viernes, 17 de mayo de 2013
COMPRENDIENDO LA VIDA
Alisbel Bencomo
El
hombre, venido de la bruma de los tiempos, vencedor de formidables
retos de la naturaleza, encontró en la unión su mejor arma. Ya viviendo
en sociedad, en épocas del Viejo Testamento, cuando todavía se cobraba
ojo por ojo y diente por diente, con la fuerza y explotación tocando
cotas muy tristes, nuevamente un soplo de esperanza y justicia se
concretó: en esta oportunidad entre los israelitas esclavizados en
Egipto, en la figura de un hombre al que llamaron profeta, Moisés fue su
nombre. Este mostró el camino que permitió seguir adelante. Antes hubo
otros, después también. Lao-tse, Confucio, Buda, todos se ganaron el
favor de sus pueblos por las prédicas y el ejemplo. Como alternativa
menos cruenta hacia la felicidad.
Dando comienzo
a nuestra era, la humanidad recibió a Jesucristo, el más grande, con
una doctrina de igualdad y amor vigente aun.
Atenas,
S. IV A.C. Licurgo, uno de sus filósofos célebres por su oratoria, en
ocasión del aviso de una próxima intervención suya, creó una gran
expectación entre los ciudadanos. A la hora señalada varios auxiliares
lo precedieron conduciendo varias jaulas con animales. Los asistentes
los vieron desfilar sorprendidos. Situado en el podio, Licurgo extendió
su mirada abarcando la muchedumbre, que callaba hipnotizada. A una señal
suya calló la puerta de una pequeña jaula de la que emergió una liebre a
toda carrera. Un instante después se repetía la acción pero fue un
feroz mastín quien hizo acto de presencia, salió en persecución de la
presa, luego de alcanzarla frente a los espectadores, la destripó con
saña. Asombro y perplejidad fueron las sensaciones reinantes. Licurgo
esperó a que se recobraran. Al levantar nuevamente la mano otra liebre
avanzó despacio, deteniéndose a comer unos brotes a pocos metros de
distancia. Entonces un nuevo perro, tan majestuoso y fuerte como el otro
se plantó ante la intrigada audiencia. Se dirigió hacia la liebre que
seguía comiendo, unos pocos continuaron mirando, suficientes para hacer
volverse a los primeros ante su exclamación de sorpresa… el can llegó y
la empujó con la pata haciendo que rodara, esta se paró y saltó
situándose nuevamente a su lado, el perro se alejó un poco y ella lo
persiguió, la volvió a tumbar con el hocico y así continuaron jugando
hasta que los regresaron a sus jaulas.
Más
perplejo su público lo miraba. Les daba tiempo para que reflexionaran.
Finalmente, irguiéndose en toda su estatura expresó: Ante todo les hago
notar que ambas liebres resultaron más listas que Uds.. Es evidente que
sabían a lo que se enfrentarían. Los perros también. Obviamente la
diferencia la marcan los perros. Una sola palabra lo explica todo, y
esta es: educación. El segundo perro es uno educado. Con entrenamiento
fue doblegado el instinto. Ese resultado también se logra en el hombre a
edades apropiadas y con sistemas de enseñanzas dosificados e
inteligentes, alistándonos para la vida en sociedad.
Constituidos
los estados, al transcurrir los siglos y con ellos los regímenes
sociales, el hombre también desarrolló su intelecto.
Para
el S XVII el físico, matemático y filósofo francés Blas Pascal, aseguró
que la humanidad tenía ante sí dos caminos, los que vinculó al
espíritu:
-Espíritu de geometría. Vinculado a la razón, el intelecto y desarrollo científico.
-Espíritu de gentileza. Representado por la caridad, la bondad, la tolerancia, etc.
Aseguró que solo recorriéndolos al unísono, el hombre obtendría el equilibrio necesario para una vida digna.
Con
la Revolución Industrial la productividad se multiplicó
considerablemente aumentando la ganancia de los empresarios y con ello
la inequidad social. Una vez más se manifiesta el desbalance y
nuevamente se movilizan las fuerzas gentiles para resolverlo.
Así
como en el mundo geométrico, la electricidad se manifiesta como, luz,
calor, frío, sonido, movimiento, el amor lo hace gentilmente, como
caridad, compasión, ayuda, entendimiento, etc. Por su intermedio se
logra, la estabilidad mental que nos permite comprender lo que nos
afecta y ponernos en el camino de solucionarlo. Los mejores resultados
se consiguen en la célula más importante de la sociedad, la familia. En
familias funcionales el amor es dispensado y correspondido desde edades
muy tempranas. Son tres los períodos fundamentales desde el nacimiento
hasta los 21 años, de 7 años c/u. En su primer período los niños, como
nunca más, tienen un mayor contacto con el mundo espiritual, por lo que
son especialmente sensibles a la gentileza y todo lo que logremos
enseñarles quedará impreso en su subconsciente indeleblemente. No debe
haber errores, sus resultados también pueden ser recogidos…
De
ahí en demás, su libre albedrío se hace presente comenzando su andadura
hacia la pubertad donde termina el segundo. Alcanzado los 21 se
considera haber terminado la formación básica para la vida. Esquema muy
general y teórico. Después recorres el resto de tu vida, con mayor o
menor extensión, cuyo aprovechamiento se mide por la felicidad alcanzada
como suma de todas las manifestaciones de amor intercambiadas.
Es
entonces y en esos términos, cuando a través de la perspectiva
espiritual se produce un cambio en las raíces mismas del sentido de la
vida. Dejas de buscar afuera, dentro de ti residen las respuestas. Una
gran paz interior te acompaña. Se evidencia que formas parte de algo más
basto donde está comprendida cada cosa que existe. Te percatas,
finalmente, de la interconexión general en ese gran concierto universal
que posibilita el funcionamiento del todo.
Juan
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