sábado, 26 de mayo de 2012

De yohana García, Fracesco, Nacer es todo un trabajo para quienes se animan a hacerlo, 3ª parte, 25 de mayo 2012

viernes, 25 de mayo de 2012

DE: YOHANA GARCÍA ... "FRANCESCO - NACER es TODO un TRABAJO PARA QUIENES SE ANIMAN A HACERLO" ... 3a Parte ...

Francesco 
Nacer es todo un trabajo para quienes se animan a hacerlo. 
 Cada Espíritu que se anima a ser gestado sabe que al querer vivir va a tener muchas ganas de querer lograr cosas, porque estará colmado de Esperanzas. 


 También para entretenerse mantendrá activos los defectos con los que va a lidiar el resto de sus vidas. 

 Por lo menos con sus pequeños o grandes defectos mantendrá entretenidos a los que lo rodean. 

 Tú ya tienes la felicidad de estar en la aventura de la vida. 

 Y el Francesco ése, el de antes, ahora convertido en Luz. Una luz de esplendor, amor e inocencia, bajó planos, recorrió con cierta rapidez cada uno de ellos. Mientras avanzaba en su descenso, el Cielo iba cambiando de aromas, de perfumes, de cantos, de coros angélicos y huestes celestiales. 

 Y él fue en busca de esa energía que emanaban los padres que él había elegido tener. 

 El espíritu de Francesco había merodeado durante dos años el bonito cuerpo de su madre. 

 Él entró uniéndose al cuerpo de su progenitora. 

 Pero luego una fuerza, una fuerza inmensa, lo tiró hacia arriba. En segundos volvió a estar en el mismo lugar del Cielo y hasta con el mismo Maestro que le había dado tan cariñosa dependida. 

 Ya en la Tierra habían pasado tres meses. —¿Qué haces nuevamente aquí?

 —Pues no lo sé, creo que hice algo mal. Estoy en el Cielo nuevamente, ¿No es así? 

 —Claro que lo estás… pero quédate tranquilo, volverás a la Tierra. Es que algunas veces el sistema de nacer falla. Tienes que hacerlo con mucha más lentitud, a veces se necesita un poco de paciencia. Volverás a entrar, pero ¡¡Hazlo con ganas!! 

 —¡Es que lo hice con ganas, me gustó hacerlo! 

 —Por eso mismo te lo digo. Cuando entraste al cuerpo de tu madre con tantas ganas, sin querer lo hiciste de un modo brusco y entonces el cuerpo de tu madre no soportó tanta energía y abortó el espíritu. Ahora tienes una nueva oportunidad, así que vete, ya es hora. 

 —Está bien, lo intentaré nuevamente. ¡Adiós Maestro! 

 —Adiós, mí querido Francesco. 

 Francesco entró, por fin, al cuerpo de su madre, y se quedó calientito nueve meses, a veces con ganas de estirarse. Otras veces podía atisbar un poco la Luz del sol, pero tuvo que armarse de paciencia para esperar las nueve lunas hecho un ovillo. Unas veces dormía, y otras sentía que el lugar lo iba apretando, ya no veía la hora de nacer para conocer a su madre, quien junto a él le mostraría la vida. 

 El bebe en algunos momentos podía escuchar las voces de sus padres.

 Amaba el latido del corazón de su madre y a medida que iba creciendo en el vientre, el lugar le iba quedando más pequeño, y él pateaba con sus piernitas y sus piecitos, recién terminados por la sabiduría de las células perfectas creadas por el Gran Padre. 

 Había momentos agradables, como cuando se colocaba un dedo en la boca y sus manos le parecían mágicas y divertidas, pero de vez en cuando una luz le molestaba. 

 Después pudo darse cuenta que esa molestia la causaban las benditas ecografías, donde sus padres podían espiarlo. Algo que él también hubiera querido hacer, pero todavía no se ha inventado máquina alguna que ayude a los bebés a curiosear a sus padres. 

 —¿Cómo será nacer? —se preguntaba el bebé—. ¿Por qué no habré elegido ser mujer? Ese detalle se me pasó por alto —pensaba la conciencia del bebé—. ¿Será que estos papas necesitan un varón?, ¿será que en mi próxima vida elegiré ser mujer? ¡Ellas son lo más bendito que existe en la Tierra! 

 Y pasaron las nueve lunas, los nueve meses de espera, esa expectativa que en los últimos días se hace eterna. Él empezó a sentir que el lugar que lo cobijaba ya le estaba dando la despedida. Las contracciones del útero empezaron a empujar su cuerpecito y en la bolsa que lo cobijaba ya no estaba ni siquiera su agüita calientita que lo acariciaba. 

 Alguien lo tomó con un guante, le torció un poco la cabeza, y eso dolió. Segundos después se vio tomando su primer respiro, y a pesar de que la otra mano del guante le dio un golpecito en el trasero, él sólo atinó a reír. Hacía mucho frío donde estaba, pero la temperatura no obstaculizaba su sensación de inmensa felicidad. Su amorosa madre lo abrazó y él sin poder ver con claridad creyó advertir lágrimas de alegría en ella. Estar en los brazos de la madre era tener la misma sensación que estar flotando en el Cielo. 

 ¡Hay tantas formas de estar en el Cielo mientras estás en la Tierra!, le había dicho una vez un Maestro del Cielo al Alma de Francesco. 

 Y en las salas de partos y en los quirófanos, los Ángeles asisten, como el Arcángel Rafael, que hace símbolos en los vértices de las paredes para proteger el cuerpo del recién nacido. 

 Cuando un bebé nace, los Ángeles que están en la sala de partos aplauden y bailan entre ellos. Mariposas celestiales aletean alrededor de los angelitos. Los duendes de la Madre Tierra saltan encima de la camilla sin que nadie se dé cuenta. Un libro dorado salta de las bibliotecas sagradas y se abre en la primera página. Y ahí se empieza a armar el primer capítulo. Cuando el bebé toma el primer respiro, Dios le tira un beso. 

 También mientras alguien está naciendo, en algún otro lado alguien se va. Pero el que se va también se va de fiesta, y en el túnel de Luz todos se cruzan yendo y viniendo, tomados de las alas de los Arcángeles. Andan saltando, riendo felices de atravesar una y otra vez el espacio del tiempo. Porque vivir es maravilloso, estés donde estés, y si alguno de estos bebés que nacen decide irse apenas salió de su mamá, también se va riendo.

 Entonces, ¿para qué temer? 

 En eso un Ángel acarició la mollerita del bebé diciéndole: —Bienvenido a la fiesta de la vida. 

 Ahora empezaba la aventura de Agustín, así sería como lo llamarían sus padres. 

 El Francesco que había muerto enojado, que había vivido experiencias maravillosas en el Cielo siendo alma, ahora tenía un cuerpecito y una memoria prodigiosa, en la cual recordaría cada suceso y enseñanza del Cielo.

 Agustín fue creciendo en una casa llena de amor, situada en una pequeña aldea del Sur de Italia. Su hogar estaba enclavado en lo alto de una colina. Su casa tenía un gran jardín, lo visitaban mariposas, pajaritos y el sol iluminaba cada rincón de su hogar. La casa, pequeña y acogedora, despedía el aroma de sus comidas y postres preferidos. 

 Su madre era una mujer callada, exigente, cariñosa y muy poco alegre. Su carácter tendía a ser melancólico. Ella repetía una y Otra vez que no quería esa casa porque le resultaba alejada de todo el resto de la gente. 

 Su padre era un hombre trabajador, medio quedado en sus ambiciones, que trabajaba en el campo haciendo diversas tareas para el dueño, que siempre le mandaba algún regalito usado para su amado hijo Agustín. Y ante ese regalo que el recibía como un tesoro, su padre decía: 

 —La basura de algunos es tesoro de otros —como enojado por no contar con los medios para darle a su hijo el mismo regalo pero sin estrenar. 

 La relación familiar era armoniosa y muy rutinaria. Siempre se realizaban los almuerzos a la misma hora, ni un minuto antes ni después. En las noches, la familia se dormía a la misma hora, y los fines de semana se hacían siempre los mismos paseos. 

 Agustín ni siquiera tenía amigos, y anhelaba tener un hermano para compartir sus juegos, pero ese hermano jamás llegó. 

 Llegado el momento, Agustín empezó a asistir al jardín de niños. Fue toda una experiencia, no le gustaba. Él sólo quería jugar con sus amigos imaginarios en el jardín de su casa, le gustaba inventar historias y creérselas. Amaba la naturaleza, las flores y entre ellas las rosas. En los frondosos rosales que cuidaba su madre, él se entretenía escondiendo juguetes como si fuera un lugar secreto, y luego los iba a buscar con la alegría de encontrarlos acompañado por algún insecto, a los cuales incluía en sus juegos como otro juguete más. Las rosas le hacían recordar algo muy dulce que le había ocurrido en algún momento del pasado, pero no podía recordar que. 

 En el jardín de niños no había juego que lo entusiasmara, trataba de portarse bien pero siempre hacía algo que terminaba en un reporte de la maestra a la madre. 

 Su mamá, Mónica, decía que él era caprichoso e introvertido, pero con un corazón muy noble, y en el fondo muy bueno. Al niño, lo de caprichoso no le gustaba mucho, pero interpretaba que él era bueno cuando estaba en el jardín atrás de su casa, porque no molestaba. 

 Una vez escuchó a su madre decirle a una vecina que estaba preocupada por él, porque su niño era algo raro, que andaba demasiado tiempo hablando solo, y que a veces hacía comentarios extraños, sobre cosas incomprensibles para ella. 

 A Mónica, lo que más le preocupaba eran las horas que su hijo se quedaba mirando hacia el Cielo, hipnotizado por el color del firmamento y el pasar de las nubes. 

—Dice que habla con su Ángel —le comentó la madre a su vecina—. Nunca le hemos hablado de Ángeles, ¿será normal? —expresó Mónica a Marta, su única amiga. 

 —No sé, Mónica, el niño está demasiado solo, quizás debas mudarte, encontrarle amigos… Tienes que tener cuidado, esta etapa de su vida es primordial para su personalidad. 

 Después de escuchar esa conversación, Agustín se juró ser sólo un niño más. Ya no contaría nada de su Ángel, al que él llamaba Aniel, y no miraría al Cielo ante otros con tanta insistencia como lo venía haciendo hasta ahora, sólo lo seguiría mirando disimuladamente. Él sólo quería saber si desde el jardín de su casa llegaría a ver alguna señal de los Cielos que había conocido mientras era tan sólo un alma. Sólo era un poco de curiosidad. No creía estar haciendo algo malo, como para causarle tanta preocupación a su madre. 

 —¡Pero el mundo de los mayores y el de los niños son tan diferentes! —pensó Agustín. 

 Lo que Agustín no sabía era que desde arriba lo observaban, lo tenían muy presente. Los Maestros Celestiales sabían muy bien que él no sería un Alma común, aunque ninguna lo es. A él en su vida anterior no le gustaba cumplir años, pero los Maestros le enseñaron que el día de nacimiento de cada persona es sagrado y como tal habría que festejarlo. 

 Así que en esta vida esperaba con ansias su cumpleaños. El día 5 de febrero sería el cumpleaños del niño. Él en esta vida soñaba con una gran fiesta, pero toda su familia eran tan solo ellos tres. El resto estaba viviendo en España. Su cumpleaños lo festejaría también con sus compañeros del colegio, aunque eran sólo compañeros. 

 Agustín iba por su octavo cumpleaños, no sabía por qué, pero éste sería un año importante para él. Siempre llovía para su cumpleaños, la lluvia se convertía en nieve que siempre terminaba tapando los caminos, lo que hacía imposible que pudieran llegar a su casa. 

 La comida estaba preparada, la leche en jarras de vidrio con muñecos de Mickey, chocolates y dulces, algunos sándwiches y gaseosas. Al lado de la chimenea las bolsitas con los juguetes de suvenir, Jugarían a algo, lo que sea, y lo más probable es que se quedaran dentro de la casa porque en el jardín el frío congelaría a sus amigos. 

 Agustín esperó ansioso todo el día a que llegara la hora indicada para empezar con el festejo, pero la primera hora pasó y la segunda también sin que llegara nadie. 

 Otra vez la nieve, los llamados de felicitaciones y las disculpas de las ausencias, todas hechas por los respectivos padres de sus compañeros mientras éstos, enojados con el mal tiempo, insistían en ir a saludar a ese compañero tan singular que se hacía querer apenas lo conocías. 

 Agustín no dijo una sola palabra, comió, miró la televisión y sus padres le cantaron su feliz cumpleaños. 

 Agustín terminó de darle el soplido a la última vela y comentó en voz muy baja: —Un cumpleaños más, con ganas de festejarlo, sin amigos, y pensar que… 

 En cuanto su madre buscó los cerillos para encender la vela y el padre fue en busca de su cámara de fotos, Agustín colocó su anillo, el que llevaba un círculo con el símbolo del Yin y el Yang. 

 —Y pensar… 

 —¿Y pensar que qué…? —preguntó su madre. 

 —Nada, mamá —contestó el niño—. Me voy a dormir, estoy cansado. ¡Maldito cumpleaños! —dijo, y pegó un portazo. 

 Llegó a su habitación y se tiró en la cama a llorar desconsoladamente. “Y pensar que en la vida anterior todos deseaban festejar mi cumpleaños pero yo lo odiaba, ahora que lo quiero festejar no hay gente para brindar. ¿Será que Dios le da pan a quién no tiene dientes?”. 

 Los Maestros lo observaban, y decidieron festejarle ellos su día haciéndole un hermoso regalo. De pronto a Agustín se le apareció su Ángel en los pies de su cama. Era la primera vez que lo podía ver tan presente, tan nítido, casi humano. Brincó de alegría, hasta podía tocarlo, toco sus alas una y otra vez, lo acariciaba, él saltaba en la cama, lloraba de alegría y le soplaba la cara a su Ángel Aniel, a ver si desaparecía, pero el Ángel no se iba porque quería estar con su protegido. 

 Aniel lo abrazó y le susurró al oído cuánto lo amaba. El abrazo de los dos se perdía en el tiempo y en el espacio, un abrazo de amor intenso, a falta de todos los abrazos que no pudieron darle sus compañeros de la escuela. El Ángel lo soltó suavemente y le dijo: 

 —Agustín, mírate en el espejo, quiero que veas tu aura. 

 Agustín se secó las lágrimas, se bajó de la cama y caminó hacia el espejo que se encontraba dentro del closet. 

 Se miró y exclamó: —¡Guau, estoy cubierto de una luz azulada! ¿Qué es esto? 

 —Eso significa que eres un niño índigo, que tienes una Luz diferente a los demás, que eres como otros niños que están naciendo en tu misma época. Todos los de tu edad y algunos otros más grandes que tú, tienen el aura de ese color. 

 —¿Y esto qué significa? Es que sigo sin entender. 

 —Significa que vienes a cambiar las conciencias de otras personas, que mientras duermes tu Alma viaja para encontrarse con otros niños como tú, y lo que hacen entre todos es crear paz en este mundo. Pero no todo es de color azul, hay algunos pequeños detalles que debes saber. Te costará poder concentrarte en las tareas de la escuela que no te gusten, las reglas o condiciones que te impongan te serán desagradables y deberás dominarte para respetarlas, serás rebelde para los adultos. Debes intentar comprender a tus padres, porque ellos no podrán entender tus reacciones. 

 Te gustará estar solo, amarás la música, el arte, el vértigo, eres y serás sumamente intuitivo. Escucharás tu percepción y la razón luchará para que vayas hacia la lógica, pero recuerda que no siempre el sentido común tiene la razón. “La intuición tiene razones que la razón no entiende”. 

 Pasará mucho tiempo hasta que vuelvas a verme, pero igualmente yo estaré siempre contigo. Dime lo que necesitas y seré el mensajero de tus pedidos más sentidos. Te escucharé siempre y te abrazaré cuando me lo pidas. Sé que te sientes solo. Aún eres pequeño para ese sentimiento, a veces lamento que desde el Cielo te hayamos dejado nacer sin pasar por la Ley del Olvido. Quizás tendrías que vivir como cualquier otro niño, con una vida más normal, no tan solitaria ni aburrida, 

 —Pero yo no me aburro —dijo Agustín refregándose los ojos mientras miraba el rosario que colgaba en la cabecera de su cama. 

 —¿Eres feliz? —preguntó el Ángel. 

 —No lo sé. Creo que soy raro, eso dicen mis padres y me lo estoy creyendo.

 —¡Creencias! Eso es lo que hacen los padres. Te dejan creencias. Algunas te servirán para vivir y otras serán obstáculos para superar. 

 —De cualquier modo, se qué no soy común. Todo me parece maravilloso, cada amanecer, cada flor que sale del jardín, cada beso de mi mamá, o cada salida con papá, pero… 

 Agustín se olvidó de lo que iba a decir. Aniel esperó que terminara, pero Agustín se olvidó de lo que iba a decir… sólo atinó a regalarle al Ángel una sonrisa y a hacerle un pedido. 

 —Dile a Dios que lo amo y que lo seguiré amando eternamente, pase lo que pase en mi vida. 

 El Ángel le acarició su aura azulada y se quedó a su lado hasta que Agustín se quedó dormido. 


Extracto de: "Francesco decide volver a nacer 

De: Yohana Garcia 

Siguiente: Francesco ~ Nadie cruza el puente antes de tiempo...


De Yohana García, Fracesco, Nadie cruza el puente antes de tiempo, parte 4a, 25 de mayo 2012

viernes, 25 de mayo de 2012

DE: YOHANA GARCIA ... "FRANCESCO - NADIE CRUZA el PUENTE ANTES de TIEMPO" ... Parte 4a ...

Francesco 
 Nadie cruza el puente antes de tiempo, 
porque morir es parte de la vida. 

No se teme en momentos difíciles, porque el Alma es sabia y sabe darle tranquilidad a la mente. 
Firma: Tú Maestro del Tiempo. 


 Y fueron pasando los años, los cumpleaños, y las primaveras que tanto amaba Agustín. 

 El amor a las rosas lo dejaba disfrutar de los aromas que había en el jardín de su casa. 

 Ahora él tenía compañía, un perro labrador de color beige que era tan inquieto y travieso que no dejaba en pie una sola flor, ni siquiera los bancos del jardín, a los que les había roído todas las patas de madera. 

 El perro jugaba hasta cansar al niño, ese niño que lo llamaba Pancho, un nombre que el animal no registraba porque nunca obedecía sus órdenes. Parece que el más libre de la casa era el perro. 

 Poco a poco, el ambiente de la casa empezó a ensombrecerse. Aunque no le decían qué pasaba. Un día su papá lo despertó para invitarlo a dar un paseo en la tarde. Agustín ya tenía una idea de lo que estaba sucediendo. Sabía que su padre estaba enfermo, lo veía día tras día desmejorado. Su papá hacía un esfuerzo enorme para que todo estuviera como antes de enfermarse pero era inútil, faltaba a su trabajo, dormía, no comía casi nada e iba frecuentemente al hospital. Cuando regresaba estaba peor, vomitaba y temblaba hasta que se quedaba dormido. 

 El niño le había preguntado varias veces a su madre qué enfermedad tenía papá, pero su madre (algo ignorante quizás), no quería contarle toda la verdad. Ella un día inventaba una indigestión, otro un problema de presión arterial y así, olvidándose de la mentira que el día anterior había inventado.

 Un día Agustín estaba sumergido entre los libros y las carpetas de la escuela. Mientras miraba dibujos animados, el reloj de su cuarto, colocado arriba de su cuadro preferido de fútbol, dio las diecinueve horas. 

 Su padre entró despacio al cuarto, con cara un poco preocupada, se dirigió al niño y lo invitó a dar un paseo por el camino que bajaba del cerro donde estaba ubicada su casa. 

 —Si quieres —agregó Antonio—, puedes llevar a Pancho de paseo, pero colócale una correa porque no estoy para correrlo. Sabes que le gusta escaparse y cuanto más lo llamas más se aleja de nosotros. ¿Recuerdas ese día que no lo encontrábamos y se había escondido en el negocio de comida rápida? 

 —¡Ay papá! Ya sé que Pancho no obedece, pero qué quieres, nosotros no lo educamos. Ya llegó mal educado de la calle. Sin embargo a veces parece darse cuenta de cómo nos encontramos de ánimo, porque siempre se acurruca al lado de quien está más cansado o preocupado. ¿No has observado cómo te mira, cómo te sigue y hasta te cuida con sus ladridos cuando teme que algo malo te suceda? 

 —No lo he notado. La verdad, hijo, últimamente siento que estoy poco presente en las cosas cotidianas. Pienso demasiado en otras cosas, además no me siento bien y le tengo miedo al dolor. Siempre estoy tenso, porque no sé en qué momento se me aparece alguna molestia. No hay un solo día que no piense en forma negativa con respecto a mi salud —continuó diciendo el padre de Agustín mientras descolgaba el abrigo del perchero. 

 Agustín, haciéndose un poco el disimulado, cambió el tema de conversación y dijo: 

 —¿Qué te parece si seguimos la charla en nuestra salida? Espérame que le ponga la correa a Pancho y nos vamos. 

 —No olvides tu abrigo, ha empezado a nevar, aunque es poco lo que cae, pero se te enfriará la nariz. 

 Y los tres se fueron a pasear. Al principio, Agustín hablaba de las travesuras que hacía en su escuela, de lo odiosa que era su maestra y de la cara de bruja de la directora. 

 Su padre, en cambio, iba con su conversación interna, meditando sobre cómo empezaría a contar lo que le estaba sucediendo. Agustín le preguntó a su padre: 

 —¿Te gustaría entrar a tomar algo caliente o a comer un postre? 

 —¡Si claro! Este es un bonito lugar —contestó Antonio señalando el bar que estaba en la esquina. 

 —Espera, padre, quisiera sentarme en la plaza para dejar que Pancho juegue un poco, y ahí me dirás lo que quieres contarme. 

 Antonio asintió, y se dispuso a limpiar con la gorra de Agustín el banco de piedra que estaba algo mojado. 

 —Agustín, quisiera que me prestaras atención —dijo su papá. 

 Antonio, mientras la voz le empezó a bajar de tono, y con un ritmo tierno y dulce le empezó a hablar a su amado hijo. Volvió a hacer otros comentarios sobre su enfermedad y de sus miedos por dejarlos abandonados. 

 Un relato que a Agustín le pareció ya conocer. No le costaba trabajo recordar algunas situaciones de su vida anterior. El camino que su padre quizás iría a recorrer si muriera, él ya lo conocía. 

 Agustín escuchó con amor y con el corazón abierto las palabras de su padre, y de pronto las lágrimas de los dos empezaron a fluir, y el abrazo tampoco se hizo esperar. 

 Un abrazo que Agustín hubiera querido que durara para toda la vida, un momento que el hubiera querido detener, pero el tiempo es un tirano y ni en momentos tan fuertes como ése se detiene. 

 Tan solo queda disfrutarlo y guardarlo en el alma. 

 Agustín, con cierta timidez y con un poco de miedo de que su padre no le creyera, le contó de qué modo él recordaba algunos pasajes de su vida anterior y otras experiencias que le habían sucedido con los Maestros del Cielo. 

 Y Antonio, como toda persona que se encuentra indefensa ante las tragedias de la vida, decidió creer la fantástica historia que su hijo le había relatado. Además, ese relato le daba cierta tranquilidad. 

 —La muerte no existe, es tan solo un cambio de ropa, como otros cambios —dijo Agustín de lo más sonriente a su padre—. Tú crees que aquí se acaba todo y no es así; nosotros, los que nos quedamos sufriendo por los que se nos van, somos egoístas y queremos que quienes amamos estén siempre con nosotros, y esto es imposible. Tendríamos que nacer sabiendo ya que todo tiene un principio y un fin. Y que quien vive bien, muere bien. 

 A veces los médicos dan dictámenes equivocados, y sus diagnósticos no siempre son exactos, no son como las matemáticas, en medicina dos más dos no es invariablemente cuatro. 

 Los remedios no siempre sanan, pero lo que sí puedo asegurarte es que hay una medicina que es el mejor bálsamo para el dolor, para el sufrimiento o para la incertidumbre, y ésa es la Fe. 

 Sé fiel, padre, a la vida. Ser fieles, creer, quien no se es fiel a si mismo, no podrá ser íntegro consigo mismo. 

 También pregúntate qué deberías aprender de todo este proceso, y para qué te puede ayudar la experiencia de estar enfermo. 

 Yo le pediré a todos los Seres de Luz que te den las respuestas que más necesitas, y te voy a mostrar que los milagros también existen. 

 —Hijo, me colma de orgullo tu sabiduría y tu amor, pero estoy seguro de que me queda poco tiempo, y por eso te quiero pedir que no te olvides del amor que les tengo a ti y a tu madre. 

 —Si tú nos quieres tanto, ¿Por qué nos quieres abandonar? ¿Por qué te has enfermado? 

 —No lo sé. ¿Siempre te enfermas por alguna razón? ¿Tú crees eso? —preguntó fastidiado Antonio. 

 —Si, padre, estoy seguro de lo que te estoy diciendo. Siempre hay un “para que”, aunque sea en una enfermedad. 

 —Entonces soy una excepción, porque no puedo encontrarla. ¿Tú me puedes ayudar a descubrir qué es? 

 —No, papi, yo no lo sé. Quizás te callaste demasiadas cosas. Nunca te escuché gritar, jamás te vi enojado. Y mira que mami no es ninguna santa. Si hay alguien que puede sacarte de tus casillas es ella. 

 —Pobre mamá, si supiera lo qué estamos diciendo de ella, estaría furiosa.

 Las risas y el llanto se unieron en un abrazo, 

 —No me dejes papi, ahora que te necesito tanto para que me acompañes en esta etapa de mi vida. 

 —Tú tienes la buena suerte de saber mucho de esta vida, y de cómo comunicarte con Dios. No me pidas algo que no depende de mí. Yo prometo trabajar en mí, y hacer todo lo que este a mi alcance para salir de esta dolorosa situación. 

 Pero si esto no sucede, si el milagro no aparece, entonces, ¿qué harás? 

 —Te llevaré en mi corazón y en mi Alma toda la vida, le hablaré a mis hijos de su abuelo, cuidaré a mamá, haré todo lo que me haga feliz, para que te sientas orgulloso de mí. 

 Y tú me visitarás en sueños, yo te soñaré de modo diferente de vez en cuando, y sabré que en cada sueño estarás entrando en mi alma, sabré que no estás en el cementerio, ni en las cenizas, porque estarás a mi lado, hasta que tu Alma decida volver a tomar otro cuerpo. 

 Pero algo si te puedo asegurar, y es que no dejarás de cuidarme, sino hasta que me veas suficientemente fuerte para cuidar de mí mismo. 

 Ningún espíritu abandona al que queda, sin tener la certeza de que quien se queda estará bien en algún momento. 

 —Y yo, desde el lugar donde me encuentre, querré siempre verte sonreír, quisiera que te conviertas en un gran hombre y sobre todo estaré velando por tu felicidad, y tú sentirás en tu corazón todo el amor que te tengo. 

—Pensemos también que te puedes sanar, y tú podrías darle a esta vida otra oportunidad. 

 De los ojos de Agustín comenzaron a brotar lágrimas. El padre lo tomó de la cabecita, lo acarició y se quedaron abrazados unos minutos. 

 Agustín quiso hacerse el fuerte y secando las lágrimas de ambos con su pañuelo le sonrió a su padre. En un momento se levantó del banco y fue a abrazar a su perro que se había enredado con el collar, lo desató suavemente, le hizo una seña a su padre para que se levantara y los dos se dispusieron a seguir el paseo. 

 Antonio le propuso caminar hacia la calle principal del pueblo, y en vez de llevarlo a tomar el postre, le dijo que quería hacerle un regalo para que siempre lo tuviera presente. 

 Agustín le dijo que no hacía falta que le hiciera ningún regalo, porque los recuerdos tenían que ver con momentos y sensaciones, no con cosas. 

 —Ésa es tu forma de pensar y la respeto —dijo su padre Antonio—. Pero ahora déjame hacerte el regalo que quiero, déjame darme ese gusto. 

 Antonio pensó en todas las veces que no había tenido dinero para regalarle a su hijo lo que deseaba. Agustín siempre recibía los regalos usados, aunque para él eran nuevos. Y Antonio pensó en cuántas veces nos damos cuenta de los errores que cometemos en los momentos difíciles, en los momentos culminantes. 

 Agustín dedujo la charla interna de su padre, y sin hacerle ninguna pregunta dijo: 

 —Todos aprendemos en momentos difíciles. Para eso sirven estos momentos, sirven para cambiar. Recuerda, padre, que nunca se cambian los jugadores cuando se va ganando el partido. 

 Antonio ni siquiera escuchó el comentario, solamente le pidió a su hijo que se quedara unos minutos afuera de la librería para entrar a comprarle un regalo que le había elegido. 

 Agustín, con ese respeto amoroso que sentía y con una sonrisa de amor y pena, miró el cartel de la librería y le encantó su nombre: "Librería de la Fe".

 En cuanto bajó la cabeza le respondió a su padre: 

 —Te espero aquí. 

 Mientras Pancho se disponía a usar el árbol que estaba en la puerta del pequeño negocio, Agustín no dejaba de pensar en por qué la vida tendría que tener estos condimentos tan amargos, 

 Antonio entró, pidió unos libros y compró unos dados. Escribió una dedicatoria en una de las hojas y salió contento del lugar. 

 Le entregó a su querido hijo el regalo. Agustín no esperó a llegar a su casa, rompió la envoltura, abrió los libros y quedándose maravillado con los dibujos que tenían, preguntó: 

 —¿Es un juego, verdad? —Si, se llama rol, podrás armar tu propia historia, podrás convertirte en mago, guerrero, sacerdote, o elegir en lo que te quieras convertir. Te enseñaré a jugar en cuanto lleguemos a casa. Eso sí, tienes que jugarlo entre amigos. Cuantos más sean más se van a divertir. 

 —Pero, papi, si sabes que me gustan los juegos en los que puedo estar solo, y que no tengo amigos. 

 —Eso es lo que me preocupa de ti. No sé cómo no te aburres con tanta soledad. 

 —No me aburro ni me siento solo, 

 —¡Pero eso no es normal! Pareces autista. 

 —Sabes que no lo soy, ¿o de verdad lo crees? 

 —¡Demuéstrame que eres capaz de salir a invitar a tus compañeros a jugar este juego! 

 —Es que pierdo tiempo cuando estoy con ellos. Siento que no hablan mi mismo idioma. 

 —Pero si todos son de este país. No te entiendo. ¿De qué idioma hablas? Y la expresión de Agustín se transformó en disgusto. 

 —Habla hijo, ¿qué idioma? 

 —Ya lo sabes. 

 —Ah… claro, nadie habla de energía ni de campos áuricos, ni de Ángeles, ni de transformación de crisis como tú. Déjame decirte algo, hijo querido, no pareces de este planeta. 

 Creo que te equivocaste, hijo, naciste en un lugar donde tus compañeros, e inclusive nosotros, no sabemos nada de lo que nos cuentas. Y sin embargo eso no significa que los demás no puedan ser tus amigos. 

 —Sí, pero no son mis pares. Yo debería despertarlos para poder ayudarlos a que evolucionen y tomen conciencia del poder divino que llevan dentro. 

—¡Deja eso para la iglesia! Entiende de una vez por todas, tú sólo dedícate a jugar y por favor hazte de amigos, a la larga te será útil en la vida, y además no podrás jugar este juego si estás solo. 

 —¿Por eso lo compraste? 

 —No te enojes conmigo —dijo Antonio riéndose pícaramente—. Este juego tiene también ese pensamiento mágico que a ti tanto te gusta. En él estarás creando conjuros, estarás rodeado de Hadas, Elfos y Duendes, así que no fui tan egoísta, en parte escogí el regalo pensando en lo que te gusta. 

 Agustín siguió estando serio. Ahora él había entrado en una profunda conversación interna, en la que se decía: “No tendría que haber nacido aquí. Este no es mi mundo, ésta no es mi gente”. 

 Y Agustín llegó a asustarse con ese pensamiento en cuestión de segundos.

 Iban los dos caminando, subiendo hacia el camino que conducía a la casita, y el paso de Agustín sin querer se había vuelto mas rápido de lo habitual, olvidándose de que su padre se agitaba al caminar. Cuando el niño salió de su íntimo pensamiento, miró hacia atrás y vio a su padre caminar encorvado, pálido, flaco y se dio cuenta de que no le quedaba mucho tiempo para aprovecharlo. Se volvió corriendo y siguió caminando a su lado, ni más lento ni más rápido, sólo acompañando el paso y cambiando el tema de conversación. 

 Él decidió ignorar esa sensación poco placentera que le producía el tener que estar con personas a las que quería, pero con quienes no soportaba pasar mucho tiempo. 


Extracto de: "Francesco decide volver a nacer" 

De: Yohana Garcia


Lord Saint Germain, El perfume del regocijo está en su camino

Lord Saint Germain~El perfume del regocijo está en su camino~


Lord Saint Germain
~~
El perfume del regocijo está en su camino~~
11/05/2012
Queridos míos:
Estamos ocupados con retirar a las cábalas; por lo tanto, hemos derivado muchas de sus visualizaciones, como todos ustedes saben. El retiro está progresando sin problemas, lo cual es espléndido.
Se les están dando a conocer más arrestos, y toda la negatividad será de corta duración.  Estos arrestos fueron hechos hace largo tiempo en nuestro momento de AHORA, y esto se está manifestando a sí mismo para que sean capaces de verlo u oírlo en sus fuentes de comunicación en el Internet de vez en cuando.
Sepan que esto es Verdad y que todos ustedes serán capaces de ver los efectos de esto, parte por parte. Hemos trabajado arduamente para llegar a este punto, al igual que ustedes, lo cual está resultando en arrestos en masa por todo el mundo. Agradecimiento por esto, mis queridos míos, pues ustedes han sido una gran asistencia para nosotros en el Día de la Visualización. 
¿Pueden oler la libertad que se encuentra de pie frente a su puerta?
Está tan cerca de nosotros ahora que ya no es posible regresar. Desháganse del último control de su mundo porque ahora estamos entrando a la última etapa, y es la de "hacer públicos" estos arrestos a través de sus medios de comunicación establecidos.
Si están a punto de darse a conocer, sepan que la libertad será suya, los medios de comunicación estarán libres para hablar y compartirán con ustedes todo lo que está a punto de darse a conocer.
La Revelación se llevará a cabo también a través de los medios de comunicación, pero para eso necesitamos que ustedes visualicen esto como una asistencia para nosotros y su mundo. La libertad está casi encima de ustedes, mis queridos amigos, y pueden sentir gozo por esto. 
Sabemos que todos ustedes tuvieron que esperar por esto durante un largo tiempo, y "pronto" es un marco de tiempo que todos ustedes han oído mucho, pero puede que sepan que esto ya no es "pronto" sino más bien un Ahora.  
Así que, para dejarlo en claro, será en un abrir y cerrar de ojos.
Así de cerca están todos ustedes de él. Mucho se ve aparecer en sus cielos y en sus tierras, las energías son muy elevadas y los portales de los vórtices se están abriendo. Se está arreglando todo para la ascensión. Los vemos a todos despertando a ritmos rápidos y estamos en buena marcha, pero todavía hay mucho que vendrá en su camino.
Mantengan su fe, queridos míos, pues ya han llegado así de lejos.
Es un tremendo camino de subida el que han logrado, y estamos muy orgullosos de todos ustedes, están a punto de ser recompensados por esto recobrando su libertad. ¡Ustedes lo han logrado! ¡Lo han hecho todo ustedes, mis queridos amigos! 

Para la ascensión les deseamos decir algunas cosas importantes. 

Ha llegado el momento de prepararse para muchas oportunidades y revelaciones que surgirán a la superficie de su hermoso planeta Madre Tierra.
Prepárense de manera que permanezcan calmados y serenos, éste es el más importante consejo que les podemos dar pues podría aparecer un gran caos en su mundo en estos tiempos cuando los portales energéticos se abran e incrementen las elevadas energías del Amor.
El caos será entre los seres que no han despertado, quienes no sabrán lo que está sucediendo a su alrededor, y este caos existirá debido al temor. No permitan al temor obstaculizar su camino, pues es una ilusión, mis queridos amigos. Atraerá a los seres no despiertos pues ellos no saben que es una ilusión.
Puede sucederles a ustedes si USTEDES lo permiten, así que permanezcan calmados y piensen sobre el Amor. Pues ustedes son Amor incondicional. El temor no existe. Vemos que es atraído a ustedes aún si han despertado. Simplemente dejamos en claro que tienen que seguir trabajando en liberar estos falsos sentimientos.
Ellos no existen, así que, ¿por qué desean que exista? No los alimenten creyendo que son reales pues así los fortalecerán. Sean Amor y Luz mis amigos, ustedes han llegado demasiado lejos para ser engañados por los últimos necios. 
Ahora estamos en la senda de la ascensión, y éste es un obsequio para todos ustedes, el cual es Divino. Ah, sí,  todos nosotros los estamos aguardando con mucho gozo pues las familias se reunirán finalmente tras un muy largo tiempo.
Permanezcan firmes y enfocados pues no estamos lejos de ello ahora y el Gran Final está a su alcance.  Ustedes lo pueden ver ahora, comiencen a correr hacia él y sobrepasen los obstáculos finales que se están empequeñeciendo al acercarse a la meta. 
"Enfriaremos la champaña", por así decirlo, pues el regocijo está cerca.
SOY Saint Germain.
Canalizado por Méline Lafont. 
Traducción: Gloria Mühlebach

Los Arcturianos, ¡Cread con la Fuente misma!, 26 de mayo 2012

sábado, 26 de mayo de 2012

LOS ARTURIANOS - ¡CREAD CON LA FUENTE MISMA!


LOS ARTURIANOS
¡CREAD CON LA FUENTE MISMA!

Mayo 17 de 2012 - Mensaje 18



¡Amados, Somos los Arturianos!
¡Nunca renunciéis a vuestra mirada positiva sobre lo que está a punto de suceder en vuestro Mundo! Pero permitidnos aclarar la diferencia entre el significado de "positivo y negativo" relacionados con vuestro limitado y dual pensamiento en la 3ª Dimensión; y lo Positivo como una expresión de la mente que existe en las dimensiones superiores.
Sin embargo, incluso estas dimensiones superiores aún aparecen en el Campo-Fuente Mismo, como vosotros; y nosotros lo llamamos "Positivo" en el más alto sentido, si reconocen su dependencia de esta Fuente Una.
Consecuentemente, lo mejor que podemos recomendar es enfocar de corazón tu mente directamente en la Luz Misma de la Unicidad, en la cual todo aparece como una expresión de esa Unicidad, irradiando desde el núcleo de ella con la brillantez de la Consciencia-Luz Última.
Consecuentemente, según esta comprensión, todos los eventos verdaderamente positivos suceden como una emanación de la Fuente-Luz; y no son creados por la mente que está ligada y definida por el cuerpo, denso, sutil o causal; sino que son energizados por la Fuente Misma, mientras tú estás convocando Su poder primordial de creación con tu intención visionaria de corazón.
Una creación meramente iniciada por tu voluntad personal con el poder de tu tercer ojo, nunca puede ser perdurable ni expresar la Realidad Última. Naturalmente, la calidad y características de una creación se derivan de la sustancia a partir de la cual se creó.
Consecuentemente, elige bien tus recursos a partir de los cuales quieres crear. ¿Y por qué no crear siempre directamente desde y con la Fuente Misma, en lugar de elegir estados mentales inferiores y limitados, o seres de dimensiones superiores? Incluso ellos son creados a partir de la Sustancia de la Fuente-Luz.
A la Humanidad Terrenal se le ha dicho desde hace milenios que necesita un mediador para conectarse y relacionarse con lo Último. Esto sirvió para ocultaros vuestro verdadero origen. Aún cuando la funcionalidad de vuestro cuerpo, como es ahora, es una creación con recursos más bajos que la Fuente Última Misma, vuestra verdadera Esencia y Entidad es la Fuente-Luz Última Misma.
Esto os ha sido ocultado tan largamente, que ahora os relacionáis con seres de otras dimensiones y les pedís ayuda, consejo y sanación. Esto es apropiado pues la mayoría de vosotros estáis apenas despertando, así que necesitáis guía y sin duda sanación para vuestro Planeta y para vosotros mismos en vuestro camino para reconectaros con vuestra verdadera Fuente. Por eso estamos aquí para ayudaros, pues somos una familia en la Luz del Amor.
Sin embargo, de esa Fuente todos provenimos; y todos compartimos La Indiferenciada y Total Felicidad Sin Mengua.
Si retornas a tu propia Fuente, necesitas estar dispuesto a trascender todos los pensamientos y conceptos, necesitas vaciarte; y aceptar en tu vida la Radiancia Pura. Es tu disposición la que invita a la Verdad hacia tu Ser, la cual a cambio transforma tu mente y tu cuerpo desde dentro hacia fuera mientras comienzas a resonar directamente con Ella.
En estos tiempos tus plegarias son más poderosas que nunca antes y son capaces de manifestar, especialmente en el nivel espiritual. Ahora, lo que tu corazón desea está siendo atraído irresistiblemente hacia ti, por tu fe.
El Nuevo Mundo brillará con la Luz y la Consciencia de lo Último, así que deséala y amóldate a Ella.
El verdadero Camino siempre ha sido desde Arriba hacia abajo; y no al contrario. Las creaciones de "abajo" siempre han sido incoherentes; un ejemplo es vuestra presente situación y el sufrimiento que habéis experimentado en vuestro Mundo durante largos períodos de vuestro tiempo.
Las Creaciones Puramente Divinas no conocen el sufrimiento, no conocen la separación ni la oscuridad, solamente Son Amor y Son Unidad inherente; y no surge la mente dual como la conocéis.
Nosotros los Arturianos también una vez cometimos errores, pero los hemos superado entendiendo mejor cómo participar de la Fuente. Sin esta comprensión, vuestro Mundo ha llegado al borde de la destrucción. Sin embargo la Intervención Divina lo ha evitado.
La Fuente os está Llamando, Queridos, deseamos recordaros que retornéis directamente allí de donde provinisteis originalmente. No os identifiquéis con creaciones ni dimensiones inferiores. Identificaos con la Fuente Misma en vuestro corazón. Si lo hicierais con vuestra mente, vuestro ego se inflaría (sonriendo humorísticamente).
Identificarte con la Fuente es renunciar a todas las diferencias de "inferior y superior", "mejor y peor" que la mente está creando en los reinos de las muchas dimensiones. Es Puro e Indiviso Amor-Dicha. ¿Y no es eso todo lo que queréis, que vuestras creaciones sean de ese Amor-Dicha Uno?
Sed Benditos, Amados.

Somos los Arturianos.


Canalizados por Ute
Tradujo: Jairo Rodríguez R.
http://www.jairorodriguezr.com/