domingo, 29 de diciembre de 2013

¿Quién es espiritual de verdad?

 
 


   ¿QUIÉN ES ESPIRITUAL DE VERDAD?

    El Amor es dulzura, caricia, perdón, misericordia, pero ese es sólo uno de los lados del Amor. Porque Amor es a la vez justicia y severidad, tiene un aspecto corrector que es también protección. El Amor es Paloma y León y si no cuenta con ambos brazos, no es verdadero Amor. Si el criminal acecha a tu hijo y tú no te transformas en león para defenderle, no le amas de verdad. Si sólo toleras y cedes, ¡cuidado! Así no opera el Amor; más allá del límite corrector el castigo se transforma en crueldad, sadismo, inhumana ferocidad. Cuando el Amor habla según la necesidad, lo hace con suavidad o con ferocidad, tanto si consuela como si duele dice la Verdad. Por unos pocos hijos míos, millones padecen; el futuro de todos peligra y no puedo acariciarles. Luego vendrá para ellos la purificación que será dura, mucho más que estas palabras. Esos hijos míos ya no tienen a su Luz interior; una espesa capa de obscuridad la encerró, se alejaron del Amor. Y como sólo el Amor es la Vida, ya no tienen verdadera vida. Pero razonan, calculan y aparentan estar vivos, pero no lo están. Pueden incluso hablar de Mí, de su idea de Dios, del Amor, de la vida, pero como perdieron el contacto conmigo, predican sólo palabras muertas. Es entonces más que nunca cuando se sienten grandes, importantes, sabios y justos, y se muestran arrogantes y soberbios, llenos de altivez y desdén. En las cosas humanas observan sólo el reglamento, la ciega ley, y con su poder causan dolor como autómatas crueles. En los caminos de Dios miran sólo la muerta letra y no sienten mi Espíritu; son fanáticos altivos, labradores de la división. En las cosas del mundo se sienten autorizados a manipular el planeta, las conciencias ajenas, la naturaleza, el destino de sus semejantes conforme a su ignorancia, motivados por la ambición. Mienten y destruyen, roban y matan, y permanecen tranquilos, con la conciencia en paz, porque los muertos no tienen conciencia, sólo ideas y conceptos, justificaciones del intelecto, pero ya no contacto con la Divinidad. Y tengo otros hijos que todavía mantienen en sus almas espacios por los que penetra mi Luz, pero a la vez son débiles a las llamadas del ser inferior y tienen conductas dobles. Se acercan a mis caminos pero sólo les atraen los maestros dobles, aquellos que por no tener claridad ni pureza de intenciones, falsifican mi Palabra. O tienen vengativas sombras disfrazadas de ideas sociales, morales, religiosas, espirituales. Se reconocen porque o predican la violencia y división o la destrucción inevitable y total de la humanidad. O viven acechando a mis servidores, intentando hacerles tropezar, les tienden trampas y celadas y van cual terribles jueces tras sus errores; así justifican su alejamiento de mis caminos y prestan su servicio al Enemigo del Amor. Buscan el ejemplo en los demás descartando por una pequeña mancha, aunque ellos mismos estén llenos de suciedad. Y se sienten superiores a un verdadero servidor, pero no pueden irradiar Luz, y si algo irradian es amargura y tristeza, desesperanza y temor, y desde esa oscuridad condenan a aquellos que no son ángeles pero orientan en mis caminos. Mejor servicio presta una lámpara empañada para iluminar que otra impecable oculta en un palacio pero sin luz. Algunos presumen de justos pero son lobos disfrazados, otros no muestran grandeza pero son portadores de mi Luz. Muchos no han entendido aún cómo se reconoce a un servidor, que no es por la apariencia o por sus hábitos de pulcritud si es que en lo oculto también lo son, o porque estimulen los delirios de unos pocos, la ambición espiritual, o porque afirmen tener contacto con este o aquel, sino por sus obras, por su servicio a la humanidad. Porque alivian el dolor de miles, porque iluminan y guían, porque sanan y transforman, porque gracias a su paso por el mundo crece interiormente la humanidad. Mis grandes servidores, a pesar de serlo y justamente por ello, no están allí para ser adorados sino para guiar. Si alguno te pide adoración y su enseñanza no contribuye con lo que Yo quiero, con lo que tú necesitas: el reinado del Amor en el mundo, saca tu propia conclusión. Y si adoras a un gran servidor, pero eres cruel o soberbio con quien no va por tu camino, de poco te vale tanta adoración, la enseñanza de aquel gran servidor no te acercó a Mí. Aunque seas muy devoto de un servidor, mira cómo actúas tú; sólo por tus acciones u omisiones te pediré cuentas, no por las de aquél que sea el Amor, tu guía, y tu propia conciencia, tu mejor ejemplo. Aquel que sólo vive para llenar sus alforjas, para servir a su bando, para su purificación o para su salvación, sin importarle los demás, no está en armonía conmigo. Si mi naturaleza fuese egoísta no habría Yo creado, no me habría vertido en los millones de almas, no habría dado color y vida a las infinitas cosas, estaría solo regocijándome en mi Luz. Pero la Naturaleza del Amor es servir es por eso por lo que quien vive sólo para sí, para su pequeño grupo o bando, indiferente hacia los demás, no conoce en profundidad mi Espíritu generoso, ilimitado y eterno. Y aquellos que viven rezando, hablando de Mí, alardeando de moralidad o buscando ocultas potencias, deberían saber que como sean ellos con su hermano, así les retribuiré Yo. Y si sus corazones son duros, de poco sirven sus sacrificios, sus ritos y purezas, sus prácticas exentas de Amor, sus devociones estériles. No me conmueve la fe sin obras ni las obras sin Amor. Fe sin obras es muerta actividad mental, obras sin Amor son cálculo, negocio, actuación teatral. Yo amo a todos mis hijos incluso al que es víctima del error y no me complace que se le haga sufrir; lo que a él se le haga a Mí se me hace. Tal vez el que hoy es despreciado mañana sea mi gran servidor y quien hoy le condena mañana sea mi enemigo o, tal vez, a pesar de sus errores, el tiene virtudes que su juez no posee ni le puede reconocer. Quien se sienta limpio, justo y salvo, muy ciego está; no es la Tierra un mundo de colosos del Amor. Pero Yo amo a todos quienes lo habitan, porque Yo no soy un tan impersonal que ya no sienta afecto por las personas, no soy Amor imaginario, frío y cerebral. El verdadero Amor no es algo abstracto ni mental, lo ama todo, es ternura y perdón, mano cálida, lágrima palpitante, sencilla emoción. El verdadero Amor es activo, generoso y fecundo. Prefiero un plato lleno en la humilde morada del hambriento que un coro de mil voces en el templo. Prefiero muchas manos luchando, entregando, que muchas manos rogando, pidiendo. Prefiero un servidor junto al enfermo que absorto en solitaria y estéril contemplación.
   El libro de Dios Amor
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.