viernes, 17 de mayo de 2013
EXPERIMENTANDO NUESTRA REALIDAD DESDE LA VERDAD.
La «Verdad» ha sido el problema de los problemas en todas las épocas. La verdad vive en la experiencia. La verdad en su aspecto externo es sinceridad, veracidad e integridad.
La verdad
en su aspecto interno y espiritual es la visión de Dios, la realización
de Dios y la manifestación de Dios. Eso que respira eternamente es la
Verdad.
"Sólo la Verdad
triunfa, y no la falsedad". Bienaventurada es la India por tener este
como su lema, su aliento de vida, su extenso mensaje de divinidad
universal.
La
espiritualidad no va a ser hallada en los libros. Aunque exprimamos un
libro no vamos a obtener espiritualidad alguna. Si queremos ser
espirituales, tenemos que crecer desde dentro. Los pensamientos y las
ideas preceden a los libros.
La
mente levanta a los pensamientos y a las ideas de su sueño. La
espiritualidad despierta a la mente. Una persona espiritual es la que
escucha los dictados de su alma, y a la que el temor no puede torturar.
Las opiniones del mundo son demasiado débiles para atormentar su mente y
su corazón. Ella conoce, siente y personifica esta verdad.
A
veces, atravesamos malas experiencias... ¿Alguna vez has sentido la
desilusión de descubrir la verdad?, ¿esa verdad que descubre un engaño o
una mentira?. El sentirnos defraudados provoca incomodidad, esta
experiencia nos lleva a procurar que nunca nos suceda lo mismo, y a
veces, nos impide volver a confiar en las personas, aún sin ser las
causantes de nuestra desilusión.
Sin
embargo, como los demás valores, la sinceridad, no es algo que debemos
esperar de los demás, es un valor que debemos vivir para tener amigos,
para ser dignos de confianza....
La sinceridad es un valor que caracteriza a las personas por su actitud
congruente, que mantienen en todo momento, basada en la veracidad de
sus palabras y acciones.
Si
queremos ser sinceros necesitamos decir siempre la verdad... esto que
parece tan sencillo, resulta una tarea muy dificultosa para algunas
personas. ¿cuántas veces utilizamos esas mentiras piadosas en
circunstancias que consideramos poco importantes?: como el decir que
estamos avanzados en el trabajo, cuando aún no hemos comenzado, por la
suposición de que es fácil y en cualquier momento podemos estar al
corriente. Obviamente, una pequeña mentira, llevará a otra más grande y
así sucesivamente... hasta que nos sorprenden.
Incluso,
podemos inventar defectos o hacerlos más grandes en una persona, o
cuando ocultamos el enojo o la envidia que tenemos. Cuando, con aires de
ser "franco" o "sincero", decimos con facilidad los errores que
comenten los demás, mostrando lo ineptos o limitados que son.
No
obstante, la palabra no constituye el límite único y visible de este
valor, también se evidencia en nuestras actitudes. Como, por ejemplo,
cuando aparentamos ser una persona que no somos, (normalmente es según
el propósito que se persiga: trabajo, amistad, negocios, círculo
social...), existe una tendencia a mostrar una personalidad ficticia:
inteligentes, simpáticos, educados, de buenas costumbres... En este
momento viene a nuestra mente el viejo refrán que dice: "dime de que
presumes... y te diré de que careces"; gran desilusión causa el
descubrir a la persona como era en la realidad, alguna vez hemos dicho o
escuchado: "no era como yo pensaba", "creí que era diferente", "si
fuese sincero, otra cosa sería"...
Esto
nos demuestra que no sólo debemos decir la verdad para ser sinceros,
sino también actuar conforme a la verdad. Ello resulta un requisito
indispensable para la sinceridad.
Si
nos mostramos tal cual somos en la realidad, nos hace congruentes entre
lo que decimos, hacemos y pensamos. De esta manera, logramos el
conocimiento y la aceptación de nuestras cualidades, pero también de
nuestras limitaciones: los demás nos quieren y aceptan como somos.
Puede ocurrir que faltemos a la Sinceridad por descuido, utilizando las
típicas frases "creo que quiso decir esto...", "me pareció que con su
actitud lo que realmente pensaba era que ..." ; tal vez y con buena
intención, opinamos sobre una persona o un acontecimiento sin conocer
los hechos. Para ser sincero, debemos ser responsables en lo que
decimos, evitando dar rienda suelta a la imaginación o haciendo
suposiciones.
Para ser sincero
también se requiere "tacto", esto no significa encubrir la verdad o ser
vagos al decir las cosas. Cuando debemos decirle a una persona algo que
particularmente puede incomodarla, debemos ser conscientes que el
propósito de nuestro comentario es "ayudar", no hacerlo por disgusto o
porque "nos cae mal"; además debemos buscar el momento y lugar adecuados
para decírselo, esto último garantiza que la persona nos escuchará y
descubrirá nuestra buena intención de ayudarle a mejorar.
De
esta manera, la Sinceridad requiere valor, nunca se justificará el
dejar de decir las cosas para no perder una amistad o el buen concepto
que se tiene de nuestra persona. Si por ejemplo, es evidente que un
amigo trata mal a su esposa o a sus empleados, tenemos la obligación de
decírselo, señalando las faltas en las que incurre y el daño que
provoca, no solamente a las personas, sino a la buena convivencia que
debe haber.
Actuar de forma
sincera implica decir la verdad siempre, en todo momento, aunque le
cueste, sin temor al qué dirán. Vernos sorprendidos en la mentira es más
vergonzoso.
Además, si somos
sinceros aseguramos nuestras amistades, demostramos ser honestos con los
demás y con nosotros mismos, convirtiéndonos en personas dignas de
confianza por la veracidad que hay en nuestra conducta y nuestras
palabras. A medida que pasa el tiempo, esta norma se debe convertir en
una forma de vida, una manera de ser confiables en todo lugar y
circunstancia.
Compartido con mucho cariño,
Isolda
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LA ESPIRITUALIDAD MÁS EXPANDIDA ES EL AMOR EN VERDAD ILUMINADO CON VALORES APLICADOS.
SOCIEDAD BIOSÓFICA NICARAGUA
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LA ESPIRITUALIDAD MÁS EXPANDIDA ES EL AMOR EN VERDAD ILUMINADO CON VALORES APLICADOS.
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