domingo, 21 de abril de 2013
ASHTAR EL PRIMER ESPEJO: REFLEJA EL MOMENTO
Abril 21, 2013
Lees el rostro
del cielo y de la tierra, pero no has reconocido a aquél que está ante
ti, y no sabes cómo interpretar este momento."
Evangelio de Tomás
Los
animales son grandes espejos para activar las emociones sutiles que
llamamos "problemáticas." En la inocencia de ser lo que son, pueden
encender poderosas emociones de control y juicio respecto a la forma en
que las cosas deberían o no deberían ser. Los gatos son un ejemplo
perfecto.
Mi primera experiencia con gatos
comenzó en el invierno de 1980. Trabajaba para una compañía de petróleo
como geólogo experto en computadoras y vivía en un pequeño apartamento
en Denver. Como miembro del departamento recién creado de servicios
técnicos, pasaba la mayor parte de mis días, tardes y fines de semana
aprendiendo los detalles de las nuevas computadoras y aplicando lo
aprendido a los conceptos tradicionales de geología del petróleo. En
realidad, no había considerado tener una mascota, simplemente porque
nunca estaba en casa el tiempo suficiente para cuidar de ella.
Un
fin de semana, un amigo que vino de visita me trajo un regalo
inesperado: un hermoso gatito naranja y beige de unas cinco semanas de
edad. Era el escuálido de la carnada y le puse de nombre Tigger como el
tigre del libro infantil clásico Winnie-the-Pooh. Aunque no me permitían
tener mascotas en mi apartamento, me sentí de inmediato atraído por
Tigger y descubrí que la enorme presencia de su cuerpecillo le brindaba
tanto a mi vida hasta extrañarlo cuando no estaba a mi lado. Me dije que
sería algo temporal, decidí romper un poco las reglas y lo conservé. Y
así, Tigger y yo nos convertimos en una familia.
Enseguida,
entrené a mi nuevo amigo para que honrara las "zonas prohibidas" de
nuestro hogar. Le enseñé a mantenerse alejado de los sofás, los
estantes, y a no subirse a la nevera. Y sobretodo, no podía encaramarse
en el alféizar de la ventana, para que todo el mundo lo viera, mientras
yo estaba trabajando. Todos los días cuando regresaba a casa lo
encontraba durmiendo en uno de los lugares permitidos. Todo parecía
funcionar de maravilla en nuestra relación secreta.
Un
día, regresé a casa de mi trabajo un poco más temprano de lo usual.
Cuando abrí la puerta del apartamento, Tigger se despertó de un sueño
felino profundo, justo en el estante de la cocina al lado del
lavaplatos, un lugar que había sido definitivamente identificado como
prohibido. Se sorprendió tanto de verme pasar por la puerta como yo de
verlo sobre el estante. De inmediato, dio un brinco y se bajó regresando
a su lugar sobre la cama, y esperó a ver mi reacción. Ahora, yo sentía
curiosidad: ¿habría sido un incidente casual, o era una señal de lo que
realmente ocurría cuando me iba de la casa a diario? ¿Conocía mis
patrones tan bien que podía estar en el lugar correcto a la hora
correcta cada vez que yo llegaba a casa en la tarde?
Ese
día realicé una prueba. Salí al balcón, que daba a una hermosa zona
verde, me escondí detrás de las cortinas y esperé pretendiendo que me
había ido a trabajar. Al cabo de unos minutos, Tigger saltó de la cama y
se fue directamente a la cocina.
Creyendo que
me había ido, volvió a encaramarse en el estante al lado de la tostadora
y de la máquina extractora de jugos. Estaba tan cómodo en su lugar que
pronto comenzó a cabecear y se quedó dormido al lado del lavaplatos, un
lugar al que nunca iba si sabía que yo estaba en casa.
Fue
entonces cuando hablé con algunos amigos que también tenían gatos y
aprendí algo que probablemente todos los dueños de felinos ya han
descubierto. ¡Uno no entrena a un gato! Pues, aunque hay excepciones,
por lo general los gatos hacen lo que quieren. Les gustan los lugares
altos y gravitan alrededor de estantes, neveras y alféizares prohibidos.
Aunque honren nuestras reglas en nuestra presencia, cuando están solos, los gatos gobiernan en sus propios mundos.
LOS ESPEJOS ESTÁN EN TODAS PARTES
La
razón por la cual comparto esta historia es debido a lo que la conducta
de Tigger "causó" en mí. Ante lo que él representaba, un simple gato,
descubrí que me sentía frustrado, casi hasta la ira. Me miró
directamente a los ojos y supe que estaba consciente de sus límites.
Aún así, actuaba en contra de su entrenamiento y hacía lo que había decidido hacer, cuando decidía hacerlo.
Quizá
no fue coincidencia que durante la época de mis problemas con Tigger
advirtiera paralelos con las frustraciones en mi trabajo. De hecho,
parecía que las personas que yo supervisaba estaban haciendo exactamente
lo mismo que Tigger: ignorando las instrucciones que yo les daba para
nuestros proyectos. Después de una tarde particularmente difícil, una de
mis colegas vino y me preguntó por qué no la dejaba hacer su trabajo en
paz. Le había asignado un trabajo y ella sentía que yo quería controlar
cada paso de lo que hacía. Ese día, más tarde, cuando llegué a mi
apartamento encontré otra vez a Tigger en la zona prohibida del estante
de la cocina. Y esta vez, cuando me miró, ni siquiera se dignó a
bajarse. ¡Yo estaba furioso!
Cuando me senté en
el sofá a pensar, advertí el paralelo entre la "falta de respeto" de
Tigger por mis reglas y la actitud que parecían adoptar mis colegas. En
dos experiencias simultáneas, en apariencia no relacionadas, tanto
Tigger como mis colegas me estaban que no había sido consciente hasta
ese preciso momento. Se convirtió en el primero de una serie de espejos
que tuve que reconocer en mi interior, antes de sanar otros más
poderosos y delicados en mis relaciones.
Durante
las décadas de los sesenta y los setenta era común que los
profesionales de autoayuda nos dijeran que si no nos gustaba el mundo
ante nosotros, deberíamos observar nuestro interior. Nos enseñaron que
todo -desde la ira de nuestros colegas hasta las traiciones a nuestra
confianza- es un reflejo de nuestras creencias más profundas. Los
patrones con los que nos identificamos más fuertemente son a menudo los
que no podemos ver en nuestras propias vidas. Este escenario es
precisamente lo que estaba ocurriendo respecto a Tigger y a mis
compañeros de trabajo.
No estoy sugiriendo que
mis colegas estaban conscientes de cómo me estaban reflejando o del
papel que este patrón estaba jugando en mi vida, estoy casi seguro de
que no era así.
Simplemente, por medio de
nuestra dinámica, ellos hicieron surgir en mí algo que yo también
descubrí. En esa época de mi vida, yo era el espejo del control. Puesto
que el reflejo ocurrió en el momento, en vez de horas o días más tarde,
pude ver la conexión entre mi conducta y sus reacciones. La clave de mi
lección fue la respuesta inmediata.
EL ESPEJO DEL MOMENTO
Si
observamos los estudios antropológicos de tribus escondidas en Asia,
descubrimos lo importante que es reconocer la relación entre lo que
hacemos y lo que pasa en el mundo.
Cuando unos
exploradores descubrieron una de las tribus "perdidas" (obviamente, sólo
estaban pérdidas para nosotros, pues ellos sabían exactamente quiénes
eran y en dónde estaban localizados), se sorprendieron al encontrar que
sus miembros no relacionaban el sexo con el embarazo. El espacio de
tiempo entre el acto sexual y el momento del nacimiento era tan largo,
que el nexo entre los dos eventos no era obvio para ellos. Éste es el
valor de nuestros espejos, su inmediatez nos ayuda a comprender las
conexiones reales y subyacentes entre eventos en apariencia dispares.
Si
estamos viendo nuestras creencias representadas a través de nuestros
espejos, entonces están ocurriendo ahora mismo. Cualquier reflejo que
veamos nos brinda un momento de una oportunidad preciosa. Una vez que es
reconocido, un patrón negativo puede ser sanado ¡en un santiamén!
Reconocerlo es la primera clave respecto a la razón de su existencia.
Con mucha frecuencia descubrimos que los patrones negativos reflejados
en nuestras vidas están enraizados en uno de los tres miedos universales
explorados en el capítulo anterior.
Cuando
vemos nuestras creencias reflejadas en tiempo real en nuestras
relaciones con los demás, experimentamos el primero de nuestros espejos,
y es justamente eso: el espejo del momento.
Algunas
veces, sin embargo, el reflejo del momento puede estar mostrándonos
algo más sutil de lo que estamos haciendo en nuestras vidas; a veces nos
revela lo que juzgamos en nuestras vidas. Cuando lo hace,
experimentamos el segundo espejo de la relación.
Extracto de La Matriz Divina.
Gregg Braden.
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Todo
lo que se presenta en esta lista es para tu discernimiento, nada es
verdad absoluta. Discierne con tu corazón, con tu dios interno. Aquello
que te resuene en hora buena y que te enriquezca, si así lo sientes, lo
que no te resuene hazlo a un lado.
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