amor es la fuerza armonizadora y
dinamizadora del universo espiritual.
¿Cómo el amor influye en la armonía del universo?
¡Por
un acto de amor existimos todos los seres espirituales! El amor es la
fuerza que alimenta cualquier impulso creador. El amor es la base sobre
la que se sustenta la solidaridad espiritual universal. El espíritu
inspirado por el amor siente el deseo de ayudar en la evolución a todos
los demás seres de la creación, para que sean capaces de experimentar
por sí mismos la felicidad que emana del amor. Sólo sobre la base del
amor se construirá lo verdadero y lo duradero.
AMOR VS EGOÍSMO
¿Cuál es el primer paso que uno debería dar para poder amar?
Para
amar es necesario sentirse a uno mismo, y para sentirse a uno mismo es
necesario conocerse a uno mismo. Si quieres amar a los demás, aprende
primero a amarte a ti mismo, a través de conocerte a ti mismo. El que no
se quiere a sí mismo, no puede querer a los demás.
¡Pero yo tenía entendido que para amar a los demás tienes que renunciar a ti mismo!
En
absoluto. Lo que tienes que hacer es renunciar a tu egoísmo, pero no a
tus sentimientos. Lo que ocurre es que tenéis un concepto de lo que es
el amor que es incorrecto, porque mezcláis el amor con el egoísmo.
Amarse a uno mismo no es creer que uno es mejor que los demás y que por
ello ha de dedicarse a satisfacer caprichos egoístas, sino reconocer las
necesidades afectivas propias, los sentimientos, y desarrollarlos para
que sean el motor de nuestra vida. Por esto he dicho que para amar
verdaderamente es tan importante conocerse a uno mismo. Conocerse
implica saber distinguir entre lo que sentimos y lo que pensamos,
reconocer entre lo que viene de nuestro sentimiento y lo que viene de
nuestro egoísmo.
¿Entonces, cómo distinguir lo que es el amor de lo que no lo es?
El
amor en su máxima expresión ha de ser incondicional. El que ama
verdaderamente no espera nada cambio, y el que actúa por interés no está
amando verdaderamente. El amor ha de ser libre, si no, no es amor. No
se puede forzar a nadie a amar.
El que quiera amar ha de querer
también renunciar al egoísmo. El amor y el egoísmo son conceptos
contrarios, incompatibles entre sí, antagónicos. No se puede amar sin
renunciar al egoísmo, ya que el egoísmo es en realidad la ausencia de
amor. Aprender a amar es lo mismo que aprender a desprenderse el
egoísmo. El que aumenta su capacidad de amar disminuye su egoísmo y
viceversa.
¿Y cómo aprende el espíritu a amar?
Es un
proceso continuo que requiere muchísimo tiempo de evolución. Lo comienza
el espíritu antes de iniciar la fase humana y no lo termina nunca, ya
que siempre hay algo nuevo que aprender respecto al amor. Como el
aprender a hablar, no hay otra forma de desarrollar el amor que no sea
través de la interacción constante con otros seres. En las primeras
etapas, cuando el ser espiritual está escasamente desarrollado,
experimenta el amor que otros seres más avanzados sienten hacia él en
forma de emociones. Esto le hace sentir bienestar. También ha de
experimentar lo que es la ausencia de amor, es decir, el egoísmo de
otros seres que, al igual que él, todavía no son capaces de amar. Esto
le hará sentir emociones de malestar, pero también le permitirá
reconocer, aprender a distinguir mejor entre la ausencia y la presencia
de amor y a valorar la presencia de amor, lo cual servirá de estímulo
para poder desarrollar en sí mismo los sentimientos. Es decir, antes de
ser capaz de amar, el ser espiritual se sensibiliza como receptor del
amor de otros seres más avanzados, que le sirven de ejemplo de lo que es
ser emisor de amor. También ha de convivir con otros seres con el
egoísmo igual o más acentuado que ellos mismos, que son un ejemplo de lo
que es la ausencia de amor. Todas estas interacciones le motivarán el
desarrollo, primero de las emociones, y más tarde de los sentimientos.
Una
vez el espíritu reconoce el amor que ha recibido de los demás es cuando
está preparado para ser un emisor de amor. Serán los seres que le
amaron los primeros hacia los que se le despertarán los primeros
sentimientos de afecto (usualmente hacia algún miembro de su familia),
mientras que el resto de seres, los que se comportaron con egoísmo hacia
él, serán enemigos, y los que nunca tuvieron relación con él,
simplemente serán seres por los que sentirá indiferencia. En esta etapa,
el espíritu es apasionado en los amores, vengativo y rencoroso en los
desamores. Llegará otra etapa más avanzada en que el ser ya no querrá
perjudicar a los que le hicieron daño, porque se da cuenta que el
sufrimiento en sí mismo es algo negativo, incompatible con el amor,
abandonando la venganza como forma de resarcimiento por el daño
recibido. Esta etapa la podríamos denominar amor condicional avanzado.
Llegado cierto momento, cuando el grado de comprensión y de sensibilidad
del ser ha aumentado considerablemente, ya está preparado para dar
el gran salto, el de querer a todos los demás seres de la creación,
incluyendo a aquellos que le odiaron y le despreciaron y le hicieron
sufrir lo indecible. Es decir, ha entrado en la etapa final, en la que
se alcanza el amor incondicional, aquel amor que predicaron los seres
avanzados como Jesús cuando decían “ama a tu enemigo”. Por supuesto,
esto no ocurre de la noche a la mañana. Serán necesarios millones de
años de evolución para recorrer el camino desde la primera a la última
etapa.
¿Podrías resumir estas etapas para que me haga una idea?
Sí, aunque, como digo, el proceso es continuo, podríamos dividirlo para su mayor comprensión en las siguientes etapas:
1. Insensible como receptor y emisor de amor.
2. Parcialmente sensible como receptor de amor -insensible como emisor de amor
3. Sensible como receptor-parcialmente sensible como emisor (amor condicional)
4. Altamente sensible como receptor-altamente sensible como emisor (amor condicional avanzado)
5. Totalmente sensible como receptor-totalmente sensible como emisor (amor incondicional)
¿Cuál es el origen de las emociones y de los sentimientos y en qué se diferencian?
En
los primeros estadios de evolución del ser espiritual, éste sólo es
capaz de percibir emociones, que generalmente son sólo una respuesta a
un estímulo de naturaleza exterior. Este desarrollo de la percepción
emocional comienza ya en etapas anteriores a la humana. De hecho podéis
observar que muchos mamíferos superiores, como perros, vacas, caballos o
delfines, ya son capaces de percibir y manifestar emociones bastante
profundas de muy diversos tipos. A medida que el espíritu experimenta
con las emociones y comienza a tenerlas en cuenta para tomar decisiones,
está comenzando a desarrollar el sentimiento. Podéis considerar que los
sentimientos son la forma evolucionada de las emociones.
¿Puedes exponer con más profundidad la distinción y la relación entre las emociones y los sentimientos?
Las
emociones son de duración corta, generalmente son activadas por algún
tipo de estímulo, exterior o interior. Los sentimientos tienen una
duración más extensa, están más profundamente arraigados en el espíritu y
aunque reciben la influencia del exterior, no tienen porqué estar
motivados por ningún impulso exterior, sino por la propia voluntad del
espíritu. Los sentimientos y las emociones están íntimamente ligados. El
sentimiento es capaz de despertar las emociones. Son como la fuente
interna de la que emanan, de manera que, en este aspecto, las emociones
son una manifestación de los
sentimientos. También las emociones,
sobre todo las percibidas del exterior, influyen en los sentimientos y
pueden ser un estímulo para activarlos o para reprimirlos. En el máximo
desarrollo del sentimiento de amor, es decir, cuando se llega a
experimentar el sentimiento de amor incondicional, nos encontramos ya
ante un sentimiento que no va a terminar nunca, y que además no necesita
de ningún estímulo exterior que lo despierte o alimente.
¿En qué parte del ser se originan las emociones y los sentimientos?
Las emociones y sentimientos de amor se originan el cuerpo espiritual.
Las
egoemociones y los egosentimientos, aunque se perciben en el cuerpo
espiritual, generan su matiz egoísta en el cuerpo mental.
No entiendo qué quieres decir. ¿Qué son los egosentimientos y las egoemociones?
Son
los sentimientos y emociones negativas generados por actitudes
egoístas. En realidad, las actitudes egoístas son pensamientos y por
tanto se originan en la mente.
¿Entonces el sentimiento y el pensamiento tienen un origen distinto? Siempre creí que ambos eran fruto de la mente.
Pues
no tienen el mismo origen. El sentimiento procede del espíritu (cuerpo
espiritual) y el pensamiento, de la mente (cuerpo mental).
A ver si he entendido bien. ¿Quieres decir entonces que el egoísmo se origina en la mente y el amor en el espíritu?
Sí.
Aunque como ya he dicho las egoemociones y los egosentimientos se
perciben también en el cuerpo espiritual, aunque su aspecto egoísta se
genere en la mente.
¿Me podrías aclarar este punto? Sigo sin
entender cómo puede ser que el egoísmo se origine en la mente y que los
sentimientos o emociones egoístas se sientan en el espíritu.
Claro.
Imagina que una persona se encuentra con una linterna encendida dentro
de una cúpula de cristal. Si el cristal es transparente, tanto la luz
que sale de la linterna al exterior como la luz que entra del exterior
al interior no sufrirá prácticamente modificación por el hecho de pasar a
través de cristal. Sin embargo, si el cristal de la cúpula, en vez de
ser transparente, es opaco, entonces modificará el paso de la luz a
través de ella, tanto de la luz que sale del interior hacia el exterior
como la que entra del exterior al interior de la cúpula. La persona con
la linterna representa al cuerpo espiritual y la cúpula de cristal
representa al cuerpo mental. La opacidad del cristal de la cúpula
representa el egoísmo. El egoísmo modificará tanto la percepción de los
sentimientos y emociones de los demás (la luz que entra),
transformándolos antes de que impacten en el cuerpo espiritual, como la
expresión o manifestación de los sentimientos y emociones que proceden
del cuerpo
espiritual (la luz que sale), siendo percibidos por los
demás ya con el matiz egoísta del que se impregnaron al pasar por la
mente.
Sigo sin imaginarme bien cómo funciona esa relación entre
amor y egoísmo en la propia naturaleza del ser humano. ¿Cómo puede ser
que podamos ser capaces de amar y de ser egoístas al mismo tiempo? ¿No
me podrías aclarar este punto?
Sí, claro. Imagina que el ser
humano es como una cebolla, en cuyo corazón está el espíritu que
desprende la luz, que es el amor. Este centro emisor de luz se encuentra
recubierto por múltiples capas, de manera que cada una de estas capas
obstruye el paso de la luz un poco, hasta que la suma de todas las capas
juntas impide casi totalmente que la luz salga al exterior. Cada una de
esas capas representa una manifestación del egoísmo que hay que ir
eliminando progresivamente, para que finalmente la luz, el amor, brille,
se exprese en toda su magnitud. A medida que vamos eliminado capas, la
luz (el amor) del interior encuentra menos obstáculos para salir al
exterior. Las capas más externas corresponden al egoísmo más primitivo y
superficial. Son las capas correspondientes a la vanidad. Las capas
intermedias corresponderían al orgullo y las más internas a la soberbia.
Cada
persona se encuentra en un punto distinto de este proceso. La mayoría
de espíritus que habitan la Tierra ha conseguido deshacerse sólo de
alguna de las primeras capas. Otros han conseguido eliminar también
algunas de las capas intermedias y unos pocos están en el proceso de
eliminación de las capas más profundas del egoísmo. Aunque este proceso
es progresivo y hay espíritus en todos los grados, podemos intentar
clasificar los espíritus en tres grandes grupos, según el nivel de
eliminación de capas en el que están: Espíritu amable-vanidoso,
generoso-orgulloso y amoroso-soberbio.
¿Por qué los calificas con dos adjetivos, uno positivo y otro negativo?
Porque
no quiero que en la clasificación quede sólo de manifiesto la parte
egoísta del espíritu, sino también reconocer las cualidades que puede
desarrollar el espíritu en cada etapa. El primer adjetivo expresa la
cualidad representativa a la que puede llegar el espíritu cuando se
esfuerza por desarrollar el amor y la segunda el grado de egoísmo en el
que se encuentra. El vanidoso puede ser muy amable, el orgulloso muy
generoso y el soberbio muy amoroso cuando está dispuesto a vencer su
egoísmo y a luchar por los sentimientos. Pero no hay nada de negativo en
admitir la existencia del egoísmo en cada uno de nosotros y definirla,
para conocerla y poder superarla. Lo negativo para el espíritu sería no
querer reconocer su existencia, no admitir la realidad de que todos
tenemos una parte egoísta que debemos eliminar para poder amar
verdaderamente y ser auténticamente felices. El no reconocerlo conduce
al estancamiento espiritual, porque no se puede superar aquello que no
se admite, al igual que no puede desintoxicarse un alcohólico que no
admite que lo es.
¿Podrías exponer con más detalle las
características de cada una de esas tres manifestaciones del egoísmo,
que has llamado vanidad, orgullo y soberbia?
Sí. Podemos
distinguir al menos tres formas de egoísmo que son, desde la más grosera
hasta las más sutil, vanidad, orgullo y soberbia. En el habla cotidiana
utilizamos estas tres palabras frecuentemente pero, como veremos, su
significado espiritual es mucho más extenso y profundo, y difiere en
muchos aspectos del significado con el que comúnmente las empleamos.
Entraremos a definirlas una por una y a analizar sus manifestaciones.
LAS LEYES ESPIRITUALES
Vicent Guillem
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