Somos las llaves del Cielo sobre este suelo, por Alem Elohim
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Esta noche la Fuente me pide presentarme a vosotros como Elohim, me dejo llevar por el Verbo Uno…
(Silencio en el recogimiento)
Lo que Somos no puede ceñirse a una personalidad, a un cuerpo-mente, el Ser Amor es lo único que existe.
Como Elohim
he pisado este mundo desde antes de la falsificación, junto a María y
bajo la tutela del Padre creamos a la raza humana y a diversos mundos.
Olvidé mi
misión como todos lo hicimos y nos maltratamos en numerosas ocasiones
los unos a los otros. Hoy todo esto es olvidado en la Misericordia del
Padre.
Nos
perdonamos a nosotros mismos primero, nos amamos a nosotros mismos. La
Gracia del Uno nos funde y devuelve a la Belleza original.
Pues yo soy vosotros, resonando hoy en la forma vibratoria del rey David y en San Pedro.
Todos nosotros somos la llaves del Cielo sobre este suelo. Esa es nuestra responsabilidad. Tal es la voluntad de la Fuente.
Somos la Piedra santa que edifica el Templo de la Unidad y sus redes de Corazón a Corazón.
!Somos los Griales cósmicos de la Tierra prometida!
Desde el
triángulo y profundidades del Agua vertemos lo Alto, volcando el
triángulo luciferino en nosotros y para los demás. El Servicio de todos
nosotros en la Presencia es pues crucial en tanto que liberamos las
cadenas del condicionamiento.
Los
automatismos pierden su fuerza cuando nos mantenemos atentos, centrados
en el Ser Uno. Nos corresponde la constancia de la ofrenda, ¡somos el
Don de la Vida!
Nuestra Fe, nuestra devoción es el bálsamo que honora a la Verdad, la Verdad del Cristo reconocida en nosotros.
La
Resurrección de nuestras catacumbas es pues Aquí y Ahora. Nada que
esperar, nada que proyectar queridos hermanos y hermanas. Devenimos los
hijos ardientes del Sol, la bienaventuranza de una Humanidad cegada por
sus ilusiones.
¿Vamos a
perder nuestra confianza en la Fuente que somos durante los momentos más
cruciales? ¿Quién o qué se considera separado? ¿Quién es esa voz que
nos habla?
La Voz del
Silencio, la Voz del Corazón nos susurra en la Vibración, más allá de
las palabras, ella es versátil, ella se adapata a la espontaneidad del
momento. Ella no juzga ni valora. Ella no se burla de los hermanos y
hermanas de la Luz que pisan este mundo.
Si
permanecemos tranquilos ante el aparente ajetreo, si quedamos firmes en
aquello que Somos, nuestra entrega moverá cualquier roca, la dificultad
desaparece ante la majestuosidad de lo Inmaculado.
Las brasas
de nuestro Fuego renacen en este Cristo reunificado. Las alimentamos en
el Santo Grial de nuestro Corazón. La morada del Padre bañada por el Sol
y el Manantial.
Nuestra
sincera humildad nos absorbe en la Grandeza de lo Eterno… el que quiera
elevarse será rebajado y el más pequeño de entre nosotros es el que
ofrece el mayor Servicio.
Silencio de la mente, Silencio de la conciencia, Silencio de pretensión en las palabras…
(Minutos de Silencio)
Estamos
convencidos de conocernos pero no es así, son sólo las capas
superficiales, incluso cuando hablamos del Espíritu… en Verdad no
sabemos nada del Espíritu porque él no se puede de ninguna manera
comprender.
¿Somos
capaces de dejar realmente todo de lado, cualquier percepción, cualquier
creencia, cualquier prejuicio… quedarnos vacíos en la Plenitud del
instante?
Es la invitación del Hijo ardiente solar, la invitación a relevar las Profundidades, en la Eucaristía del Rey de Reyes.
Determinados, resueltos en el Camino sin Camino. La Vía directa, el descubrimiento inmediato de la Fuerza inextinguible.
Observamos tranquilos lo fenoménico, observamos trascendiendo las imágenes, cesando cualquiera de las interpretaciones…
Recibamos así, sencillos, alegres, agradecidos… aquellos códigos ofrecidos por la Luz.
¡Celebremos el Festejo de los Reencuentros!
Acogemos al
amado Uriel, acogemos al arcángel Miguel y soltamos esas viejas amarras
confiados en los cuidados de nuestros hermanos Vegalianos de los Mundos
Libres.
La Quietud,
el reposo, el recogimiento en la brasa del Fuego vital. Para lo efímero
es la locura inevitable de la conciencia dislocada… pero ¿qué significa
en Verdad una obra de teatro si salimos del teatro?
Reconocemos
que no hay nadie allí en realidad viviendo ese espectáculo, ni siquiera
hay un teatro cuando desaparecemos en la Inmanencia de lo Supremo.
Este Humus
de la Vida, la Alegría y la Paz de volcarse. Nuestra Pregaria de
Gratitud, la valiente apertura a los pies del Maestro.
En tus manos
mi Bien Amado, en tus manos que son las mías… nos olvidamos de lo que
creemos, soltamos para devenir el Milagro de la Vida, el Don eterno.
Os ama y rinde Gracia desde tiempos inmemoriales,
Alem Elohim
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